Manuela Gómez, en los recientes Juegos Panamericanos de Santiago de Chile.
Foto: Panam Sports
La historia de Manuela Gómez con el canotaje es paradójica. Nacida y criada en la vereda La Magdalena, a las afueras del El Peñol, Antioquia, acompañaba a su padre casi todos los días a una finca cercana en la que trabajaba y la única forma para llegar era en una canoa, remando. “Desde niña tuve contacto con el agua, pero no me gustaba”, recuerda. Más de uno asumió que se enamoraría rápidamente del agua, pero no fue así: “Nunca aprendí a nadar. Siempre que quería hacerlo, me ahogaba y tragaba agua”.
Por Valentina Fajardo
Comunicadora social y periodista e historiadora con énfasis sociocultural de la Universidad Javeriana. Principal interés en la historia deportiva, el fútbol y el tenis.@valfajardomvfajardo@elespectador.com