María Isabel Urrutia, premio Vida y Obra El Espectador
El 20 de septiembre de 2000 en Sídney, Australia, quedó marcado para la historia del deporte nacional como la fecha en que por primera vez Colombia conquistó una medalla de oro olímpica.
Redacción Deportes
“Cuando subí al podio olímpico en el Centro de Convenciones de Sídney y mientras escuchaba el Himno nuestro, sólo pensaba. ‘Ay, Dios mío, pero qué hambre es esta que tengo’. Me sentía como en un torneo del barrio en mi municipio Candelaria (Valle), en uno cualquiera. Escribía María Isabel Urrutia Ocoró en El Espectador el día que Mariana Pajón se convertía en la segunda medallista olímpica en conseguir oro para Colombia.
Pero la historia se empezó a escribir el 20 de septiembre de 2000. Ese día quedó marcado para la historia del deporte nacional como la fecha en que por primera vez Colombia conquistó una medalla de oro olímpica. Sí, en Sídney, la vallecaucana, hoy de 51 años de edad, se subió en lo más alto del podio en la categoría de los 75 kilogramos en el levantamiento de pesas.
Este 2016, El Espectador le entregó el premio Vida y Obra, a María Isabel Urrutia. Este galardón es el reconocimiento que se le realiza a algunos de los deportistas y entrenadores que nos llenaron de gloria en el pasado y lo siguen haciendo en la actualidad.
María Isabel comenzó su camino como deportista en el atletismo en la especialidad de bala y disco, logrando también títulos nacionales e internacionales y participando en los Juegos Olímpicos de Seúl 1988. Desde 1989, por recomendación de un entrenador que le echó el ojo, cogió el camino de las pesas, consiguiendo en total 24 medallas en los campeonatos mundiales. Y en la primera aparición de las pesas en unos Olímpicos, en la rama femenina, hizo el esfuerzo titánico de bajar más de 20 kilos de peso para poder competir en la categoría de los 75, en la que tenía más posibilidades. Y ‘Marisa’ lo logró.
La vallecaucana no tiene ninguna foto del mejor momento de su carrera deportiva. “¡Yo no tengo ni una de recuerdo! Bueno, también debo decir que soy una persona de momentos, no me he quedado atada a ese momento. Sólo lo recuerdo cuando veo videos y me llaman”, seguramente, en esta gala del Deportista del Año de El Espectador y Movistar 2016, a María Isabel se le vendrá a la cabeza nuevamente el instante en el que puso a llorar de felicidad y orgullo a todo un país.
“Cuando subí al podio olímpico en el Centro de Convenciones de Sídney y mientras escuchaba el Himno nuestro, sólo pensaba. ‘Ay, Dios mío, pero qué hambre es esta que tengo’. Me sentía como en un torneo del barrio en mi municipio Candelaria (Valle), en uno cualquiera. Escribía María Isabel Urrutia Ocoró en El Espectador el día que Mariana Pajón se convertía en la segunda medallista olímpica en conseguir oro para Colombia.
Pero la historia se empezó a escribir el 20 de septiembre de 2000. Ese día quedó marcado para la historia del deporte nacional como la fecha en que por primera vez Colombia conquistó una medalla de oro olímpica. Sí, en Sídney, la vallecaucana, hoy de 51 años de edad, se subió en lo más alto del podio en la categoría de los 75 kilogramos en el levantamiento de pesas.
Este 2016, El Espectador le entregó el premio Vida y Obra, a María Isabel Urrutia. Este galardón es el reconocimiento que se le realiza a algunos de los deportistas y entrenadores que nos llenaron de gloria en el pasado y lo siguen haciendo en la actualidad.
María Isabel comenzó su camino como deportista en el atletismo en la especialidad de bala y disco, logrando también títulos nacionales e internacionales y participando en los Juegos Olímpicos de Seúl 1988. Desde 1989, por recomendación de un entrenador que le echó el ojo, cogió el camino de las pesas, consiguiendo en total 24 medallas en los campeonatos mundiales. Y en la primera aparición de las pesas en unos Olímpicos, en la rama femenina, hizo el esfuerzo titánico de bajar más de 20 kilos de peso para poder competir en la categoría de los 75, en la que tenía más posibilidades. Y ‘Marisa’ lo logró.
La vallecaucana no tiene ninguna foto del mejor momento de su carrera deportiva. “¡Yo no tengo ni una de recuerdo! Bueno, también debo decir que soy una persona de momentos, no me he quedado atada a ese momento. Sólo lo recuerdo cuando veo videos y me llaman”, seguramente, en esta gala del Deportista del Año de El Espectador y Movistar 2016, a María Isabel se le vendrá a la cabeza nuevamente el instante en el que puso a llorar de felicidad y orgullo a todo un país.