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Cerca de completar tres décadas de relación con la bicicleta, la corredora colombiana Mariana Pajón mantiene la “llama encendida” de una “adicción” que la ha convertido en leyenda: el deseo diario de ganar, de superarse.
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La reina del BMX aterriza en Santiago a sus cuartos Juegos Panamericanos con una doble misión: conquistar su tercer oro, tras los obtenidos en Guadalajara 2011 y Lima 2019, y sumar puntos para clasificarse a los Olímpicos de París 2024. Las justas en la capital francesa la encontrarán, de sellar el boleto, a punto de cumplir los 33 años y con “la meta máxima” de ganar su tercer oro olímpico (Londres 2012, Rio 2016).
Pero antes, dice en una entrevista con la AFP, piensa únicamente en la competición en Santiago, donde echará a rodar el sábado en la clasificación contrarreloj femenina para disputar las instancias finales el domingo en el Parque Peñalolén, a los pies de la Cordillera de los Andes.
“Estar aquí es un orgullo inmenso. Los Juegos Panamericanos son muy importantes para los atletas colombianos, para todos los del continente. Eso significa una gran responsabilidad y un gran sueño de subirse a lo más alto. Por ahora estamos aquí dando lo mejor, vuelta a vuelta y haciendo las cosas con el corazón”, afirma.
Más rápida, más veloz
A lo largo de su carrera la Hormiga Atómica, de 1,58 metros de estatura, ha atribuido sus múltiples conquistas al “vicio de ganar”, una fortaleza que bien pudo haber sido la razón para que compitiera, en algunas ocasiones, con fracturas en las extremidades.
“La adicción a ganar nunca se ha acabado, de lo contrario yo ya hubiera colgado mi ‘bici’. Yo hago esto y entreno todos los días para ser mejor, para ser más rápida, para ser más veloz, para ser mejor atleta y mejor persona”, señala.
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“Eso es lo que a mí me motiva día a día a seguir entrenando: seguir con la misma motivación desde que hago esto hace 28 años. Sigo teniendo esa misma llama encendida de querer dar lo mejor de mí, de dar el cien por ciento cada vez que me monto en mi ‘bici’, cada vez que puedo representar a Colombia”, agrega.
Nacida en Medellín el 10 de octubre de 1991, Pajón se subió a una bicicleta por primera vez a los tres años y un año más tarde comenzó su idilio con el BMX. Desde entonces se coronó campeona del mundo en 18 ocasiones.
Pese a su abultado palmarés, su figura legendaria puede agrandarse en caso de conquistar el metal dorado en Santiago, donde esta modalidad de dos ruedas celebrará su quinta edición panamericana.
La primera, la única cita en la que la colombiana no participó, fue en 2007. Luego ganó en 2011, se cayó en 2015 cuando lucía imbatible y se desquitó en 2019.
Paso a paso
Ya conquistó un récord Guinness como la mujer con más preseas olímpicas en esta disciplina (oros en Londres y Rio, plata en Tokio 2020), por lo que el triunfo bajo la mirada de los Andes la consolidaría como ama y señora del BMX en América.
“Estar tantos años, tantos ciclos olímpicos, en el top no es fácil. Estar todavía en este nivel, casi 13 años después (de mi primera participación), es increíble. Veo para atrás y digo ‘bueno, las cosas se han hecho muy bien, sigo haciendo lo que me apasiona’”, apunta.
Pero para llegar a lo alto una vez más deberá esforzarse, pues la sangre nueva pisará fuerte en suelo austral en los pedales de la promesa canadiense Molly Simpson, de 20 años, la colombiana Gabriela Bolle (22), la brasileña Paola Reis (24) y la estadounidense Daleny Vaughn (22).
“En América hay corredoras muy buenas. Siempre son niveles muy altos, de los mejores del mundo. Yo tengo una gran misión y es poder hacer unas vueltas muy constantes, hacer unas muy buenas partidas y estar tranquila con que estoy haciendo el trabajo bien”, sostiene.
Reverenciada en Colombia, un país muy aficionado por el ciclismo, especialmente el de ruta, por sus triunfos y carisma, Pajón asegura que “hay que seguir subiendo el nivel” para soñar con el oro en París.
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“Es una meta máxima, pero todavía no me quiero saltar el proceso”, asegura. “Esta vez lo estoy disfrutando paso a paso, con calma y haciendo las cosas bien”.
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