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Mariana Pajón: la reina del BMX y su tricampeonato panamericano

En una jornada brillante para Colombia en Santiago, la antioqueña ratificó que es la mejor de su deporte. Pajón apunta a sus cuartos Olímpicos consecutivos.

Fernando Camilo Garzón
23 de octubre de 2023 - 11:00 a. m.
Mariana Pajón, con su medalla de oro en Santiago 2023.
Mariana Pajón, con su medalla de oro en Santiago 2023.
Foto: EFE - Adriana Thomasa

Primer acto: ¡gloriosa! Mariana Pajón pasó la meta y alzó los brazos. No pudo mirar el horizonte porque, tras la victoria, no tuvo descanso. ¡Triunfo! ¡Oro! Ganó y llegó el aluvión: las cámaras, los abrazos, las fotos, las entrevistas, las firmas, los controles, la premiación y después, tras todo ese maratón de gente, el festejo, al final. Lo último, cuando ya no quedaba nadie. Resultaba más agobiante toda la atención que el cansancio.

El oro se prevenía. Olía desde antes de que la antioqueña aterrizara en Santiago. Por eso, todos estaban ahí, porque se esperaba que ganara con la misma ventaja con la que lo hizo. Solo perdió un heat, el último de la semifinal, y porque ya estaba muy relajada y con la clasificación en el bolsillo.

Mariana Pajón, la esperanza nacional en Santiago. Iba a ser la primera medalla dorada nacional de las justas, pero minutos antes de que saltara el partidor Walter Vargas dio un batacazo y tumbó al campeón olímpico en la crono de del ciclismo de ruta: Richard Carapaz. Vargas, oro panamericano.

Mire: Así quedó el medallero de los Panamericanos con los tres oros de Colombia

Jornada gloriosa para los pedalistas colombianos, que además sacaron dos bronces más en BMX. Uno con Gabriela Bollé y otro con Carlos Ramírez. Y ahí, en la pista de Santiago, Jorge Mauricio Vargas sacaba pecho del día brillante ante la prensa. “Es un inicio inesperado para Colombia, porque muchos no creían que fuéramos capaces”, decía el dirigente mientras el mismísimo presidente de la Unión Ciclística Internacional (UCI) se preparaba para entregarle la medalla dorada a Mariana Pajón.

Ella, ajena a cuanto la rodeaba, apenas daba abasto para responder cuánto abrazo, firma, foto o video le pidieron. No negó ni uno. Y entre la algarabía de la zona mixta, habló de la medalla: “Cada vez se pone la competencia más dura. El nivel cada vez es más alto. Y estas victorias solo te demuestra que no importa caerse, importa levantarse”.

Mariana Pajón: aprender a caerse

Segundo acto: la caída. Antes de la salida de cada carrera, el locutor pedía silencio. Parecía casi sacro y solo lo rompía un colombiano, que cuando corría Pajón gritaba: “¡Vamos Colombia!”. Pero, al sonar el pistoletazo venía el caos. Rock a todo volumen, saltos, velocidad, giros y caídas. El circuito de Santiago era más peligroso en la segunda curva que en la primera. La mayoría de accidentes se dieron en esa vuelta, antes de encarar el tramo definitivo. Mariana Pajón, no. Pasó sin sombras, sobrada en todos los enviones.

Sabe lo que es caerse, por supuesto. Lo supo en los Panamericanos de Toronto 2015, cuando se accidentó; también en Tokio, cuando una lesión, que la obligó a aprender a caminar de nuevo, parecía frustrar sus terceros Juegos Olímpicos. Se levantó y se llevó una plata, su tercera presea en las máximas justas. “Recuperarme fue un proceso lento y doloroso. No dormía. Fue frustrante porque pasé de ganar una medalla olímpica a aprender a caminar de nuevo. Cuatro meses después de la cirugía me dije: ‘Ya pude volver a caminar, ahora debo poder pedalear’. Me perdí muchas competencias. Entonces el reto principal es volver a tener esa potencia que siempre tuve en las carreras”, le dijo a El Espectador en ese entonces.

También: Tren al sur: las aspiraciones de Colombia en los Panamericanos de Santiago 2023

Ahora, en Santiago, volvió a hablar con este diario: “Caerse es lo más bonito. Sabe mejor ganar después de pasar por esas cosas. Eso hace más especial estas medallas y esa es la importancia de seguirlo intentando.

Mariana Pajón: levantarse y seguir andando

Tercer acto: París. Al hablar del futuro o el pasado no suena tan firme como cuando habla del ahora. La explicación es sencilla, se le ve en los ojos. Al mirar atrás, contiene las lágrimas, como si esa fuera su primera medalla. Como si no hubiese escuchado ese himno en muchos podios más. Y hacia el futuro: aspira. Como siempre lo hizo desde los tres años, cuando se subió a su primera bicicleta a competir en una pista al suroccidente de Medellín. El BMX vino a ser olímpico desde 2008 y esa fue la ilusión que dio vida a su impulso. Nada fue igual. Desde Londres, ocho años después de Beijing, Mariana Pajón se ha subido al podio. Es decir que, de las cuatro veces que el BMX ha estado en unos Olímpicos, la antioqueña ha subido tres veces por una medalla. Y dos de ellas de oro.

En Francia, París 2024, será la cuarta oportunidad. Y apunta a otra presea, que sería la cuarta al hilo; todo un ícono del deporte colombiano.

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“Es el objetivo que tengo siempre, no solo mío, sino de todo el equipo colombiano. Aspiramos a tener dos hombres y dos mujeres en París y todavía me queda mucha fuerza para seguir adelante”, aseguró la reina del BMX.

Finalizada la obra, en tres actos, la campeona olímpica se abrazaba a sus compañeros. Quería una foto con todos. A su lado, Carlos Ramírez, el otro bastión de siempre en el BMX, y Gabriela Bollé, que en cuanta entrevista dio habló de la influencia de su heroína: Mariana Pajón. Es la influencia de muchas. Sigue vigente, se mantiene de pie y sueña con París, la historia que está por escribir para el deporte colombiano.

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