Michael Phelps quiere agrandar su leyenda
El nadador estadounidense, que estará en tres pruebas individuales y un relevo en los Olímpicos, reafirmó que tras estas justas se retirará como profesional.
Redacción Deportiva
En Londres alcanzó la gloria. Se inmortalizó. Logró la suma de 18 oros olímpicos y estaba en el Olimpo de los deportistas. Nadie jamás había logrado colgarse 18 preseas doradas en la historia de los Juegos Olímpicos. Sin embargo todo lo que ganó no fue fácil. Meses antes de asistir a las justas sus días pasaban sin sentido, no quería ir a entrenar. No quería estar ahí. Todo era un sin sabor enorme. Nunca se planteó ningún objetivo. “Me dejaba llevar por las sensaciones de cada día. Si me levantaba por la mañana y me sentía demasiado cansado para salir de la cama, apagaba el despertador y me volvía a dormir”, dice en diálogo con El País de España.
Después de los ocho oros que logró en Beijing 2008 todo perdió sentido para el ‘Tritón de Baltimore’. “¿Ahora cuál es el reto?”, se preguntaba constantemente. Pero no era únicamente eso. Había más. “Había algo más que me quitaba las ganas de seguir en este deporte”, asegura en charla con Diego Torres del diario español. No obstante, sus problemas no pararon ahí. Después de Londres anunció su retiro “no más natación a nivel competitivo, no más reuniones de club. Definitivamente me retiraré de las competencias de natación”.
Su retiro duró dos años. En Mesa, Arizona, Phelps volvió a competir y su resultado no fue malo. Ganó los 100 metros mariposa con un tiempo de 52 segundos y 92 centésimas. Pero todo ya estaba roto. En agosto de 2014 fue sancionado por la federación de su país con seis meses de suspensión, además que le prohibieron participar en el Mundial que se llevó a cabo en Kazán en 2015. Ese episodio terminó con el nadador en la comisaría. “La había cagado y estaba bastante enojado conmigo mismo. Sabía cuál sería el desenlace”, agrega. Ese tiempo entre 2008 y 2014 se lo resumió a El País de la siguiente manera: “A veces sí que fui feliz. Tenía altibajos. Creo que buscaba la manera de terminar con mi carrera como nadador y emprender otra vida”.
Pero no fue así. Regresó y Río de Janeiro es el destino final del deportista olímpico más condecorado de todos los tiempos. “Estos Juegos serán distintos a todos los demás. La preparación que he hecho no tiene nada que ver. Para nosotros lo esencial fue elegir las pruebas en las que tendré más opciones. En 2012 pasamos por una experiencia desagradable en el 400 estilos y aprendimos. Eso siempre lo tuvimos en cuenta a la hora de determinar qué puedo hacer al máximo nivel”, resalta el nadador de Baltimore que además afirma que llega en buen nivel y deja de lado las presiones. “Las expectativas ajenas a veces te ayudan y a veces te dañan. Pero nadie me pone más presión que yo mismo. Sé que si llego a Río en las mejores condiciones posibles de preparación yo estaré contento”.
No tiene nada planeado para el retiro. Por ahora se concentra en su novia Nicole, con quien ha pasado por muchas cosas y con quien tuvo su primer hijo es algo que lo anima. “Me entusiasma que mi hijo pueda ver mis últimas carreras en unos Juegos. Es algo muy especial para los dos. Conservará este recuerdo para siempre”, dice. “Una vez que acabe mis competencias en Río será el momento de pasar página y pensar en algo nuevo. Si pudiera predecir lo que haré dentro de diez años haría un montón de dinero. Pero no puedo ver el futuro”, agregó.
Lo único que visualiza es estar con su hijo tanto como pueda para verlo crecer. Ser parte de su vida. Eso es algo que ha perseguido. Lo demás le da igual. “Aparte de eso, me gustaría continuar con mi proyecto de fabricación del que creo es el mejor bañador del mundo; y continuar enseñando a los niños a estar seguros en el agua”, finaliza el ‘Tritón de Baltimore’.
En Londres alcanzó la gloria. Se inmortalizó. Logró la suma de 18 oros olímpicos y estaba en el Olimpo de los deportistas. Nadie jamás había logrado colgarse 18 preseas doradas en la historia de los Juegos Olímpicos. Sin embargo todo lo que ganó no fue fácil. Meses antes de asistir a las justas sus días pasaban sin sentido, no quería ir a entrenar. No quería estar ahí. Todo era un sin sabor enorme. Nunca se planteó ningún objetivo. “Me dejaba llevar por las sensaciones de cada día. Si me levantaba por la mañana y me sentía demasiado cansado para salir de la cama, apagaba el despertador y me volvía a dormir”, dice en diálogo con El País de España.
Después de los ocho oros que logró en Beijing 2008 todo perdió sentido para el ‘Tritón de Baltimore’. “¿Ahora cuál es el reto?”, se preguntaba constantemente. Pero no era únicamente eso. Había más. “Había algo más que me quitaba las ganas de seguir en este deporte”, asegura en charla con Diego Torres del diario español. No obstante, sus problemas no pararon ahí. Después de Londres anunció su retiro “no más natación a nivel competitivo, no más reuniones de club. Definitivamente me retiraré de las competencias de natación”.
Su retiro duró dos años. En Mesa, Arizona, Phelps volvió a competir y su resultado no fue malo. Ganó los 100 metros mariposa con un tiempo de 52 segundos y 92 centésimas. Pero todo ya estaba roto. En agosto de 2014 fue sancionado por la federación de su país con seis meses de suspensión, además que le prohibieron participar en el Mundial que se llevó a cabo en Kazán en 2015. Ese episodio terminó con el nadador en la comisaría. “La había cagado y estaba bastante enojado conmigo mismo. Sabía cuál sería el desenlace”, agrega. Ese tiempo entre 2008 y 2014 se lo resumió a El País de la siguiente manera: “A veces sí que fui feliz. Tenía altibajos. Creo que buscaba la manera de terminar con mi carrera como nadador y emprender otra vida”.
Pero no fue así. Regresó y Río de Janeiro es el destino final del deportista olímpico más condecorado de todos los tiempos. “Estos Juegos serán distintos a todos los demás. La preparación que he hecho no tiene nada que ver. Para nosotros lo esencial fue elegir las pruebas en las que tendré más opciones. En 2012 pasamos por una experiencia desagradable en el 400 estilos y aprendimos. Eso siempre lo tuvimos en cuenta a la hora de determinar qué puedo hacer al máximo nivel”, resalta el nadador de Baltimore que además afirma que llega en buen nivel y deja de lado las presiones. “Las expectativas ajenas a veces te ayudan y a veces te dañan. Pero nadie me pone más presión que yo mismo. Sé que si llego a Río en las mejores condiciones posibles de preparación yo estaré contento”.
No tiene nada planeado para el retiro. Por ahora se concentra en su novia Nicole, con quien ha pasado por muchas cosas y con quien tuvo su primer hijo es algo que lo anima. “Me entusiasma que mi hijo pueda ver mis últimas carreras en unos Juegos. Es algo muy especial para los dos. Conservará este recuerdo para siempre”, dice. “Una vez que acabe mis competencias en Río será el momento de pasar página y pensar en algo nuevo. Si pudiera predecir lo que haré dentro de diez años haría un montón de dinero. Pero no puedo ver el futuro”, agregó.
Lo único que visualiza es estar con su hijo tanto como pueda para verlo crecer. Ser parte de su vida. Eso es algo que ha perseguido. Lo demás le da igual. “Aparte de eso, me gustaría continuar con mi proyecto de fabricación del que creo es el mejor bañador del mundo; y continuar enseñando a los niños a estar seguros en el agua”, finaliza el ‘Tritón de Baltimore’.