Miguel Angel Trejos mantiene intacta su ilusión olímpica
El vallecaucano, uno de los abanderados de la delegación nacional en los Panamericanos, se subió al segundo lugar del podio en los -80 kilogramos del Taekwondo, que ya bajó su telón en los Juegos Panamericanos, con tres medallas de plata y una de bronce para Colombia.
Fernando Camilo Garzón
El escenario había quedado vacío. ¡Silencio! Del bullicio, horas atrás ensordecedor, ya no quedaba nada. Y en las gradas, antes colmadas, ya no había casi nadie. Solo un par de personas que esperaban la salida de Miguel Ángel Trejos. Eran sus familiares y todavía comentaban la injusticia de la derrota: “Le robaron la pelea por darle el oro al estadounidense”.
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El escenario había quedado vacío. ¡Silencio! Del bullicio, horas atrás ensordecedor, ya no quedaba nada. Y en las gradas, antes colmadas, ya no había casi nadie. Solo un par de personas que esperaban la salida de Miguel Ángel Trejos. Eran sus familiares y todavía comentaban la injusticia de la derrota: “Le robaron la pelea por darle el oro al estadounidense”.
—¿Usted es periodista? —me preguntó Andrea Salas, la mamá— ¿Cierto que mi hijo es un gran luchador? ¡Es impresionante! No me gusta decirlo a mí, pues finalmente es mi hijo. Pero usted, que sí sabe, me lo puede decir. ¿Es bueno o no?
Su palmarés hacía sencilla la respuesta: doble medallista de oro en Juegos Bolivarianos, Juegos Suramericanos y vigente campeón en los Juegos Centroamericanos y del Caribe. En Lima 2019, los anteriores Juegos Panamericanos, también se llevó el título y ahora, en Santiago, se llevó la plata. Impresionantes números a los que habría que agregar el Mundial de Bakú este año, en el que hizo bronce y se convirtió en el único taekwondista colombiano de la historia que se ha subido a un podio.
—¡Es una bestia! —respondí, confiado de las estadísticas del abanderado colombiano, uno de los referentes de la delegación nacional en Santiago de Chile.
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—Pues es tan bueno —replicó ella— que, después de la pelea, Chungwon Choue (presidente de la Federación Mundial de Taekwondo) se acercó al camerino y lo condecoró. ¿Usted sabe lo que significa ese señor para los que siguen el taekwondo?
Ni me dio tiempo de pensar qué decir, pues de inmediato me reveló la respuesta: “¡Es una eminencia! ¿Y sabe lo que significa que él se acerque a Miguel Ángel y le diga que, para él, merecía haber ganado la pelea? Definitivamente, fue una injusticia”.
“Era un oro fijo con el que contaba Colombia”, decían los periodistas horas antes, cuando se consumó la derrota. Lo mismo que había pasado un día antes con Andrea Ramírez, otra derrota que terminó en plata para la colombiana y en oro para México.
En Santiago de Chile, el taekwondo colombiano ha sido uno de los bastiones de la delegación nacional. Además de esas dos platas, Colombia también consiguió una más gracias a Gloria Camila Mosquera y un bronce con Jhon Garrido.
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Y si bien la proyección en este deporte era de dos oros, el balance es positivo de cara a la clasificación olímpica en las próximas paradas panamericanas y mundiales. Por eso, para Miguel Ángel Trejos el escenario no fue tan caótico. Lo entendió, más bien, como un resultado normal de la pelea: “Quería el oro, el bicampeonato panamericano. Por eso venía. Sin embargo, esta medalla es muy importante para mí. El deporte es así y lo valioso es entenderlo de esa forma. Se vivió algo lindo y aprendí muchas cosas que tengo que corregir. Vienen cosas muy importantes y tengo que estar concentrado para lograr mi principal objetivo: la clasificación a los Juegos Olímpicos de París 2024″.
Persigue ese sueño desde que empezó en el deporte, inspirado por los mangas que vía en la televisión con su hermano Andrés, desde Dragon Ball Z e Inuyasha hasta Naruto. Comenzó practicando hapkido, pero la aspiración olímpica y la recomendación de un amigo lo hicieron cambiar de arte marcial.
También la falta de apoyo de los entes gubernamentales del Valle del Cauca a su anterior deporte, confiesa su mamá, pues en ese entonces era la familia la que apoyaba casi por completo los sueños olímpicos de Miguel Ángel Trejos, que desde pequeño ya viajaba por el mundo representando a Colombia en competencias internacionales.
—Imagínese que me robaron la bandera —me contó Andrea Salas—. La dejé ahí colgada y me fui a ver la pelea desde el otro lado. Cuando volví ya no estaba.
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La tela no le importaba, insistía la mamá de Trejos. Le dolía que esa bandera la había llevado a todos los países del mundo a los que había podido viajar para acompañar al taekwondista estrella de Colombia. “Voy cuando es acá, cerquita. Por ejemplo, a Bakú no. No podía ir hasta por allá. Pero, sí la llevé a Lima, cuando Miguel Ángel ganó el oro en los Panamericanos”.
Ese momento, uno de los más felices de su carrera, fue al mismo tiempo uno de los más duros, pues, siendo campeón panamericano, Trejos aspiraba a llegar a Tokio 2020. Y en el preolímpico se quedó a un paso de cumplir su sueño. Dolió, sobre todo, porque cuatro años antes le pasó lo mismo tras los Panamericanos de Toronto 2015, cuando su pase a Río 2016 también quedó frustrado en el último momento.
La esperanza se mantiene. Nunca desistió y Miguel Ángel Trejos espera cortar la mala racha en París 2024. “Siguen los Juegos Nacionales. Después iré a Manchester, la primera semana de diciembre, a competir en el Grand Prix, que es la última parada del calendario. Soy uno de los más opcionados para ir a los Juegos Olímpicos y espero que esta vez se me dé”.
El sol se ocultaba en la cordillera de los Andes, el centro del taekwondo, a unos metros del Estadio Nacional se cerraba y de ahí salía Trejos, abrazado de su mamá. Finalmente, apareció la bandera. La tomó alguien que creyó que la habían dejado botada. Pero volvió a las manos de Andrea Salas, que la seguirá llevando allí a donde su hijo represente a Colombia ante el mundo.
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