Miguel Tobón, la joven promesa del tenis colombiano
El tenista, de apenas 18 años y uno de los mejores del mundo en la categoría júnior, ha sido invitado a la Copa Davis y ha entrenado con el español Carlos Alcaraz, n.° 2 de la ATP.
Daniel Bello
Los colombianos llevamos años esperando esa raqueta número uno que esté figurando en lo alto del escalafón de la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP), y Miguel Tobón Jr. es uno de los candidatos a ocupar ese lugar. Todavía es joven y está en proceso de formación, pero lo mostrado en su aún temprana carrera es sobresaliente.
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Los colombianos llevamos años esperando esa raqueta número uno que esté figurando en lo alto del escalafón de la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP), y Miguel Tobón Jr. es uno de los candidatos a ocupar ese lugar. Todavía es joven y está en proceso de formación, pero lo mostrado en su aún temprana carrera es sobresaliente.
Ocupa el puesto 17 en el escalafón juvenil —jugadores de 18 años o menos— de la Federación Internacional de Tenis (ITF) y su proceso está en ascenso. “He trabajado mucho para llegar adonde estoy. Creo que lo que más me ha ayudado son mi pasión y la suerte de tener un gran equipo como mi familia y mis entrenadores”, reconoce Miguel, ganador de dos torneos ITF J3000 este año: uno en Medellín y otro en Lima (Perú).
Poco a poco va tomando más roce con la élite. De hecho, tuvo la oportunidad de entrenar con el español Carlos Alcaraz, número dos del mundo y ganador de cuatro títulos de Grand Slam, en la previa del Miami Open. “Fue muy lindo poder conocer a una persona tan grande en el mundo del tenis. Hice muy buena conexión y aprendí mucho de él, como la intensidad con la que entrena, el orden y la disciplina”.
La dinastía Tobón
Miguel Tobón Jr. nació y vive en Miami (Estados Unidos), pero se siente completamente colombiano. En su proceso ha sido clave una persona que hace parte de su vida familiar y deportiva: su padre, entrenador principal y tocayo, Miguel Tobón, quien fue profesional de finales de los años 80 a principios de los 2000. Su mejor posición en el escalafón de la ATP fue en abril de 1996, cuando se ubicó en la casilla 205. En esa década fue habitual en las convocatorias del equipo de Colombia en la Copa Davis. Jugó 23 series entre 1987 y 2001, tanto en sencillos como en dobles, modalidad en la que fue compañero frecuente del vallecaucano Mauricio Haddad.
Aunque su papá le hizo probar varios deportes, Miguel Jr. se hizo tenista, pues sabía que su lugar en el mundo era el rectángulo de 23,77 x 8,23 metros. “Toqué la raqueta porque quería. Mi papá tiene sus sueños y yo tengo los míos, entonces yo no tengo presión de nada”, reconoce aludiendo a su apellido, bien conocido por los seguidores del tenis nacional.
Además de Miguel Tobón Sr., el joven talento colombiano tiene el acompañamiento de otros entrenadores que como jugadores estuvieron en la élite, como el venezolano Nicolás Pereira —top 74 en 1997— y el argentino Javier Frana —30.° del mundo en 1995—. También ha aprendido de sus rivales en el circuito juvenil. “Me han ayudado a construir mi juego actual y ojalá sigamos así para llegar adonde yo quiero estar”. Cuenta además con el patrocinio de Le Coq Sportif, algo que lo inspira, pues la marca trabaja con tenistas de primer nivel como el argentino Sebastián Báez y el francés Richard Gasquet.
El norte de Miguel
Este año, Miguel Tobón hijo tuvo la oportunidad de competir en tres Grand Slams juveniles; en el Roland Garros fue donde obtuvo mejores resultados. Ese es el certamen donde más le ilusiona participar cuando se afiance en el profesionalismo, pues allí se consagró su mayor ídolo: el español Rafael Nadal, leyenda viviente del deporte blanco. Los dos tienen en común que sus mejores resultados han sido sobre el polvo de ladrillo.
Por su edad y crecimiento, Miguel está en plena transición hacia el circuito profesional. Se ha preparado toda su vida para este momento y ya ha dado los primeros pasos en esa dirección. “Una de mis metas de este año era agarrar mis primeros puntos ATP y lo hice”. Las sensaciones son positivas. Viene de jugar un J500 en Osaka (Japón) en el que quedó semifinalista y apunta a meterse en el top 10 de la categoría júnior antes de terminar el año.
De a poco va ganando más roce con la élite. Por ejemplo, fue convocado por Alejandro Falla —extenista al que admira mucho— para integrar el equipo colombiano de Copa Davis en la serie contra Japón, realizada en agosto en el Ariake Coliseum de Tokio. “Fue una experiencia muy linda y me sentí orgulloso de representar al país”.
Sobre la huella que quiere dejar en el tenis colombiano, Tobón asegura que trabaja para ser no solo la mejor raqueta en la historia de nuestro país, sino que quiere ir más allá y apuntar a lo más alto: sueña con quedar en la memoria de todos los aficionados del deporte blanco. Su camino apenas arranca.
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