Mochamp, otro gran ejemplo para el deporte colombiano
Aunque no tiene mano izquierda, juega golf desde los cinco años. Se prepara para su debut internacional, en un par de torneos en Estados Unidos.
Pedro Mendoza
Adolfo Gómez es monteriano y como buen costeño sabe reírse de sí mismo. Convirtió un infortunio en oportunidad e hizo del deporte su pasión y felicidad. Por estos días se prepara para jugar dos de los torneos más importantes de golf adaptado en Estados Unidos. La razón: solo tiene una mano.
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Adolfo Gómez es monteriano y como buen costeño sabe reírse de sí mismo. Convirtió un infortunio en oportunidad e hizo del deporte su pasión y felicidad. Por estos días se prepara para jugar dos de los torneos más importantes de golf adaptado en Estados Unidos. La razón: solo tiene una mano.
Con un carácter admirable y mucha personalidad, advierte al comenzar la charla con El Espectador: “Soy mocho y me dicen Mochamp, por mi capacidad de ganar". Está en Houston, en donde se prepara para participar en el Conquerors Paragolf Championship. Luego irá al Ping US Disabled Open Presented by PGA of America, en Florida. Serán sus dos primeros retos internacionales, en los que, más que ganar, espera abrirles las puertas a más jugadores colombianos con algún tipo de discapacidad.
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“Cuando me paro frente a una bola de golf no soy el pegador más largo, pero en el ‘fairway’, siempre seré imbatible. El juego corto es mi fortaleza y una vez en el ‘green’ tengo la capacidad de embocar desde todos los puntos, eso acaba mentalmente a tu competidor. A mí en el juego mental difícilmente me ganan”.
El golf adaptado es un deporte relativamente nuevo. Lo practicar personas con discapacidad física o cognitiva como un proceso de inclusión. En países como España, por ejemplo, la Federación de Golf forma profesionales para competir a escala nacional e internacional. Allá existen 36 escuelas en 15 comunidades autónomas, según el portal Discapnet.
En esta especialidad hay referentes, como Brandon Canesi, quien nació sin manos y juega al golf a su manera. “Un tipo sin manos no tiene por qué ser realmente bueno jugando al golf, así que pensé que era algo único y que iba a convertirlo en mi vida solo por lo apasionante que me resultaba el juego”, le dijo hace poco a CNN.
En Colombia es poco o nada lo que se hace por el golf adaptado. Adolfo Gómez busca reconocimiento y apoyo para quienes lo quieran practicar. “Infortunadamente aquí pensamos en fútbol, nunca en béisbol y obviamente menos en golf, entre otras cosas porque piensan que es un deporte elitista, algo que no es cierto”, dice Mochamp.
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Gómez tiene 38 años, fue a la universidad y se graduó de abogado. Tiene especialización y es un reconocido empresario que siempre ha tenido el apoyo de su familia.
Nació sin la mano izquierda a consecuencia de una banda amniótica (un daño en parte de la placenta) en el momento de la gestación. En la escuela era un alumno como los demás. Recuerda que sus compañeros le preguntaban cómo hacía para amarrarse los zapatos con una sola mano. Y desde entonces se ha dedicado a enseñarle a la gente que todo se puede.
Comenzó a jugar en el Club Montería Jaraguay Golf. Creció entre compases vallenatos, palos, hoyos y trampas de arena, pero sobre todo con la alegría propia del Caribe colombiano y los sonidos del acordeón. Hace rato perdió la cuenta de las parrandas que se ha gozado. Sin embargo, con el deporte es dedicado y disciplinado. Entrena y cuida su estado físico, sin importar la hora o las condiciones de tiempo. “Es el deporte más inclusivo que hay. Me permitió crecer y superar mis límites. Lo más bonito es que pude llevarme toda esa sensación de capacidad a otros aspectos de mi vida”.
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En sus competencias siempre lleva un león de peluche en su bolsa con los palos, una especie de agüero que lo acompaña. Ese pequeño muñeco es su confidente, lo escucha y a veces hasta le puede indicar qué palo usar para el próximo golpe. Como ese que le valió un hoyo en uno por allá en 2012. “Fue en el hoyo 5 del Club Jaraguay, de 160 yardas, pegué con un hierro 6 y la bola dibujó un ‘fade’ perfecto en el aire, cayó en el ‘green’, justo pasando el búnker de la izquierda, rodó y desapareció. Estaba jugando con Mauricio Ruiz y él fue quien gritó: ‘Adolfo, ¡se metió!’, y todos lo celebramos. Una alegría indescriptible”.
Pero ahora quiere probar su talento en otro nivel. Se prepara para debutar internacionalmente en Estados Unidos. “Para poder afrontar este reto competitivo y hacer un buen papel tengo que exigirme más. En Colombia no encontré los espacios idóneos para eso. Acá se entrena con tecnología, muchos datos, muchos números que ayudan a mejorar”.
En abril jugará en Tucson, Arizona, el Conquerors Paragolf Championship, organizado por la fundación TIU4ALL. Y en mayo estará en la competencia más importante de Estados Unidos: el Ping US Disabled Open Presented by PGA of America, en Port St. Lucie, Florida.
En esos torneos buscará puntos para el escalafón mundial WR4GD, certificado por la Asociación Europea de Golf Discapacitado (EDGA). Se enfrentará a más de 90 de los mejores golfistas del mundo con discapacidades y, sobre todo, izará la bandera de Colombia.
“No necesariamente vengo a ganar, vengo a abrir puertas para todos los que vienen detrás. Si bien yo practico y entreno para ser el mejor, entiendo que puede haber muchos mejores que yo. Se está creando un camino para que otros colombianos vengan y para ellos el camino sea más fácil”.
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