Moisés Fuentes y Fabio Torres: entre medallas y solidaridad
Son bondadosos con personas con discapacidad y de escasos recursos y este domingo le dieron nuevas preseas paralímpicas a Colombia.
El 13 octubre de 1992, Moisés Fuentes estaba con su hermano en Santa Marta. Fue el día más triste de su vida. Sufrieron un atentado, su mejor amigo de la existencia murió tras recibir un disparo en el cerebro y él, a los 17 años, quedó parapléjico por una lesión medular en las vértebras 9 y 10.
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Fue duro superar aquel episodio, pero, con la gallardía de los seres que están hechos para triunfar, lo logró. Se rodeó de buenas influencias y unos amigos que experimentaban las mismas condiciones lo invitaron a jugar baloncesto en silla de ruedas. Al comienzo lo tomó como una terapia. Después, gracias a su esfuerzo, se convertiría en un histórico del deporte colombiano.
En 1999, Moisés comenzó su camino en la natación. En esa disciplina se ha destacado en la prueba de los cien metros pecho categoría S4. Consiguió medallas de bronce en los Juegos Paralímpicos de Pekín 2008 y Río de Janeiro 2016, y de plata en Londres 2012 y Tokio 2020, cuya gesta fue este domingo. “El deporte me dio una segunda vida”, manifestó alguna vez.
En esa vida, además de acumular victorias, se dedica a ser solidario con las personas menos favorecidas. Desde que comenzó la pandemia, decidió que debía hacer algo al respecto.
“Decidí ayudar a todas las personas con discapacidad que tuvieran alguna dificultad para afrontar los días en casa. Con mis propios recursos logré llegar a veinte familias. Sin embargo, fue ahí cuando comencé a pensar en toda la gente que faltaba o quedaría por fuera; entonces, hicimos una campaña con un reto solidario, en el que la meta era llegar a cien familias”, expresó Fuentes.
(La sangre y el agua de Miguel Ángel Rincón)
Este artículo continúa con las palabras de Fabio Torres, quien fue abanderado de la delegación colombiana en la ceremonia inaugural de las Paralimpiadas: “En mi caso, fui víctima de una mina antipersonal y mi consejo es que no se dejen derrotar. Es difícil, pero la vida sigue y si Dios te da una oportunidad para vivir es porque tienes muchas cosas para hacer”.
Fabio perteneció al Ejercito Nacional y representó a las fuerzas militares en varias competencias. Practicó voleibol sentado y natación, pero se decidió por el levantamiento de pesas. “Para levantar un peso de 225 kilos toca exigirse uno mismo; no me gusta hacer las cosas mal, para eso entreno a diario”, expresó.
Este domingo en la capital de Japón levantó 221 kilogramos y se quedó con su primera medalla paralímpica. Con el bronce en su pecho dijo: “Hace cinco años me blanqueé, pero después hemos conseguido buenas victorias y la competencia de hoy para mí fue lo máximo. Con la fe en Dios, la sacamos del estadio”.
(Siguen los triunfos: tres nuevas medallas para Colombia en los Juegos Paralímpicos)
Festejó al ritmo de salsa choke, uno de sus géneros musicales favoritos, y a sus pensamientos llegaron las imágenes de las personas a las que ha ayudado con su fundación Amor y Vida, con la cual les ha dado alimentación a niños de escasos recursos y sus familias.
“En el transcurso del aislamiento, pude llegar a cincuenta hogares; pero el reto está en seguirlo en compañía de todas las personas que se deseen vincular. Siempre estoy motivado, porque este tipo de acciones me dan fuerza y alegría, y me llenan como ser humano. Con la fundación, lo que busco es ayudar a la niñez y a personas en condición de discapacidad, hasta que Dios me lo permita. Incluso, cuando yo ya no esté, quiero que mi familia siga con esta bonita iniciativa”, concluyó Torres, quien también se alegró por la presea conseguida por otro de sus compatriotas.
Jean Carlos Mina se quedó con la presea de bronce en la prueba de atletismo de los cien metros planos categoría T13. Terminó de competir y sus lágrimas estuvieron acompañadas por la bandera tricolor, que fue puesta en alto gracias a estos tres nuevos medallistas paralímpicos.
El 13 octubre de 1992, Moisés Fuentes estaba con su hermano en Santa Marta. Fue el día más triste de su vida. Sufrieron un atentado, su mejor amigo de la existencia murió tras recibir un disparo en el cerebro y él, a los 17 años, quedó parapléjico por una lesión medular en las vértebras 9 y 10.
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Fue duro superar aquel episodio, pero, con la gallardía de los seres que están hechos para triunfar, lo logró. Se rodeó de buenas influencias y unos amigos que experimentaban las mismas condiciones lo invitaron a jugar baloncesto en silla de ruedas. Al comienzo lo tomó como una terapia. Después, gracias a su esfuerzo, se convertiría en un histórico del deporte colombiano.
En 1999, Moisés comenzó su camino en la natación. En esa disciplina se ha destacado en la prueba de los cien metros pecho categoría S4. Consiguió medallas de bronce en los Juegos Paralímpicos de Pekín 2008 y Río de Janeiro 2016, y de plata en Londres 2012 y Tokio 2020, cuya gesta fue este domingo. “El deporte me dio una segunda vida”, manifestó alguna vez.
En esa vida, además de acumular victorias, se dedica a ser solidario con las personas menos favorecidas. Desde que comenzó la pandemia, decidió que debía hacer algo al respecto.
“Decidí ayudar a todas las personas con discapacidad que tuvieran alguna dificultad para afrontar los días en casa. Con mis propios recursos logré llegar a veinte familias. Sin embargo, fue ahí cuando comencé a pensar en toda la gente que faltaba o quedaría por fuera; entonces, hicimos una campaña con un reto solidario, en el que la meta era llegar a cien familias”, expresó Fuentes.
(La sangre y el agua de Miguel Ángel Rincón)
Este artículo continúa con las palabras de Fabio Torres, quien fue abanderado de la delegación colombiana en la ceremonia inaugural de las Paralimpiadas: “En mi caso, fui víctima de una mina antipersonal y mi consejo es que no se dejen derrotar. Es difícil, pero la vida sigue y si Dios te da una oportunidad para vivir es porque tienes muchas cosas para hacer”.
Fabio perteneció al Ejercito Nacional y representó a las fuerzas militares en varias competencias. Practicó voleibol sentado y natación, pero se decidió por el levantamiento de pesas. “Para levantar un peso de 225 kilos toca exigirse uno mismo; no me gusta hacer las cosas mal, para eso entreno a diario”, expresó.
Este domingo en la capital de Japón levantó 221 kilogramos y se quedó con su primera medalla paralímpica. Con el bronce en su pecho dijo: “Hace cinco años me blanqueé, pero después hemos conseguido buenas victorias y la competencia de hoy para mí fue lo máximo. Con la fe en Dios, la sacamos del estadio”.
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Festejó al ritmo de salsa choke, uno de sus géneros musicales favoritos, y a sus pensamientos llegaron las imágenes de las personas a las que ha ayudado con su fundación Amor y Vida, con la cual les ha dado alimentación a niños de escasos recursos y sus familias.
“En el transcurso del aislamiento, pude llegar a cincuenta hogares; pero el reto está en seguirlo en compañía de todas las personas que se deseen vincular. Siempre estoy motivado, porque este tipo de acciones me dan fuerza y alegría, y me llenan como ser humano. Con la fundación, lo que busco es ayudar a la niñez y a personas en condición de discapacidad, hasta que Dios me lo permita. Incluso, cuando yo ya no esté, quiero que mi familia siga con esta bonita iniciativa”, concluyó Torres, quien también se alegró por la presea conseguida por otro de sus compatriotas.
Jean Carlos Mina se quedó con la presea de bronce en la prueba de atletismo de los cien metros planos categoría T13. Terminó de competir y sus lágrimas estuvieron acompañadas por la bandera tricolor, que fue puesta en alto gracias a estos tres nuevos medallistas paralímpicos.