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La japonesa Naomi Osaka, número 3 del mundo, conquistó este sábado el Abierto de Australia al derrotar a la estadounidense Jennifer Brady (24ª) 6-4, 6-3, logrando así, a sus 23 años, un cuarto título de Grand Slam en otras tantas finales disputadas.
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Osaka, que sólo vivió ciertos momentos de duda en la segunda mitad del primer set, no dio opciones a Brady.
La antigua número 1 del mundo, que se había adjudicado asimismo el US Open 2018 y 2020, y el Abierto de Australia en 2019, ocupará el lunes el segundo puesto en la clasificación WTA. Brady, por su parte, ascenderá al puesto 13 del mundo, su mejor clasificación hasta el momento.
Sin jugar su mejor tenis, la nipona demostró estar varios escalones por encima de su rival. Mientras que en su enfrentamiento precedente, en semifinales del último US Open, Osaka se impuso en un partido disputado 7-6, 3-6, 6-3, la final de este sábado fue de sentido único.
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Y eso que la estadounidense llegó a tener una bola de break para colocarse 5-4, pero no logró concluir. Osaka quería cerrar el partido por la vía rápida y en el segundo set se puso con un 4-0 a favor.
Brady no bajó los brazos y logró acercarse con una rotura de servicio en el quinto juego, pero Osaka estaba segura de su victoria y la logró asegurando el servicio.