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La japonesa Naomi Osaka se convirtió este viernes en la primera figura del tenis en encender un pebetero olímpico, en la inauguración de los Juegos de Tokio, un reconocimiento que recibe tras los meses más complicados de su fulgurante carrera.
(Nadia Comaneci, la gimnasta perfecta que escapó del comunismo)
La número dos del ranking mundial fue la elegida para ejercer de última relevista en el Estadio Olímpico y encender el majestuoso pebetero frente a unas gradas prácticamente vacías a causa de la pandemia de coronavirus.
“Sin duda es el mayor logro deportivo y honor que tendré en mi vida”, agradeció después Osaka a través de Twitter. “No tengo palabras para describir los sentimientos que tengo en este momento, pero sí sé que estoy llena de agradecimiento y gratitud”.
En el secreto mejor guardado de este tipo de ceremonias, Japón apostó por conceder el protagonismo a una de las nuevas grandes estrellas del deporte mundial, ganadora de cuatro Grand Slams con solo 23 años y muy popular especialmente en redes sociales.
Nacida el 16 de octubre de 1997 en la ciudad japonesa de Osaka, Naomi abandonó el país asiático a los tres años para instalarse en Nueva York con su padre de origen haitiano, Leonard François, su madre japonesa, Tamaki, y su hermana Mari.
Pese a defender deportivamente a Japón, sigue viviendo en Estados Unidos y posee la doble nacionalidad.
Tres años atrás inauguró un palmarés que suma dos títulos del Abierto de Estados Unidos (2018 y 2020) y del de Australia (2019 y 2021).
El año pasado venció a su timidez para ser la primera figura de su deporte en dar un paso adelante para protestar contra el crimen del afroestadounidense George Floyd y unirse al parón que protagonizaron los jugadores de la NBA y otras ligas.
La saluda mental
Este año, Osaka impulsó el debate sobre los desafíos de salud mental en el deporte de élite.
En el marco de su participación en Roland Garros dio a conocer sus problemas de ansiedad y depresión durante su carrera y acabó retirándose del torneo tras ser multada por negarse a conceder ruedas de prensa.
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“No estoy cómoda hablando en público y siento una inmensa ansiedad cuando debo dirigirme a la prensa mundial”, aseguró.
Con su perfil mestizo y sus precoces logros, Osaka ha suscitado un enorme interés en los últimos años de grandes marcas, que la convirtieron el año pasado en la deportista mujer mejor pagada a nivel mundial.
En su país es también un símbolo de las reivindicaciones a favor de los “hafu”, palabra que deriva del término mitad y con la que se refieren a los mestizos.
Los hijos de matrimonios mixtos, que representan apenas un 2% de los nacimientos anuales en Japón, todavía sufren fuertes prejuicios raciales, como lo ilustra la propia historia de los padres de Osaka, cuya unión fue difícilmente aceptada por la familia de su madre.