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Para Nelson Crispín estar de pie en un podio, de alguna manera, se convirtió en un acto rutinario. Las medallas, los reconocimientos a sus buenas temporadas y las invitaciones a premios como el del Deportista del Año de El Espectador y Movistar son situaciones a las que este nadador santandereano ya se acostumbró.
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Crispín nació en Floridablanca hace 31 años y comenzó su carrera deportiva por casualidad, pues a los 14 años —cuando atravesaba un proceso de aceptación consigo mismo por sufrir de acondroplasia, condición que no le permitió crecer más allá del 1,35 metros de estatura—, acompañó a su hermano a una piscina olímpica de Bucaramanga, en donde un entrenador le extendió una invitación que, sin saberlo, sería la puerta de entrada a decenas de trofeos y medallas.
En los últimos días, viene de ser uno de los deportistas más laureados de los Juegos Paranacionales Eje Cafetero 2023. Dominó de principio a fin la mayoría de las pruebas en las que compitió, tanto así que se colgó 12 metales en el cuello. Su hazaña en las piscinas de Armenia cobra mayor mérito si se tiene en cuenta el valor de las preseas conquistadas, pues 10 de ellas eran de oro, además de una plata y un bronce. Por causa de él y los demás integrantes de la delegación santandereana, como Carlos Daniel Serrano y Miguel Ángel Rincón, el himno de su departamento se escuchó varias veces al día en las justas colombianas.
Para Crispín, su gran rendimiento y el de sus paisanos “se debe a la preparación de los entrenadores del departamento y las ganas que tenemos los santandereanos, nuestra dedicación de cada día”. Fuera del país también ha sabido disfrutar de la consagración en más de una ocasión, sobre todo en los escenarios más prestigiosos de la natación adaptada.
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Sus resultados en el Eje Cafetero no sorprendieron a quienes lo vieron en los Parapanamericanos de Santiago de Chile, donde Colombia fue la tercera mejor delegación. Allá ganó siete medallas en las ocho pruebas en las que compitió: tres oros, dos platas, dos bronces en relevos y un cuarto lugar.
En el Campeonato Mundial de Paranatación, la cita más importante del año, celebrada en agosto pasado en Mánchester (Reino Unido), Nelson no desentonó y se coronó campeón del mundo en los 200 metros combinados. En la previa, su ambición no se detenía en conseguir el oro, sino que deseaba dejar una huella. El reflejo de eso fue el récord mundial que estableció con dicha victoria.
Su gran desempeño en territorio británico lo hizo merecedor de un cupo en los Juegos Paralímpicos de París 2024, su principal horizonte en la actualidad. “Quiero llegar a París bien preparado para mejorar los resultados obtenidos en Tokio 2020. Voy por un buen camino y el récord me da esa base para seguir trabajando más fuerte”.
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En cada paralimpiada Nelson ha mostrado una mejor versión y por eso no es para nada subjetivo decir que está en una curva ascendente rumbo a la gloria. Debutó en las justas de Londres 2012, donde se quedó cerca de su primera medalla con un cuarto lugar, pero se devolvió a Colombia con las manos vacías.
Ya en Río de Janeiro 2016 se colgó sus primeras preseas. Fueron tres, todas plateadas, pero eso no era todo, porque aún le faltaba pararse en el escalón más alto del podio del magno evento deportivo. La consagración llegó por fin en Tokio 2020, cuando se adueñó del oro en los 200 metros estilos SM6, con récord del mundo incluido. Además de ese logro, se fue de Japón con otras tres preseas de plata, para un total de siete medallas paralímpicas.
“Voy subiendo, haciendo ese proceso y espero no perder el ascenso de esa curva de rendimiento en París 2024”, subraya Crispín, para quien la mayor competencia es superarse a sí mismo.
Cada justa fue mejor que la anterior y con sus buenos resultados se ha ganado cada vez más admiración y respeto. Habla con la seguridad que dan los triunfos y la experiencia y la convicción de que los juegos de la capital francesa serán un mayor motivo de celebración.
Sus resultados demuestran que ha hecho bien las cosas, pero aún quiere más. Si se hubiera conformado, quizás hoy no tendría tantos logros como los que ha cosechado. Siempre hay espacio para más.
