Nelson Crispín y su largo camino al oro paralímpico
Gracias al nadador santandereano de 29 años, por fin sonó nuestro himno nacional en territorio japonés. “Vienen más medallas”, pronostica.
Durante 15 años Nelson Crispín soñó con escuchar el himno nacional de Colombia subido en el primer lugar del podio en unos Juegos Paralímpicos. Y ayer lo consiguió. Se impuso en la prueba de los 200 metros combinados en Tokio 2020 y se colgó la presea dorada que anhelaba desde que comenzó a nadar en Bucaramanga, por allá en 2006.
Nelson nació en Floridablanca (Santander), el 10 de marzo de 1992. Llegó al deporte por casualidad. Un día fue a acompañar a su hermano José Alfredo a hacer unas pruebas para ingresar a la Policía y allí se encontró al técnico William David Jiménez, quien le propuso enseñarle a nadar.
En contexto: Así fue el oro de Nelson Crispín en los Juegos Paralímpicos de Tokio
Los médicos le habían sugerido realizar algún tipo de actividad física para distraerse y superar la timidez que le generaba la acondroplasia, que es el tipo más común de enanismo. El objetivo no era volverse un campeón, sino aprender a relacionarse mejor y sin complejos con las demás personas.
Pero en su 1,35 metros de estatura había mucho talento, además de fortaleza mental y disciplina. Como no era posible seguir algún tratamiento con hormonas de crecimiento, pues podría causarle malformaciones, Nelson se refugió en el deporte. Mientras aprendía a nadar, también practicaba fútbol y baloncesto en la Normal Superior de Piedecuesta, en donde estudió el bachillerato.
Pero apenas comenzó a competir en las piscinas descubrió su vocación. Los Juegos Paranacionales de 2008, en el Valle del Cauca, le abrieron las puertas a la selección nacional y entendió que la natación le podía cambiar la vida. Y así fue. Desde entonces ha lo grado más de un centenar de victorias en diferentes eventos del ciclo paralímpico, así como en campeonatos mundiales. Ha conocido “medio mundo” y ha logrado el bienestar económico.
En los Juegos Paralímpicos de Londres 2012 quedó a pocas centésimas de colgarse una medalla, pero en vez de lamentarse y darse por vencido, siguió trabajando con mayor empeño para subir al podio que ya no veía tan lejos como antes.
Lo logró cuatro años después, en Río de Janeiro, en donde obtuvo tres medallas de plata. Aunque semejante hazaña le dejó un sabor agridulce, porque quería un oro. Después de ser multimedallista en los Parapanamericanos de Lima y el Mundial de 2019, enfocó su preparación en Tokio 2020. Y a pesar de la pandemia y un año de aplazamiento, llegó a la capital japonesa en la mejor forma.
En su primera aparición, le eliminatoria de los 200 metros combinados, anunció su hazaña al terminar con el mejor registro y en la final lo confirmó con el primer lugar y un nuevo récord mundial: 2:38,12 centésimas, para superar ampliamente al ruso Andrei Granichka, segundo, y al chino Hongguang Jia, tercero.
Le puede interesar: Todo lo que necesita saber de los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020.
“Realmente me siento muy feliz. Llevo muchos años trabajando por esta medalla y hoy se me dio la oportunidad de lograrla. Agradecido siempre con Dios, con mi familia, con mi novia, con toda la gente del Comité Paralímpico Colombiano, que tanto nos apoyo. Con los fisioterapeutas, médicos y nutricionistas, con todos. Les dedico este triunfo porque es también es de ellos”, aseguró justo después de salir del agua.
“Estoy muy orgulloso de haber nacido en Santander. Ahora tengo que seguir trabajando día a día para seguir dándole alegrías al país. Vienen más medallas”, agregó el nadador, quien en los próximos días participará en tres pruebas más, los 100 metros pecho, los 50 metros mariposa y los 100 metros libres.
Colombia tiene 69 deportistas en los Paralímpicos de Tokio y aspira a lograr cerca de 30 preseas, para superar las 17 (dos de oro, cinco de plata y 10 de bronce) que obtuvo en Río 2016. En las primeras jornadas de las justas obtuvieron diplomas, que se les otorgan a los ocho primeros en cada competencia: los ciclistas Paula Ossa y Alejandro Perea; los nadadores Sara Vargas, María Paula Barrera y Luis Eduardo Rojas, y la pesista Aura Cristina Poblador.
Durante 15 años Nelson Crispín soñó con escuchar el himno nacional de Colombia subido en el primer lugar del podio en unos Juegos Paralímpicos. Y ayer lo consiguió. Se impuso en la prueba de los 200 metros combinados en Tokio 2020 y se colgó la presea dorada que anhelaba desde que comenzó a nadar en Bucaramanga, por allá en 2006.
Nelson nació en Floridablanca (Santander), el 10 de marzo de 1992. Llegó al deporte por casualidad. Un día fue a acompañar a su hermano José Alfredo a hacer unas pruebas para ingresar a la Policía y allí se encontró al técnico William David Jiménez, quien le propuso enseñarle a nadar.
En contexto: Así fue el oro de Nelson Crispín en los Juegos Paralímpicos de Tokio
Los médicos le habían sugerido realizar algún tipo de actividad física para distraerse y superar la timidez que le generaba la acondroplasia, que es el tipo más común de enanismo. El objetivo no era volverse un campeón, sino aprender a relacionarse mejor y sin complejos con las demás personas.
Pero en su 1,35 metros de estatura había mucho talento, además de fortaleza mental y disciplina. Como no era posible seguir algún tratamiento con hormonas de crecimiento, pues podría causarle malformaciones, Nelson se refugió en el deporte. Mientras aprendía a nadar, también practicaba fútbol y baloncesto en la Normal Superior de Piedecuesta, en donde estudió el bachillerato.
Pero apenas comenzó a competir en las piscinas descubrió su vocación. Los Juegos Paranacionales de 2008, en el Valle del Cauca, le abrieron las puertas a la selección nacional y entendió que la natación le podía cambiar la vida. Y así fue. Desde entonces ha lo grado más de un centenar de victorias en diferentes eventos del ciclo paralímpico, así como en campeonatos mundiales. Ha conocido “medio mundo” y ha logrado el bienestar económico.
En los Juegos Paralímpicos de Londres 2012 quedó a pocas centésimas de colgarse una medalla, pero en vez de lamentarse y darse por vencido, siguió trabajando con mayor empeño para subir al podio que ya no veía tan lejos como antes.
Lo logró cuatro años después, en Río de Janeiro, en donde obtuvo tres medallas de plata. Aunque semejante hazaña le dejó un sabor agridulce, porque quería un oro. Después de ser multimedallista en los Parapanamericanos de Lima y el Mundial de 2019, enfocó su preparación en Tokio 2020. Y a pesar de la pandemia y un año de aplazamiento, llegó a la capital japonesa en la mejor forma.
En su primera aparición, le eliminatoria de los 200 metros combinados, anunció su hazaña al terminar con el mejor registro y en la final lo confirmó con el primer lugar y un nuevo récord mundial: 2:38,12 centésimas, para superar ampliamente al ruso Andrei Granichka, segundo, y al chino Hongguang Jia, tercero.
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“Realmente me siento muy feliz. Llevo muchos años trabajando por esta medalla y hoy se me dio la oportunidad de lograrla. Agradecido siempre con Dios, con mi familia, con mi novia, con toda la gente del Comité Paralímpico Colombiano, que tanto nos apoyo. Con los fisioterapeutas, médicos y nutricionistas, con todos. Les dedico este triunfo porque es también es de ellos”, aseguró justo después de salir del agua.
“Estoy muy orgulloso de haber nacido en Santander. Ahora tengo que seguir trabajando día a día para seguir dándole alegrías al país. Vienen más medallas”, agregó el nadador, quien en los próximos días participará en tres pruebas más, los 100 metros pecho, los 50 metros mariposa y los 100 metros libres.
Colombia tiene 69 deportistas en los Paralímpicos de Tokio y aspira a lograr cerca de 30 preseas, para superar las 17 (dos de oro, cinco de plata y 10 de bronce) que obtuvo en Río 2016. En las primeras jornadas de las justas obtuvieron diplomas, que se les otorgan a los ocho primeros en cada competencia: los ciclistas Paula Ossa y Alejandro Perea; los nadadores Sara Vargas, María Paula Barrera y Luis Eduardo Rojas, y la pesista Aura Cristina Poblador.