Nicolás Barrientos y el mejor momento de su carrera
Tras más de una década como profesional y de estar cerca de dejar el deporte por una lesión, el vallecaucano ganó su primer título ATP y quiere más. El Espectador conversó con el experimentado tenista, que esta semana busca una nueva consagración, pero en el 250 de Santiago de Chile.
Daniel Bello
Para recoger los frutos en el deporte la espera a veces es larga y, tras varios intentos y casi 15 años de carrera, el tenis le dio a Nicolás Barrientos su primer título oficial en el circuito ATP. Junto al brasileño Rafael Matos se consagró campeón del Abierto de Río de Janeiro y son favoritos en el 250 de Santiago de Chile.
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Para recoger los frutos en el deporte la espera a veces es larga y, tras varios intentos y casi 15 años de carrera, el tenis le dio a Nicolás Barrientos su primer título oficial en el circuito ATP. Junto al brasileño Rafael Matos se consagró campeón del Abierto de Río de Janeiro y son favoritos en el 250 de Santiago de Chile.
La victoria en suelo carioca le permitió a Barrientos, de 36 años, no solo celebrar la conquista más importante de su carrera deportiva, sino también lograr su mejor clasificación en el escalafón mundial. Subió a la casilla n.° 52.
“Es mi mejor momento, se nota en el ranking. Me motiva a seguir y la confianza de que estamos haciendo las cosas bien”, le dijo el caleño a El Espectador tras ganar su primer título ATP.
Resaltó que la experiencia de Matos, su compañero en la cancha desde esta temporada, le permitió enfocarse mejor en los momentos críticos. Del brasileño destaca su ética de trabajo, la actitud y una eficiente comunicación en “portuñol”.
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“Empecé a jugar con Rafael este año. Siento que es un jugador muy completo y que somos parecidos, siendo yo derecho y él zurdo. La prueba es que hemos ganado muy buenos partidos este año. Uno no gana un torneo de este estilo por casualidad”, agregó.
Un compañero estable
La unión de ambos nació durante los Juegos Nacionales Eje Cafetero 2023, en los que Nicolás ganó tres medallas de oro para Valle del Cauca —sencillos, dobles mixtos y equipos—. El brasileño lo llamó porque buscaba un compañero estable y le preguntó si le interesaba. “Sentí que me podía acomodar bien a él. Muchos me aconsejaron que sería una buena adición, tomé la decisión y le devolví la llamada”.
La victoria del pasado domingo también es el resultado del trabajo de pretemporada que hizo en compañía de Juan Sebastián Cabal en Cali. El ahora retirado doblista había sido campeón en Río de Janeiro el año pasado y supo ganarlo en dos ocasiones junto a Robert Farah (2014 y 2016).
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Este título fue un salto de calidad notable para Barrientos. Fue su cuarta final en torneos ATP y la primera en la categoría 500. Las otras fueron en Bogotá (2014), Seúl (2022) y Buenos Aires (2023). Tras jugar su primera final, con 27 años, tuvo que esperar casi 10 años para por fin tener revancha en el partido decisivo.
Un proceso largo
El camino rumbo a ese título arrancó en Cali, su ciudad natal. Barrientos se formó en las canchas de polvo de ladrillo del Club Cañasgordas. Su padre era muy fanático del tenis y le quiso transmitir su pasión por la pelotita verde. A una temprana edad coincidió con Cabal y Farah, quienes se convirtieron en grandes amigos.
Al terminar el colegio se trasladó a Estados Unidos para estudiar Finanzas en la Universidad de West Florida, donde siguió su crecimiento como tenista. Se graduó en 2008 e hizo un año de preparación para encarar la gira de Futuros en 2010. Luego compitió en Challengers primero y después en ATP, la élite del deporte blanco. Al principio dividía su tiempo entre las modalidades de dobles y sencillos.
Todo iba viento en popa cuando en 2016, un año después de ser subcampeón de los Juegos Panamericanos, sufrió una complicada lesión en el codo que lo alejó de las canchas por tres años.
Perseverancia
“No sabía que iba a pasar tanto tiempo sin jugar, pero tuve calma y al final cuando volví las cosas se dieron”. En su proceso para ser el Nicolás Barrientos que es hoy ha jugado un papel clave su esposa, quien es su soporte en los momentos de duda y le pone su hombro cuando necesita desahogarse. Tras volver de su lesión decidió especializarse en los dobles.
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Aunque está próximo a cumplir 37 primaveras, Barrientos es un fiel creyente de que si las ganas están el cuerpo responde. Su victoria en Río representó para él un envión anímico y ahora le apunta a torneos de más prestigio como los Masters 1000 y los Grand Slam.
En los últimos meses ha ido cosechando logros que tenía pendientes. Por ejemplo, en octubre pasado se consagró campeón panamericano en Santiago de Chile junto a Yuliana Lizarazo en la modalidad de dobles mixtos.
Aunque sus mejores resultados recientes han sido en tierra batida, disfruta de cada superficie y el césped de Wimbledon le genera fascinación. “Es algo mágico”.
A comienzos de este mes asumió la responsabilidad, junto al bogotano Cristian Rodríguez (71 del mundo) de luchar en el equipo de Colombia de la Copa Davis por el punto de dobles. La remontada 3-2 contra Luxemburgo arrancó con ellos. Hoy Barrientos será rival en los cuartos de final de su compañero de selección en el ATP 250 de Santiago de Chile.
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