No hubo otro como Ayrton Senna: a 30 años de su muerte, su recuerdo sigue vivo
Tres décadas después del accidente que acabó con su vida, el legado del piloto sigue vigente. En entrevista con Fernando Tornello, narrador oficial de la F1 en ESPN y Star +, el periodista argentino explicó la importancia del brasileño en la historia del deporte.
Fernando Camilo Garzón
El 5 de mayo de 1994, São Paulo era una tragedia. Más de tres millones de personas salieron a la calle a llorar la muerte de Ayrton Senna, el talentoso piloto que falleció a los 34 años luego de un choque en el circuito de Imola, en Italia, durante el Gran Premio de San Marino de la Fórmula 1. Dicen, los que estuvieron ese día en las calles brasileñas, que la gente lloraba acurrucada y tendida en el piso. Que ante el paso del féretro que llevaba el cuerpo del ídolo las personas se arrodillaban y las manos las apuntaban al cielo, implorando clemencia, sin poder parar su llanto. Hoy, 30 años después de aquel fatal 1° de mayo, día del accidente, la tristeza todavía sigue omnipresente.
Hasta ahora ningún fin de semana ha sido tan trágico para la F1 como ese que se vivió en Imola. El viernes, durante las prácticas, Rubens Barrichello rozó la muerte tras estrellarse a 230 km/h en la “Variante Bassa”. La carrera siguió y el sábado Roland Ratzenberger chocó de frente contra un muro de hormigón en el exterior de una curva, a 314 km/h. Murió, instantes después, cuando era trasladado al hospital. Nada, ni la muerte, detuvo el espectáculo y el domingo llegó el turno más terrible. Tiempo después se supo que la tarde anterior, mientras lloraba en el hospital, a Ayrton Senna le dijeron que no corriera. El riesgo era alto y él estaba descompensado. Momentos antes de la partida, el brasileño le envió un saludo a su rival de toda la vida: Alain Prost. Sería el último que hiciera, pues instantes después, al chocar su auto a 211 km/h, fallecería tras dar contra el muro de la curva Tamburello.
El accidente conmocionó al mundo. El funeral, además de multitudinario en las calles, fue seguido por más de 100 millones de personas por televisión. El planeta ese día perdió a uno de los atletas más importantes de todos los tiempos. Uno cuyo legado todavía perdura.
Ayrton Senna, el irrepetible
Ese año, el de la muerte del brasileño, un joven Michael Schumacher conquistó su primer título mundial de la Fórmula 1. El paso del tiempo, y sus triunfos posteriores, lo encumbrarían como el piloto más ganador de la historia hasdta que fue igualado por Lewis Hamilton, ambos con siete títulos. Sin embargo, para muchos de los que vivieron esa época la altura de Ayrton Senna no tuvo, ni ha tenido, comparación.
“Cuando Senna murió, los dos ya habían corrido 42 carreras juntos. Mientras Senna vivió, Schumacher nunca pudo hacer una pole. Y la primera que hizo fue en el Gran Premio de Mónaco, la carrera siguiente al accidente del brasileño. En el contexto general de la Fórmula 1, después de Ayrton Senna no hubo otro como él”, le dijo a este diario Fernando Tornello, periodista argentino con casi seis décadas de experiencia cubriendo el Campeonato Mundial de Constructores y reconocido por ser el narrador oficial de las transmisiones de F1 por ESPN y Star+.
Tornello fue testigo de aquella tarde triste en las calles de São Paulo, el día en que Brasil lloró a uno de sus más grandes héroes. Fue leyenda, porque era distinto. “Su estilo de conducción era muy diferente al resto. Sobre todo, era impresionante con el piso mojado. Es un buen ejemplo porque, bajo la lluvia, demostraba su capacidad de análisis, estudio y dedicación en una época en la que la Fórmula 1 era una competencia que no era tan tecnológica como la conocemos ahora. Importaba más la habilidad. El valor del hombre sobre la máquina era mucho mayor”, explica el periodista.
Senna tuvo carreras inolvidables, en las que demostró esa habilidad que lo destacaba entre los demás pilotos. La que más recuerda el argentino es “el Gran Premio de Europa, en Donington Park, el 11 de abril de 1993. Ese día, precisamente, llovía. Después de largar estaba en el quinto lugar y pasó a Schumacher, a Karl Wendlinger, a Damon Hill y a Alain Prost en la primera vuelta. En la primera curva iba quinto y en los boxes ya los había pasado a todos. Fue una de las mejores carreras que vi en mi vida. La ganó por escándalo”. Pero tampoco se olvida, dice el especialista, de sus victorias en Suzuka, Mónaco e Interlagos.
“Esa de Interlagos, en 1993, tenía un carro muy inferior. Ganó en medio de la lluvia. Cuando había sol, iba ganando Prost y segundo iba Hill. Tenían dos Williams poderosos. Pero cuando empezó a llover, Senna le dio la vuelta y les ganó, prácticamente, en el agua. Esa carrera quedó, imborrable, en la memoria de todos los aficionados”, explica.
Sus rivalidades, precisamente, hoy todavía forman parte importante del relato de su leyenda. “Senna peleaba contra Alain Prost, Nelson Piquet, Nigel Mansell o Keke Rosberg. Rivales de muchísima envergadura, como a pocos les tocó en los tiempos que vinieron”, resalta Tornello.
El legado de Senna
La muerte de Ayrton Senna cambió la Fórmula 1 para siempre. Primero, por la seguridad de los pilotos. El brasileño, antes de fallecer en Imola, había impulsado las peticiones a la organización de la carrera para mejorar la seguridad de los pilotos. Y después de su accidente, la F1 llevó adelante el perfeccionamiento de sus métodos de protección a los conductores. Muestra de ello es que solo se ha registrado una muerte en la Fórmula 1 en los últimos 30 años, la de Jules Bianchi el 5 de octubre de 2014.
Sin embargo, el legado va más allá, afirma Fernando Tornello: “No se conformaba. Fue competitivo como pocos. Tenía esa sed de ganar. Siempre decía que el segundo era el primero de los perdedores. Otros pilotos con subir al podio se conforman, él no. Ayrton Senna sigue siendo una figura. Él inspira a los nuevos pilotos y a los aficionados de este deporte, porque su ambición por ganar y su habilidad incomparable lo hicieron marcar un hito en el deporte”.
30 años después de su muerte, el piloto sigue siendo uno de los deportistas más destacados de la historia. Más allá de los números, de los tres títulos mundiales y de una carrera que pudo ser mucho más gloriosa, el mayor legado del brasileño es que después de tanto tiempo su nombre siga resonando en las pistas del mundo. Porque no hay ningún piloto que quiera llegar a la cima del mundo que no conozca la leyenda de Ayrton Senna, el héroe que una tarde lloró São Paulo y fue para siempre recordado por el mundo.
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El 5 de mayo de 1994, São Paulo era una tragedia. Más de tres millones de personas salieron a la calle a llorar la muerte de Ayrton Senna, el talentoso piloto que falleció a los 34 años luego de un choque en el circuito de Imola, en Italia, durante el Gran Premio de San Marino de la Fórmula 1. Dicen, los que estuvieron ese día en las calles brasileñas, que la gente lloraba acurrucada y tendida en el piso. Que ante el paso del féretro que llevaba el cuerpo del ídolo las personas se arrodillaban y las manos las apuntaban al cielo, implorando clemencia, sin poder parar su llanto. Hoy, 30 años después de aquel fatal 1° de mayo, día del accidente, la tristeza todavía sigue omnipresente.
Hasta ahora ningún fin de semana ha sido tan trágico para la F1 como ese que se vivió en Imola. El viernes, durante las prácticas, Rubens Barrichello rozó la muerte tras estrellarse a 230 km/h en la “Variante Bassa”. La carrera siguió y el sábado Roland Ratzenberger chocó de frente contra un muro de hormigón en el exterior de una curva, a 314 km/h. Murió, instantes después, cuando era trasladado al hospital. Nada, ni la muerte, detuvo el espectáculo y el domingo llegó el turno más terrible. Tiempo después se supo que la tarde anterior, mientras lloraba en el hospital, a Ayrton Senna le dijeron que no corriera. El riesgo era alto y él estaba descompensado. Momentos antes de la partida, el brasileño le envió un saludo a su rival de toda la vida: Alain Prost. Sería el último que hiciera, pues instantes después, al chocar su auto a 211 km/h, fallecería tras dar contra el muro de la curva Tamburello.
El accidente conmocionó al mundo. El funeral, además de multitudinario en las calles, fue seguido por más de 100 millones de personas por televisión. El planeta ese día perdió a uno de los atletas más importantes de todos los tiempos. Uno cuyo legado todavía perdura.
Ayrton Senna, el irrepetible
Ese año, el de la muerte del brasileño, un joven Michael Schumacher conquistó su primer título mundial de la Fórmula 1. El paso del tiempo, y sus triunfos posteriores, lo encumbrarían como el piloto más ganador de la historia hasdta que fue igualado por Lewis Hamilton, ambos con siete títulos. Sin embargo, para muchos de los que vivieron esa época la altura de Ayrton Senna no tuvo, ni ha tenido, comparación.
“Cuando Senna murió, los dos ya habían corrido 42 carreras juntos. Mientras Senna vivió, Schumacher nunca pudo hacer una pole. Y la primera que hizo fue en el Gran Premio de Mónaco, la carrera siguiente al accidente del brasileño. En el contexto general de la Fórmula 1, después de Ayrton Senna no hubo otro como él”, le dijo a este diario Fernando Tornello, periodista argentino con casi seis décadas de experiencia cubriendo el Campeonato Mundial de Constructores y reconocido por ser el narrador oficial de las transmisiones de F1 por ESPN y Star+.
Tornello fue testigo de aquella tarde triste en las calles de São Paulo, el día en que Brasil lloró a uno de sus más grandes héroes. Fue leyenda, porque era distinto. “Su estilo de conducción era muy diferente al resto. Sobre todo, era impresionante con el piso mojado. Es un buen ejemplo porque, bajo la lluvia, demostraba su capacidad de análisis, estudio y dedicación en una época en la que la Fórmula 1 era una competencia que no era tan tecnológica como la conocemos ahora. Importaba más la habilidad. El valor del hombre sobre la máquina era mucho mayor”, explica el periodista.
Senna tuvo carreras inolvidables, en las que demostró esa habilidad que lo destacaba entre los demás pilotos. La que más recuerda el argentino es “el Gran Premio de Europa, en Donington Park, el 11 de abril de 1993. Ese día, precisamente, llovía. Después de largar estaba en el quinto lugar y pasó a Schumacher, a Karl Wendlinger, a Damon Hill y a Alain Prost en la primera vuelta. En la primera curva iba quinto y en los boxes ya los había pasado a todos. Fue una de las mejores carreras que vi en mi vida. La ganó por escándalo”. Pero tampoco se olvida, dice el especialista, de sus victorias en Suzuka, Mónaco e Interlagos.
“Esa de Interlagos, en 1993, tenía un carro muy inferior. Ganó en medio de la lluvia. Cuando había sol, iba ganando Prost y segundo iba Hill. Tenían dos Williams poderosos. Pero cuando empezó a llover, Senna le dio la vuelta y les ganó, prácticamente, en el agua. Esa carrera quedó, imborrable, en la memoria de todos los aficionados”, explica.
Sus rivalidades, precisamente, hoy todavía forman parte importante del relato de su leyenda. “Senna peleaba contra Alain Prost, Nelson Piquet, Nigel Mansell o Keke Rosberg. Rivales de muchísima envergadura, como a pocos les tocó en los tiempos que vinieron”, resalta Tornello.
El legado de Senna
La muerte de Ayrton Senna cambió la Fórmula 1 para siempre. Primero, por la seguridad de los pilotos. El brasileño, antes de fallecer en Imola, había impulsado las peticiones a la organización de la carrera para mejorar la seguridad de los pilotos. Y después de su accidente, la F1 llevó adelante el perfeccionamiento de sus métodos de protección a los conductores. Muestra de ello es que solo se ha registrado una muerte en la Fórmula 1 en los últimos 30 años, la de Jules Bianchi el 5 de octubre de 2014.
Sin embargo, el legado va más allá, afirma Fernando Tornello: “No se conformaba. Fue competitivo como pocos. Tenía esa sed de ganar. Siempre decía que el segundo era el primero de los perdedores. Otros pilotos con subir al podio se conforman, él no. Ayrton Senna sigue siendo una figura. Él inspira a los nuevos pilotos y a los aficionados de este deporte, porque su ambición por ganar y su habilidad incomparable lo hicieron marcar un hito en el deporte”.
30 años después de su muerte, el piloto sigue siendo uno de los deportistas más destacados de la historia. Más allá de los números, de los tres títulos mundiales y de una carrera que pudo ser mucho más gloriosa, el mayor legado del brasileño es que después de tanto tiempo su nombre siga resonando en las pistas del mundo. Porque no hay ningún piloto que quiera llegar a la cima del mundo que no conozca la leyenda de Ayrton Senna, el héroe que una tarde lloró São Paulo y fue para siempre recordado por el mundo.
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