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Pocos dudaban que este domingo era el día en el que Novak Djokovic igualaría las leyendas de Roger Federer y Rafael Nadal y si quedaba alguna incertidumbre, el serbio, con todos los argumentos ya a favor de ser el mejor de la historia, desarmó al aguerrido y luchador Matteo Berrettini (6-7 (4), 6-4, 6-4 y 6-3) y sumó su sexto trofeo de campeón en Wimbledon, elevando su marca de Grand Slams hasta los veinte.
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Era el día para que el de Belgrado, el número uno del mundo, diera un paso más en su mordisco a la historia. El día para igualar los registros de Federer y Nadal, para ser el primer hombre, desde Rod Laver en 1969, en ganar los tres primeros Grand Slam del año, para ser el quinto de la Era Open, y el primero desde Nadal en 2010, en hacer el Canal Slam, es decir, el doblete Roland Garros y Wimbledon, para quedarse a solo un título de igualar los siete de Pete Sampras y William Renshaw.
A sus 34 años, Djokovic suma 9 Abiertos de Australia, 2 Roland Garros, 6 Wimbledon y 3 US Open. En 2021 el serbio ha ganado los tres grandes disputados y en el US Open, en septiembre, buscará el ‘Golden Slam’, ganar los cuatro Grand Slam en un año natural, además de la medalla de oro en los Juegos de Tokio -único gran trofeo que falta en su palmarés- en un mismo año natural. Solo la leyenda alemana Steffi Graf lo ha conseguido, en 1988.
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Contra Berrettini, que a los 25 años jugaba su primera final de Grand Slam, Djokovic ha impuesto su experiencia y sentido táctico en una pista central llena e hipnotizada por la calidad e intensidad del duelo (57 ganadores para Berrettini, 31 para Djokovic), aunque siempre poniéndose del lado del italiano, lo que en momentos incomodó al serbio.
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