Óscar Rivas: “Vamos a dar de qué hablar en el mundo del boxeo”
Entrevista con el campeón del peso bridger del CMB. El pugilista vallecaucano, de 34 años, defenderá su título el 13 de agosto contra el polaco Lukasz Rozanski, en el estadio Pascual Guerrero, en Cali.
Óscar Rivas nació en Buenaventura hace 34 años, pero tuvo que buscar en Montreal (Canadá) lo que su tierra natal no le dio para proyectarse como deportista profesional. Es el único campeón mundial vigente que tiene el boxeo colombiano, título que obtuvo el 22 de octubre del año pasado, cuando venció por decisión unánime al canadiense Ryan Rozicky.
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Óscar Rivas nació en Buenaventura hace 34 años, pero tuvo que buscar en Montreal (Canadá) lo que su tierra natal no le dio para proyectarse como deportista profesional. Es el único campeón mundial vigente que tiene el boxeo colombiano, título que obtuvo el 22 de octubre del año pasado, cuando venció por decisión unánime al canadiense Ryan Rozicky.
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“Llena mucho como persona y deportista que ahora pueda estar en mi país como campeón, después de haber hecho mi carrera por fuera. Canadá me acogió y pude desarrollarme para ser profesional. Ahora quiero mostrarles a los jóvenes que están pensando en ser boxeadores que sí se puede, quiero que conozcan mi historia y los inspire”, dice el monarca del peso bridger del Consejo Mundial de Boxeo, quien pronto publicará un libro sobre su vida.
El deportista vallecaucano es hincha a morir de América de Cali, así que defender por primera vez su título mundial en el estadio Pascual Guerrero, en donde juegan los diablos rojos, representa algo especial. “Es algo que me motiva de verdad. La pelea será el 13 de agosto y traer un evento de este tipo al país, después de tanto tiempo, será novedoso. Vamos a dar de qué hablar en el mundo del boxeo. Eso me motiva y me da fuerza de dar lo mejor de mí y hacer una gran preparación. Espero estar al ciento por ciento y retener la corona, levantar los brazos frente a mi afición”.
Para Rivas, el amor por su familia es fundamental y por eso espera que el día de la pelea lo acompañen su esposa y sus hijos. Además, cruza los dedos esperando que su mamá, Carmen Luz Torres, pueda ver la pelea completa, porque por lo general los nervios no se lo permiten. “Ellos saben todo el sacrificio que he hecho para llegar hasta aquí, lo más motivante sería que mi mamá pudiera estar ahí, con el estadio a reventar”, dice.
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A pesar de la seriedad que aparenta y lo intimidantes que resultan sus 1,84 metros de estatura y 112 kilogramos de peso, Óscar es un hombre sensible, con miedos. Y no solo al que se enfrenta cada vez que sube al cuadrilátero, sino el que le genera ahora su hijo, quien le confesó que quiere ser boxeador como él.
“Me da miedo por mi hijo, porque uno sabe el sacrificio que este requiere, lo duro y lo difícil que es este deporte. Él me ve como un ejemplo a seguir, seguramente otras personas también. Me pone muy orgulloso que quiera seguir mis pasos y toca apoyarlo. Yo no tuve quién me ayudara, porque venía de una familia muy humilde, pero gracias a Dios él tiene un papá que va a poder darle las herramientas y el respaldo que necesita si quiere seguir en este mundo del boxeo”.
Al recordar los obstáculos que ha superado en su carrera, Óscar Rivas no duda en recalcar que en la vida de un deportista hay que afrontar lesiones y cuestionamientos. No olvida cuando pensó en retirarse por un dictamen médico adverso. “En algún momento tuve miedo de ver que todo el trabajo que había hecho se perdiera. Sobre todo cuando un médico y otros quieren decidir por ti y manejar tu carrera. Me dijeron que ya no podía boxear más luego de someterme a cinco cirugías en mi ojo derecho por el desprendimiento de retina que sufrí. Yo nunca me he dejado derrotar, la perseverancia es mi fuerte y mi familia sabe que así seré siempre. Nunca desfallecí en este sueño y ahora estoy grabado en la historia del boxeo colombiano”, asegura Óscar, mientras luce orgulloso el cinturón de campeón mundial que reposa sobre su hombro para una sesión fotográfica.
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Sin resentimiento, más bien con orgullo, el pugilista bonaverense recalca en cada respuesta que hay que creer en los sueños, que con trabajo, esfuerzo y constancia se pueden lograr. Por eso quiere que no lo vean solo como un deportista exitoso, sino como una persona que luchó para triunfar: “La gente conoce al campeón, pero no saben el sacrificio que tuve que hacer para llegar a donde estoy. Pensé en retirarme, pero perseveré. Algo me decía que no, que tenía que seguir adelante. Ahora soy el primer campeón mundial de esta categoría, la bridger, el más pesado en la historia de Colombia. Creo que el trabajo y el esfuerzo han dado frutos. Espero que todos siga bien, porque es candela lo que se viene, van a tener que matarme para quitarme este cinturón”.
Pero sus objetivos no son solamente deportivos, pues él no deja de lado su misión social. Óscar Rivas planea consolidar una fundación en Cali y Buenaventura para ayudar a los futuros prospectos de la región. “Ese es mi sueño. Ya por lo menos soy un referente en el ámbito del deporte y eso puede abrir puertas. Quiero darles un impulso a los nuevos peleadores que quieren proyectarse, quiero que la fundación dé de qué hablar. Se va a enfocar en los niños de bajos recursos, para que tengan los implementos necesarios para entrenar duro y comenzar a luchar por sus sueños”.
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