Otto Peltzer, el primer atleta olímpico que se declaró homosexual ante el mundo
Sociólogo, profesor, escritor, periodista y entrenador, fue una de las figuras más destacadas del deporte alemán en la década de 1920. Lo apodaban “el extraño” y, después de que “salió del closet”, fue perseguido y enjuiciado por la Alemania Nazi de Adolf Hitler.
Tokio 2020 fue histórico en términos de reconocimiento y aceptación de la diversidad sexual en el deporte. Nunca antes en unas justas olímpicas se registraron tantos deportistas abiertamente declarados como homosexuales. De los casi 11 mil participantes, más de 160 dijeron identificarse con la comunidad LGBTI, una circunstancia sin precedentes en un ámbito tan machista y patriarcal, en el que las preferencias sexuales de los atletas han sido motivo de persecuciones.
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Tokio 2020 fue histórico en términos de reconocimiento y aceptación de la diversidad sexual en el deporte. Nunca antes en unas justas olímpicas se registraron tantos deportistas abiertamente declarados como homosexuales. De los casi 11 mil participantes, más de 160 dijeron identificarse con la comunidad LGBTI, una circunstancia sin precedentes en un ámbito tan machista y patriarcal, en el que las preferencias sexuales de los atletas han sido motivo de persecuciones.
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A Niels Bukh, gimnasta danés declarado sin tapujos como homosexual, le negaron la participación en los Olímpicos de 1908, usando como excusa razones ligadas a su peso. Un claro veto a su condición sexual, propio de una época en la que las libertades individuales seguían siendo razones de exclusión. Por eso, al alemán Otto Peltzer se le considera como el primer atleta homosexual de la historia de los Olímpícos, después de que compitió en las justas de 1928 y 1932.
Peltzer, a quien apodaron “El raro” Peltzer desde la universidad, fue una de las principales leyendas del atletismo alemán en la década de los años 20. Sin embargo, la presión por su sexualidad y las lesiones que tuvo que soportar en ambas justas nunca le permitieron demostrar la condición que lo llevó a ser uno de los mejores deportistas europeos de la primera mitad del siglo XXI.
Otto Peltzer era considerado leyenda en el atletismo al ser el único hombre en conseguir las plusmarcas mundiales de los 800 metros y los 1500 metros. Aunque, cincuenta años más tarde, el británico Lord Sebastian Coe igualó su hazaña.
La importancia del alemán se puede interpretar desde los registros de los Juegos Olímpicos: “el mejor año de Otto Peltzer fue 1926, cuando estableció cuatro récords mundiales: 500 metros en 1:03,6; 800 metros/880 yardas en 1:50,9/1:51,6; 1500 metros en 3:51,0. Ese año derrotó, entre otros, a las superestrellas Paavo Nurmi, Edvin Wide y Douglas Lowe. En 1927 sumó un récord mundial en los 1.000 metros, corriendo 2:25,8 en Colombes (Francia) y en 1932 estableció un récord europeo en el kilómetro bajo techo al terminar en 2:30,8. Ganó múltiples campeonatos individuales alemanes: 400 m (1926), 800 m (1923-25, 1931-32, 1934); 1.500 m (1922-25), y 400 vallas (1926-27). También fue campeón escolar alemán en 1.500 metros en 1921-22 y de 400 metros en 1924″.
Para muchos, una de las principales razones por las que Otto Peltzer jamás alcanzó la gloria olímpica que se merecía fue que en su mejor momento no pudo asistir a las justas porque Alemania estaba vetada tras la Primera Guerra Mundial.
Sin embargo, este atleta sí llegó a ser un ícono. No solo por representar la lucha de la comunidad LGBTI en el mundo, sino porque también fue un intelectual, sociólogo, profesor y periodista. Incluso, tras su retiro, se dedicó al entrenamiento de atletas en India, en donde es considerado como toda una figura.
Una vida en el exilio
La vida de Peltzer, no obstante, fue dura. Tras su participación en los Juegos Olímpicos de Ámsterdam en 1932, el atleta alemán se unió al partido Nazi y a la SS. ¿La razón? Evitar la persecución en su contra por haberse declarado homosexual. Con la llegada de Hitler al poder, se redactó el artículo 175 del código penal alemán, norma que estuvo vigente hasta 1994 y que castigaba penalmente las relaciones homosexuales entre hombres.
La pena era de cinco años en prisión, que podían ser de 10 años si se cumplían ciertas agravantes, bajo el argumento de que como los homosexuales no podían procrear, no perpetuarían la raza aria.
La estrategia de Peltzer no sirvió de nada y fue sentenciado en junio de 1935 a 18 meses de prisión, por el delito de tener relaciones sexuales con jóvenes. El atleta logró salir exiliado por un tiempo y estuvo en Dinamarca, Finlandia y Suecia. En 1941 volvió a su país, buscando la exoneración de su pena, por la prescripción de los supuestos crímenes, pero las fuerzas nazis lo apresaron de nuevo y lo llevaron a un campo de concentración, donde fue marcado con un triángulo rosa (símbolo para identificar a los homosexuales). No sería liberado hasta 1945 con el fin de la guerra.
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Sin embargo, aunque en Alemania cayeron los nazis, la homosexualidad seguía siendo perseguida, así que Otto Peltzer tuvo que emigrar de nuevo. Esta vez se fue a India, donde trabajó como entrenador de atletas y fundó el Olympic Youth Delhi Club. Por su trabajo, se ganó el reconocimiento del pueblo indio, que rebautizó ese estadio que había fundado en Nueva Dehli, y donde el alemán preparó a sus pupilos, como el Otto Peltzer Memorial Athletic Club.
Peltzer terminó volviendo a Alemania, tras sufrir un infarto a finales de la década del 60, y murió en 1970 de otro ataque al corazón. Lo encontraron en su carro en el estacionamiento de un estadio donde el exatleta fue a ver una competición deportiva.
Hoy 28 de junio, día del orgullo de la comunidad LGTBI, su memoria sirve para inspirar la lucha por el reconocimiento a la diversidad sexual en el deporte. Un campo en el que cada vez se avanza más, pero que necesita de ejemplos como el de Otto Peltzer para aceptar sin condiciones la diversidad y dejar de perseguir y señalar a los deportistas por sus gustos y diferencias.
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