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El profe Pablo Mora, de 37 años, hace más de una década tuvo que afrontar una dura situación a nivel familiar y personal: su primer hijo nació con una parálisis cerebral. Con el pasar de los años, él junto con su pequeño acudieron a varios profesionales de la salud, quienes de manera contundente le manifestaron que las probabilidades de que el menor llegara a caminar eran casi nulas. A pesar, si existía un 1% de probabilidad, tendrían 99% de fe.
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“A pesar del diagnóstico médico, mi hijo me decía que él quería caminar como su hermanito, así que desde ese momento sabía que debía focalizar todos mis esfuerzos en apoyarlo para que lograra eso que tanto anhelaba. Ahí comenzó un proceso difícil, en el que en algunos momentos se pensó en desfallecer, pero él sabía que podía llegar a cumplir ese objetivo que como familia nos trazamos. A los nueve años, logró esa meta de poder seguir los pasos de su hermano”, dice Pablo Mora, pedagogo de motricidad y deporte de Compensar.
El tratar y apoyar a su hijo con esta discapacidad, lo motivó a prepararse y a buscar la manera de apoyar a otros menores que padecen cualquier tipo de patología cognitiva y buscar que cumplan sus sueños. Desde entonces se preparó para hacer parte del equipo docente de Compensar, para trabajar en los programas que apoyan a los deportistas y los guía para fortalecer sus habilidades y participar en las Olimpiadas Fides-Compensar.
“Estos eventos deportivos me han hecho cambiar toda mi percepción sobre la vida. El ver a un menor que en una silla de ruedas va a toda velocidad para completar los 25 metros en la modalidad de atletismo, o ver como algunos con síndrome de Down gritan de la emoción al haber terminado la carrera en la piscina, me revalida el concepto de que en la vida no hay un ‘no puedo hacer las cosas’, sino un ‘quiero hacerlo’”, dijo Pablo.
Se ultiman detalles en la preparación de los deportistas Fides
Los deportistas con discapacidad cognitiva son un ejemplo de perseverancia, dedicación y pasión por el deporte, y su preparación es clave para la participación en todos los eventos y competencias que durante el año se presentan. El acompañamiento y guía que se tiene detrás de estos atletas debe ser calificado y con personal dotado de todas las competencias para planificar sus entrenamientos.
“A este tipo de deportistas se les debe potencializar sus funciones, es decir, focalizar los esfuerzos en tratar de perfeccionar las habilidades que ya tienen. Así que, si él tiene problemas en el hemisferio derecho, lo que hago es ayudar a mejorar esa habilidad, pero potencializo y me concentro en su funcionalidad del hemisferio hábil, que es el que se va a desenvolver en el deporte”, manifestó el pedagogo.
Los deportes de conjunto terminan siendo los de mayor atracción por su emotividad y compañerismo. Precisamente esa se convierte en una de las principales estrategias para que los entrenadores generen lazos entre los jugadores y de esa manera lograr que, en tiempo récord, un grupo de ellos se conforme como un equipo y así competir de la mejor manera, pero lo más importante, divertirse y disfrutar.
“En los grupos con discapacidad cognitiva, contrarío a lo que la gente piensa, es mucho más fácil hacer equipo, ya que estos deportistas jamás van a recriminar o atacar a un compañero si en algún momento hizo un mal pase o falló una cesta o un gol. De hecho, lo que hacen es motivarse entre sí y apoyarse los unos a los otros; es por eso por lo que, sin importar el resultado, salen del terreno de juego felices y abrazando a sus colegas y entrenadores”, concluyó el profe Pablo.
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