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No sorprende que James Harden se vaya de Houston. Principalmente porque el proyecto de los Rockets se desgastó después ocho temporadas en las que el equipo fue candidato a ganar la NBA con saldos en cero, y sin ni siquiera llegar a disputar una final de campeonato.
Mike D’Antoni, el director técnico de la temporada pasada, fue el primero en irse. Se fue después de que, una vez más, Houston quedó eliminado en semifinales de la conferencia Oeste de los Estados Unidos.
D’Antoni se obsesionó, año tras año, en aplicar y perfeccionar el sistema de Golden State Warriors, su máximo dolor de cabeza, que implicaba un gran poder ofensivo y mucho lanzamiento desde perímetro para encestar puntos de tres. Sin embargo, su juego ya abusaba del poder ofensivo y era muy desbalanceado. D’Antoni pecó por exceso, fracasó y tuvo que irse.
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Era por ese juego ofensivo que James Harden era la figura indiscutida del equipo. La barba, como le llaman, es un jugador de ataque extraordinario, que tiene una habilidad impresionante para crear jugadas imposibles y que se veía potenciado por las ideas de su antiguo técnico.
Harden debutó en Oklahoma City Thunder a la sombra de Kevin Durant, uno de los mejores jugadores de la era actual, y de Russell Westbrook, que años más tarde fue el jugador más valioso de la liga (MVP) en 2017.
La barba no podía brillar por sí mismo en ese equipo y decidió abandonarlo en 2012. Muchos piensan que fue una decisión egoísta porque con la calidad que desplegaron los tres basquetbolistas en temporadas posteriores, seguramente Oklahoma hoy ya tendría más títulos que el único que tiene y que ganó en 1979.
Con el periódico de ayer es fácil juzgar a Harden por tomar una mala decisión. Finalmente fue súper estrella, que era lo que quería, pero nunca pudo estar ni cerca de ganar la NBA. En 2018, una temporada después del logro de Westbrook, Harden ganó también el premio MVP de la temporada, pero ese mismo año los Warriors de San Francisco eliminaron a su equipo en finales de conferencia y quedaron campeones venciendo a Lebron James y los Cleveland Cavaliers.
¿Quién estaba al frente esa vez? Kevin Durant, su excompañero. La razón por la que Harden abandonó Oklahoma para ser estrella. Durant también abandonó a los Thunder años después de lo que hizo La barba. Su fichaje por los Warriors fue igual de polémico, pero a diferencia de Harden, él si ganó la NBA. Y lo hizo dos veces, compartiendo equipo con Stephen Curry, creando una dinastía de la liga y siendo elegido dos veces como el mejor jugador de las finales.
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Sin embargo, Durant también fue muy criticado. ¿La razón? Golden State Warriors era un súper equipo. Contaba con tres grandes estrellas: Curry, Klay Thompson y Draymond Green. Jugadores que son All Star de la NBA. La suma de una ficha como Kevin Durant los hizo invencibles.
Nadie pudo detenerlos y las lesiones fueron las únicas que se interpusieron en su camino en 2019, cuando Durant y Thompson se rompieron el talón de Aquiles. Pero, el recuerdo de esos años es que los Warriors rompieron la liga y no tuvieron competencia.
Durant, cansado de que se dudará de su calidad, se fue de los Warriors con la promesa de quedar campeón en otro lado y así demostrar su valía. Así fue que llegó a Nueva York, a los Brooklyn Nets. No pudo jugar por más de un año porque estaba lesionado, pero volvió esta temporada y, hasta ahora, su rendimiento ha sido pletórico.
En los Nets se encontró con otra súper estrella: Kyrie Irving. Exjugador de los Cavaliers y de Boston Celtics. Irving ha sido seis veces All Star de la liga y fue el compañero más importante que tuvo Lebron James en su segunda era en Cleveland.
Como si fuera poco, al banquillo de los Nets, esta temporada también arribó Steve Nash, leyenda de la NBA y de los Ángeles Lakers. No es un entrenador de muchos quilates, debuta este año, pero está respaldado por el peso de su nombre
No obstante, y a pesar de estas figuras, a los Nets todavía les hacía falta una ficha más para ser candidatos absolutos a ganar el título. Hasta entonces, eran opcionados, sin lugar a dudas, pero desde que se acabó la última temporada en Nueva York ya sonaban rumores de que James Harden abandonaría Houston y para los Nets esa podría ser la oportunidad de oro para aspirar por el título con todas las credenciales.
Harden, que empezó la temporada con muchas dudas sobre sí y con varias críticas por su peso, ya había declarado en diferentes ocasiones que quería irse de su equipo y en el último partido que disputó contra los Lakers de Lebron James dijo que veía imposible que los Rockets pudieran mejorar porque les faltaba talento y ganas.
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De cierta manera, Harden se volvió un problema para Houston. Además de su falta de compromiso con el equipo en el último tiempo, el jugador norteamericano se volvió un habitual de los clubes nocturnos de la ciudad y su rendimiento ya no era el de otros años.
Houston Rockets vio en la necesidad de los Nets por aspirar al título la posibilidad de sacarse un conflicto a futuro. Los Nets aprovecharon una oportunidad que pocas veces se ve en la liga y contrataron una estrella que se les puso en bandeja de plata. Sin embargo, para ello hipotecaron todas sus futuras primeras elecciones en el draft y dejaron ir a cuatro jugadores importantes del esquema para ajustar su masa salarial.
Si les sale la jugada, será imposible de mejorar. Tendrán tres estrellas de la liga (Harden, Durant e Irving), sin contar a DeAndre Jordan, y romperán el torneo porque incluso para los Ángeles Lakers de Lebron James y de Anthony Davis, actuales campeones y candidatos nuevamente al anillo, serán un rival muy difícil de vencer.
Pero, si alguna de las fichas les falla será un movimiento caótico. Solo se necesita que se dañe un engranaje para que el plan se vaya por la borda. Si Durant se vuelve a lesionar, será un fracaso. Lo mismo que si Harden no levanta su nivel y no se compromete con la franquicia o si Kyrie Irving, que no tiene muy buena relación con los directivos, decide irse del equipo y abandonar el proyecto.
A priori los Nets tienen uno de los mejores quintetos de la liga. Los excompañeros Harden y Durant se reencuentran para ganar el anillo que no pudieron conseguir en Oklahoma, y toda la NBA está expectante de lo que puede resultar de esta mezcla, un movimiento arriesgado que será interesante de ver, pero que va a partir la competitividad de la liga en dos, como sucedió cuando Kevin Durant llegó a los Warriors.