Jhon Hernández, con la camiseta de Motilones del Norte.
Foto: DPB
Jhon Hernández tocó la copa y sintió en sus manos el peso. No de los kilos, pero sí de la nostalgia. Chiquillo, como lo conocen todos en el mundo del baloncesto, miró las gradas antes de levantar el trofeo y un escalofrío le recorrió la espalda. Fue un déjà vu. Viajó al pasado, a la primera vez que fue campeón, 15 años antes. También fue en Cúcuta, cuando la liga todavía no era profesional, ni existía el campeonato que conocemos ahora. Ese día, recuerda, la Toto Hernández también estaba a rebosar. La cancha hervía de calor y gente, todos...
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