Rafael Nadal y Carlos Alcaraz empezaron su sueño olímpico: así se vivió en París
Los dos españoles, por primera vez en dobles, ganaron en su debut en las justas contra la dupla argentina de Máximo González y Andrés Molten, y ya están en la segunda ronda.
Fernando Camilo Garzón
Enviado especial a París
Hubo momentos, de esos que no se ven a través de la cámara, en los que Rafael Nadal le pegaba una reprimenda al pupilo, Carlos Alcaraz. Pequeña y medida, pero moralizante. Para que despertara y se metiera en el partido, el primero que jugaron juntos como pareja en los Juegos Olímpicos de París 2024. El primero que, además, ganaron, contra los argentinos Máximo González y Andrés Molten en dos sets por 7-6 y 6-4.
Así como a veces le llamaba la atención, cada punto conseguido lo celebraba junto a su heredero a grito herido, con los puños cerrados y la mirada directa a los ojos. Había química y se sentía en la cancha; dos jugadores cortados con la misma tijera que, por primera vez juntos, jugaban a la par, como si lo hubiesen hecho toda la vida, como si entre los dos no hubiese 17 años de diferencia.
El escenario, además, no podía ser más idóneo: Roland Garros, el campo en el que este año Carlos Alcaraz se consagró campeón, el feudo en el que Rafael Nadal conquistó 14 coronas, un récord casi imposible de igualar.
Y tenía que ser en el olimpo, además, este contexto. La cima deportiva donde se encuentran los grandes héroes, donde dos de los exponentes más importantes del tenis del mundo se citaron para cantar victoria y maravillar al público que, agradecido, se maravilló de un partido que quedará para la historia.
Alcaraz y Nadal, de menos a más
No era un partido fácil para Rafael Nadal y Carlos Alcaraz. La gran leyenda, más acostumbrada en los últimos tiempos a jugar en dobles, entró muy concentrado en el partido y tuvo que cargar con algunas desatenciones del menor de los gigantes españoles, que a primera hora había jugado contra Hady Habib, a quien derrotó en dos sets en la rama individual.
Los argentinos quebraron el primer juego de los españoles y daba la impresión de que el partido sería muy complicado para los dos tenistas legendarios. No obstante, se recuperaron rápido y después dieron la pelea en un set muy igualado que se definió a su favor en el tie break.
“¡Vamos, Rafa!”, gritaba la gente en el estadio. “¡Viva España!”, también se escuchaba. El día fue lluvioso desde la mañana. Por el clima, la mayoría de juegos se cancelaron, incluido el de la colombiana María Camila Osorio. Pero, increíble, cuando jugaron Alcaraz y Nadal, salió el sol.
El segundo set fue más tranquilo para la pareja española, que dominó más a placer y sentenció rápido el cuento, con un marcador de 6-4. Al principio, sus rivales se fueron arriba 3-0, pero Alcaraz reconectó ante la llamada de atención de Rafa y ayudó a conseguir la anhelada victoria de la inesperada pareja en el último baile de Nadal.
Ya lo dijo el legendario español, que no sabe lo que pasará cuando se acabe este sueño de París. En el último Roland Garros no se atrevió a despedirse del que fue su reino. Quería llegar a los Olímpicos. Competirá en individuales también, pero todos quieren ver la gesta en parejas. Empezaron bien, el monarca y su heredero. Ahora, la arcilla de París quiere ver a dos de sus favoritos vestirse con la de oro.
Hubo momentos, de esos que no se ven a través de la cámara, en los que Rafael Nadal le pegaba una reprimenda al pupilo, Carlos Alcaraz. Pequeña y medida, pero moralizante. Para que despertara y se metiera en el partido, el primero que jugaron juntos como pareja en los Juegos Olímpicos de París 2024. El primero que, además, ganaron, contra los argentinos Máximo González y Andrés Molten en dos sets por 7-6 y 6-4.
Así como a veces le llamaba la atención, cada punto conseguido lo celebraba junto a su heredero a grito herido, con los puños cerrados y la mirada directa a los ojos. Había química y se sentía en la cancha; dos jugadores cortados con la misma tijera que, por primera vez juntos, jugaban a la par, como si lo hubiesen hecho toda la vida, como si entre los dos no hubiese 17 años de diferencia.
El escenario, además, no podía ser más idóneo: Roland Garros, el campo en el que este año Carlos Alcaraz se consagró campeón, el feudo en el que Rafael Nadal conquistó 14 coronas, un récord casi imposible de igualar.
Y tenía que ser en el olimpo, además, este contexto. La cima deportiva donde se encuentran los grandes héroes, donde dos de los exponentes más importantes del tenis del mundo se citaron para cantar victoria y maravillar al público que, agradecido, se maravilló de un partido que quedará para la historia.
Alcaraz y Nadal, de menos a más
No era un partido fácil para Rafael Nadal y Carlos Alcaraz. La gran leyenda, más acostumbrada en los últimos tiempos a jugar en dobles, entró muy concentrado en el partido y tuvo que cargar con algunas desatenciones del menor de los gigantes españoles, que a primera hora había jugado contra Hady Habib, a quien derrotó en dos sets en la rama individual.
Los argentinos quebraron el primer juego de los españoles y daba la impresión de que el partido sería muy complicado para los dos tenistas legendarios. No obstante, se recuperaron rápido y después dieron la pelea en un set muy igualado que se definió a su favor en el tie break.
“¡Vamos, Rafa!”, gritaba la gente en el estadio. “¡Viva España!”, también se escuchaba. El día fue lluvioso desde la mañana. Por el clima, la mayoría de juegos se cancelaron, incluido el de la colombiana María Camila Osorio. Pero, increíble, cuando jugaron Alcaraz y Nadal, salió el sol.
El segundo set fue más tranquilo para la pareja española, que dominó más a placer y sentenció rápido el cuento, con un marcador de 6-4. Al principio, sus rivales se fueron arriba 3-0, pero Alcaraz reconectó ante la llamada de atención de Rafa y ayudó a conseguir la anhelada victoria de la inesperada pareja en el último baile de Nadal.
Ya lo dijo el legendario español, que no sabe lo que pasará cuando se acabe este sueño de París. En el último Roland Garros no se atrevió a despedirse del que fue su reino. Quería llegar a los Olímpicos. Competirá en individuales también, pero todos quieren ver la gesta en parejas. Empezaron bien, el monarca y su heredero. Ahora, la arcilla de París quiere ver a dos de sus favoritos vestirse con la de oro.