Ricky Rulez, campeón latinoamericano de breaking
El bogotano de 25 años fue el mejor breaker en la Red Bull BC One, la competencia de breaking más grande del mundo, que se celebró el pasado fin de semana en São Paulo (Brasil). La colombiana B-girl Luma también fue campeona de este torneo; por eso, ella y Ricky representarán al continente en el Last Chance Cypher, que les podría dar acceso a la final mundial del certamen, en París.
Kevin Stiven Ramírez Quintero
“¡Bogotá en la casa!”, gritaba el host mexicano Serko Fu mientras Ricky Rulez cortaba el viento con sus pies, detenía el tiempo con su baile y desafiaba la gravedad dando vueltas sobre la cabeza.
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“¡Bogotá en la casa!”, gritaba el host mexicano Serko Fu mientras Ricky Rulez cortaba el viento con sus pies, detenía el tiempo con su baile y desafiaba la gravedad dando vueltas sobre la cabeza.
Los breakers y el público latinoamericano alcanzaron el éxtasis con la destreza de Ricky sobre el suelo de São Paulo (Brasil), en la final de la Red Bull BC One, el mayor campeonato de 1 vs. 1 de breaking en el mundo que se celebró en el icónico Memorial da América Latina.
Con intensidad, estilo y fuerza, el colombiano brindó fluidez y plasticidad sobre el escenario hasta que la batalla de baile finalizó y la música paró. El silencio reinó por algunos segundos mientras los jueces Junior (Francia), Kastet (Rusia) y Tawfiq (Holanda) eligieron como ganadores a la también colombiana B-girl Luma, mayor referente de esta disciplina en el país, y a Ricky Rulez.
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Al atleta bogotano no le salían las palabras y cuando le entregaron el trofeo de campeón, alzó los brazos en señal de gloria mientras suspiraba profundo y aguantaba el llanto por una victoria que significó sacrificio, preparación y pasión.
Con la mano derecha levantaba el trofeo, mientras que su mano izquierda señalaba al cielo y dedicaba la victoria a su mamá Myriam Manrique, quien podrá ver a su hijo en el Last Chance Cypher, antes de asegurarse un lugar en la final mundial, que se celebrará el 21 de octubre en París, en la legendaria cancha del Roland Garros.
“Muy agradecido. Esto es un milagro realmente. Pasaron muchas cosas para llegar hasta acá. Ha sido un camino muy largo. Mucho entrenamiento y mucha gente implicada. Digamos que fue muy difícil, pero, en nombre de Dios, se logró. Estamos preparados para la siguiente etapa. Feliz y juicioso para seguir entrenando”, aseguró Ricky Rulez para El Espectador.
Del barrio a los grandes escenarios
Ricky Sebastián Ordóñez, o mejor Ricky Rulez, empezó a desafiar la gravedad con el baile desde los 12 años. Cambió los guayos de fútbol por las pistas de baile y le hizo frente a las afiladas calles de San Cristóbal en Bogotá con deporte y hip hop.
El breaking (y no breakdance, ya que es un término comercial) tocó a su puerta por primera vez en unos talleres extracurriculares que daban en su colegio.
Para él, esos primeros movimientos en el suelo fueron más un pasatiempo que otra cosa. Sin embargo, todo empezó a transformarse cuando vio los grandes campeonatos que se realizaban en el mundo, como el Red Bull BC One.
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Desde ese momento hubo una conquista instantánea que llegó con desafíos. El primero fue la aceptación de su familia. Para ellos, el breaking era un simple hobbie, pero cuando vieron que Ricky se lo estaba tomando en serio y empezaba a tener resultados, no le impidieron seguir su camino.
Ricky gambeteó el destino y continuó firme en su decisión con disciplina. “Yo solo bailaba. No dependía de nadie. Siempre fui un autodidacta y fue mi manera de vivir. Tenía que solucionar de alguna manera”, recordó.
Empezó a entrenar solo, sin pensar que el breaking se convertiría algún día en deporte olímpico. Con el baile, ha conquistado tierras como Brasil, Estados Unidos, Corea del Sur, Bélgica, España y Portugal.
A su vez, superó las calles de su localidad e hizo posible vivir de su sueño en el baile, siendo ejemplo para otros breakers colombianos como las B-girls Zue, Mantra y Celestia, como también a B-boys como Jetzo y Jeian, quienes también fueron protagonistas en la final de la Red Bull BC One en São Paulo.
El “breaking” en Colombia
Este arte en movimiento, que combina disciplinas como la gimnasia y las artes marciales, llegó al país a principios de la década de los 80 por películas como Wild Style, en la que se exploraban los cuatro elementos del hip hop: el rap, el DJ, el grafiti y el breaking.
Este baile callejero fue acogido mayormente por jóvenes de barrios humildes en ciudades como Bogotá, Medellín y Cali. Pese a los años, el breaking no ha tenido la gran fuerza que merece, al igual que el rap o el grafiti.
“Estamos haciendo mucho ruido para el poco apoyo que tenemos”, afirmó Ricky y reconoció que, pese al potencial que hay en el país, Colombia está atrasado en un deporte que ya es institución e industria en el mundo.
“Mi objetivo es lograr el reconocimiento mundial para generar entradas, puertas y conexiones con otros países, seamos tomados en cuenta y generemos industria”, sentenció.
Ricky reconoce que no solo con apoyo se logra el objetivo, sino que se ha esforzado por la enseñanza del breaking en poblaciones específicas de áreas estigmatizadas, donde vive y nace el arte en movimiento.
“Para bailar breaking no necesitamos más que las ganas de hacerlo. Nunca es algo obligado. Es una oportunidad que educa”, señaló.
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El breaking, al igual que los demás elementos del hip hop, ha sido una oportunidad de vida para miles de jóvenes colombianos, quienes han cambiado las narrativas y prácticas violentas por hacerle una apuesta al arte, donde pueden expresar sus emociones y vivencias con el apoyo de fundaciones como Breaking Limits.
El logro de Ricky y Luma son solo la punta del iceberg de una disciplina en la que Colombia se destaca, pese a todo.
Ahora, los artistas colombianos pueden aspirar a prepararse para competir en los Juegos Olímpicos con un baile que ha narrado las vivencias y los sacrificios de las comunidades más vulnerables, desde hace 50 años, cuando nació en los barrios afroamericanos y latinos de Nueva York.
Al fin, como dice Ricky, “uno viene al mundo es para algo. Uno nace en el lugar donde nace para generar un cambio”, afirmó.
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