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Hay pocas cosas que no se hayan dicho ya de Roger Federer. Tantos récords, tantos logros, tantas caídas y tantas lágrimas derramadas. Hay tanto que decir y tanto que se ha ido olvidando con el tiempo; tanto, que el tenis, poco a poco, víctima de su propia evolución, del corrosivo avance del tiempo y de la amnesia colectiva, va escondiendo.
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Como que Roger es el jugador con más semanas consecutivas como número uno del mundo, con 237, superando las 160 de Jimmy Connors, las 157 de Lendl y las 122 de Novak Djokovic. O como aquellas 24 finales que ganó el suizo de forma consecutiva a nivel de gira.
También que no tuvo ningún retiro en 1.526 partidos, es decir, ni una sola vez en toda su carrera. O que es el único jugador en la era abierta en ganar cinco veces el Abierto de Estados Unidos al hilo, perdiendo finalmente contra un joven Juan Martín del Potro en 2009, hace 14 años.
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Ahora todo es diferente, el tenista suizo se retiró hace un año, el 15 de septiembre de 2022, ante la mirada atónita del mundo entero, ante la ingenua mirada de los fanáticos que le esperaban de vuelta en el circuito tras su lesión corrosiva de rodilla, de la cual, aún no puede desprenderse.
A un año de uno de los días más tristes de la historia del tenis. 🥺💔
— ESPN Tenis (@ESPNtenis) September 15, 2023
Un 15 de septiembre pero de 2022, Roger Federer anunciaba su retiro. @rogerfederer pic.twitter.com/gqFRBLD6as
“He tenido bastantes problemas de rodilla, así que estoy en rehabilitación constantemente. No he podido hacer mucho cardio. Hago principalmente pesas, ejercicios básicos y otros tantos para fortalecer mis cuádriceps”, dijo tras una afable mirada.
“Tengo un fisioterapeuta con el que llevo siete años y nos vemos cuatro veces por semana. Hace tratamientos, masajes, estiramientos y también me explica ejercicios”, finaliza con la misma mirada, ahora algo perdida, pero siempre cálida.
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Roger no parece extrañar la cancha, no tanto como lo extraña a él, aparentemente. Ni de la forma en la que sus fieles seguidores pretenden que lo haga. Ya no hay romanticismo ni provocaciones, tampoco existe arrepentimiento. De hecho, en 2022 tuvo que participar de la celebración de los 100 años de Wimbledon en la cancha central y declaró para el Wall Street Journal que no se sintió muy cómodo estando allí, que de cierta forma tuvo una sensación de huida, difícil de describir.
Luego, este año, asistiendo al partido de Andy Murray en las primeras fases de Wimbledon, describió cómo todo va tomando un color diferente: “Mi papá se inclinó y me preguntó: ‘¿No te gustaría estar en la cancha ahora mismo en lugar de simplemente sentarte aquí?’ Estoy muy feliz sentado aquí. Me sentí muy contento y en paz, sentado y sin jugar.”
Algunos no podrán entender que todo pasó, que Roger Federer está contento con el retiro, que ahora puede volver a la cancha sin sentirse airado y separado. Otros insisten en verlo como entrenador, desde ya, aunque aún no haya sanado, y esté todavía lidiando con su longeva relación con el deporte. Muchos, solo esperan verlo más seguido en las canchas, muchos extrañan verlo en las finales.
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