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En los Olímpicos de Río 2016 ya era candela. Clasificó con el equipo colombiano para los 4x400 metros en relevos. Y aunque acababa de cumplir la mayoría de edad, Anthony Zambrano era voltaje: días atrás venía de ser sexto en el Mundial Sub 20 de Polonia. Y un año atrás había sido séptimo en los 400 metros del Mundial de Menores que se celebró en Cali. Pero él, fachero, ya era imponente: confianza absoluta en sí mismo, champeta, salsa choque, mirada provocadora, inquisidora. Y ruido, mucho ruido.
En las tribunas de Río de Janeiro quedó hipnotizado por un suceso inesperado. El sudafricano Wayde van Niekerk estalló los cronómetros y tumbó la marca impoluta, tan lejana, de 43,18 que tenía su ídolo, el estadounidense Michael Johnson desde el Mundial de Sevilla de 1999. Desde lejos, con mirada de asombro, Zambrano se propuso estar allí, pero en Tokio, compitiendo mano a mano junto al nuevo medallista de oro.
Y aunque la vida, como la prueba de los 400 metros, no es una carrera en línea recta, Zambrano supo reponerse de algunos recovecos, problemas de indisciplina y molestias físicas, su eterno flagelo.
“Después tuve una caída, una lesión, mucha gente habló mal de mí... pensaron lo peor, me dieron la espalda. Y cuando mi mamá me dijo que algo se puede, se hace. Volví a entrenar en 2018 y vine a callar bocas”, dijo el velocista de 23 años que reside en Ecuador, lejos de su mundo, en la rueda de prensa posterior a ganar la plata, tal vez a nivel técnico la medalla más importante en la historia del deporte colombiano.
(Lea: Perlaza, Palomeque, Solís y Zambrano: rápidos y furiosos)
Llegar hasta una final olímpica ha sido un camino muy duro.
— Anthony Zambrano (@AZambrano400) August 2, 2021
Un viaje lleno de curvas, espinas y dolores; pero también, una trayecto donde descubrí que que con fé, determinación y resiliencia unos siempre puede sacar su mejor versión.
Grs a quienes han creído en mi.
Vamos!! 🇨🇴🇨🇴 pic.twitter.com/JcidxQBCX0
Tampoco fue una línea recta para el campeón olímpico defensor, Wayde van Niekerk, quien en Tokio se quedó en las semifinales con una marca de 45,14, una eternidad con respecto a lo que había conseguido cinco años atrás. Porque una delicada lesión de rodilla en un partido benéfico de rugby que disputaba en la Ciudad del Cabo en 2017 lo tuvo más de un año inactivo, en rehabilitación. Un accidente del que no ha logrado reponerse para recuperar su anterior versión.
Un asiento vacío que llenó el bahameño Steven Gardiner, quien en Río, al igual que Zambrano, corriendo en los relevos de 4x400, pero ganando el bronce, se había prometido llegar a competir entre los mejores. Y así un año después ganó la plata de los 400 metros planos en el Mundial de Atletismo de Londres 2016, solo por detrás de Van Niekerd. Luego, en Doha 2019, se coronó campeón del mundo por delante de Zambrano, un título que revalidó en Tokio consagrándose con el oro olímpico, otra vez por delante del guajiro.
Junto a ellos dos se mantuvo el granadino Kirani James, quien se quedó con la medalla de bronce. Un hombre que ganó el oro en Londres 2012 y la plata en Río 2016. Se ha subido a los tres escalones del podio olímpico en los 400 metros, sobre todo después de luchar desde 2017 contra la enfermedad Graves-Basedow, una inflamación en la glándula tiroides.
A sus 23 años, Anthony Zambrano es el segundo hombre más rápido de la Tierra corriendo 400 metros planos. Ya está en el mismo escalón que los otros dos mejores velocistas del planeta, pero ahora quiere vencer a su verdadero rival: el reloj. “La presión mía son el cronómetro y Dios. Los demás son humanos: altos, bajitos, débiles, fuertes”. El anhelo es bajar, por primera vez en la historia, la marca de los 43 segundos.
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El primer paso lo dio en Tokio 2020 al convertirse en el primer latinoamericano en correr los 400 metros en menos de 44 segundos, con su marca de las semifinales de 43,93, el nuevo récord suramericano. Superó por 22 centésimas el mejor registro (44,15) que tenía cuando fue subcampeón mundial en Doha 2019. El ciclo lo ha cumplido: ha sido finalista en las grandes citas en todas las categorías (Mundial Sub 18, Sub 20, de mayores y Olímpicos). Y para dimensionar lo rápido que es, solo 16 atletas han sido más veloces que él en todos los tiempos.
En palabras de Zambrano, no tuvo el rendimiento esperado en la final (44,08), un mejor tiempo que el que hizo en Doha (44,15). Pero la meta con su entrenador, el cubano Nelson Gutiérrez, era llegar al 43,80, sabían que con esa marca ganaban el oro. “Quería ser el campeón olímpico, pero le dije a Dios que me diera lo que merecía, ni más ni menos. Y recibo este segundo puesto con amor”.
¿Qué pasó? Sus rivales le plantearon una carrera que va en contravía de su modelo para poder tener un gran remate en los últimos 100 metros. Va a trabajar en su versatilidad para París 2024. “Me dañaron mi tipo de carrera porque me salieron a correr, ellos saben que si no me matan arriba, no me matan abajo. No tuve un buen remate. No tuve mis mejores 100, yo estoy acostumbrado a correr otro tipo de carrera, no esta. Hay que acoplarse para ser el próximo campeón”.
You can all stop posting about #InternationalDanceDay – Colombia's 4x400m guys including @AZambrano400 just won the whole thing 🕺🇨🇴#WorldRelays pic.twitter.com/lZEc7ZfsTr
— World Athletics (@WorldAthletics) April 29, 2021
Fue medallista olímpico con contracturas musculares en sus cuádriceps, las lesiones... su eterna cruz. La razón por la cual no corre los 100 metros, aunque los 200 son una cuota pendiente para él. “Soy una persona con poco músculo, no me sale. Siempre tengo contracturas y lesiones. Por eso el profe tiene miedo de que corra los 100 y 200 metros. Por eso la de 400 es mi fuerte, que, aunque me lesiona, soy competitivo. Me tienen que dar poca pausa en los entrenos porque si no me lesiono”.
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El francotirador apunta a bajar el tiempo de los 43 segundos y romper el récord mundial. “Los 400 metros se han vuelto algo tan especial a escala mundial como cuando estaba Bolt en los 100. Creo que vamos a romper esa barrera con el favor de Dios. Ya regresó el campeón olímpico Van Niekerk, que tiene unos 200 metros muy explosivos. Es una felicidad, voy a tener una persona más competitiva en el deporte. Con él se puede romper la barrera. Como sale, llega, eso es muy impresionante. Podemos romper la barrera en un par de años, lo sueño, sé que puedo y espero estar allí”.
Por: Thomas Blanco- @thomblalin