Rublev, su caso en el Abierto de Australia y un capítulo más de política y deporte
Andrey Rublev tuvo que detener un partido en el Abierto de Australia por insultos relacionados con su nacionalidad rusa.
Andrés Osorio Guillott
Una nueva transgresión de la política en el deporte. Desde las pasiones del ser humanos hasta el hecho de que cada deportista representa siempre a su país así no vista necesariamente una camiseta que así lo demuestre da pie para que los sentimientos nacionalistas afloren de tanto en tanto y los atletas sean señalados simplemente por su lugar de origen, pues en muchos casos puede que ni siquiera manifiesten estar a favor o en contra de lo que suceda con su nación.
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Una nueva transgresión de la política en el deporte. Desde las pasiones del ser humanos hasta el hecho de que cada deportista representa siempre a su país así no vista necesariamente una camiseta que así lo demuestre da pie para que los sentimientos nacionalistas afloren de tanto en tanto y los atletas sean señalados simplemente por su lugar de origen, pues en muchos casos puede que ni siquiera manifiesten estar a favor o en contra de lo que suceda con su nación.
Desde que empezó la guerra entre Rusia y Ucrania, el deporte ha sido uno de los escenarios más afectados. No es el más importante, pero sí es una rama que tuvo que pagar las consecuencias del conflicto entre ambas naciones luego de que el presidente Vladimir Putin decidiera invadir el territorio ucraniano. Esta decisión, al día de hoy, ha afectado a varios deportistas rusas y bielorrusos, pues el tema va más allá de no poder llevar las banderas de sus naciones, sino de incluso tener que retirarse o buscar otros lugares del mundo para poder continuar con sus carreras, pues hay disciplinas y entidades que incluso han prohibido la presencia de atletas con estas nacionalidades.
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Por ejemplo, una de las primeras medidas que se dieron tras el comienzo de la guerra entre Rusia y Ucrania fue la cancelación de la final de la Champions League de 2022, que en un principio se jugaría en San Petersburgo, y finalmente se realizó en París. De ahí en adelante se habló de vetos y cancelaciones de deportistas rusos y bielorrusos en múltiples disciplinas. Sin embargo, muchas entidades del deporte optaron por el principio de neutralidad, que aceptaba que atletas con estas nacionalidades pudieran participar en competencias, pero sin representar a sus países.
Antes de hablar de lo sucedido con Rublev, fue justamente el tenis una de las disciplinas que prohibió la participación de rusos y bielorrusos en dos torneos. El año pasado se decidió que podían competir en torneos ATP y WTA, incluidos los Grand Slam, pero que serían excluidos de la Copa Davis y de la Billie Jean King Cup. “Sin embargo, hasta nueva orden, no participarán (en esas competiciones) bajo la bandera de Rusia y Bielorrusia”, decía el comunicado que compartieron los dirigentes de esta disciplina.
La Unión Internacional de Patinaje (ISU) también anunció en 2022 la medida de no permitir que más patinadores rusos participaran en sus competencias. Una baja importante, pues este es uno de los deportes en los que más ha triunfado Rusia. Pasó también con el Mundial de Voleibol, que iba a ser en ese país entre agosto y septiembre del año pasado, pero finalmente la Federación Internacional de Voleibol (FIVB) decidió quitarle la sede y se la dio a Polonia y Eslovenia.
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“Sólo podemos cumplir nuestra misión de unificación del mundo si los Juegos Olímpicos transcienden todas las diferencias políticas. Para alcanzar esta solidaridad mundial y una verdadera universalidad, el COI y los Juegos Olímpicos deben ser neutros en el plano político”, declaraba el presidente del COI, Thomas Bach, en 2020.
Así, el Comité Olímpico Internacional, y luego otras grandes entidades del deporte como la FIFA y la UEFA, apelaron al principio de neutralidad para que los deportistas rusos y bielorrusos no fueran excluidos y no perdieran su derecho a competir. Así, todos podrían continuar sus carreras, pero tendrían que hacerlo sin llevar las banderas y representar a sus países de manera oficial.
El caso de Rublev en el Abierto de Australia
Tras casi un año del comienzo de la guerra entre Rusia y Ucrania, los deportistas rusos siguen siendo señalados por un asunto que no tiene que ver con sus posturas sobre lo sucedido, sino simplemente por su nacionalidad. Esto pasó con Andrey Rublev en el Abierto de Australia, pues el jugador tuvo que detener el partido de la segunda ronda del primer Grand Slam del año contra Emil Ruusuvuori por insultos que venían desde la grada.
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Fueron dos aficionados los que empezaron a desviar la atención del ruso de 25 años, pues primero colgaron en las gradas una bandera de Ucrania, pero después empezaron los insultos que lo obligaron a detener el encuentro que finalmente ganó con parciales de 6-2, 6-4, 6-7 y 6-3.
“Está bien, la bandera está bien. Solo pido que no me insulten”, le dijo Rublev al juez del compromiso en el momento en que detuvo el partido. Pero luego, en rueda de prensa, el ruso aseguró: “Se lo dije directamente al árbitro, no se trata de la bandera. Pueden poner la bandera que quieran, entiendo completamente la situación. Fue más que me empezaron a decir palabras feas y cosas malas”.
En un principio, Andrey Rublev, Daniil Medvedev y Aryna Sabalenka, tenistas rusos y bielorrusos, iban a poder competir en el Abierto de Australia bajo sus banderas, pero tras la presencia de una de ellas en uno de los primero partidos del Grand Slam, el embajador ucraniano Vasyl Myroshnychenko manifestó su rechazo e hizo un llamado a los organizadores para cumplir con el principio de neutralidad: “Condeno enérgicamente la exhibición pública de la bandera rusa durante el partido de la tenista ucraniana Kateryna Baindl en el Abierto de Australia. Pido a Tennis Australia que haga cumplir de inmediato su política de ‘bandera neutral’”, publicó en su cuenta de Twitter el embajador ucraniano para Australia y Nueva Zelanda.
Inmediatamente, los organizadores publicaron un comunicado en el que dijeron: “Las banderas de Rusia y Bielorrusia están prohibidas dentro del Abierto de Australia. Nuestra política inicial era que los aficionados podían traerlas, pero no podían usarlas para perturbar. Ayer tuvimos un incidente en el que una bandera rusa se puso al lado de la pista. (...) La prohibición es efectiva de inmediato. Continuaremos trabajando con los jugadores y los aficionados para asegurar el mejor ambiente posible para disfrutar del tenis”.
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