Sara López y lo que es disparar desde casa

La colombiana de 25 años se impuso en un torneo virtual organizado por la Federación Internacional de Tiro con Arco, todo un desafío en pleno aislamiento. En la final superó al campeón mundial juvenil.

Camilo Amaya
20 de mayo de 2020 - 02:00 a. m.
López compitió en el antejardín. / Archivo particular
López compitió en el antejardín. / Archivo particular

Sara López y su familia empezaron la cuarentena una semana antes de que el Gobierno nacional la decretara (24 de marzo). La pereirana venía de competir en Medellín cuando tomó la determinación de aislarse en su casa como una especie de punto final a la determinación de salir o no salir, cuando en Risaralda todavía no había casos de COVID-19.

Sara y su hermano, ambos estudiantes de medicina, se dieron cuenta de que la cosa no iba bien, que lo que estaba sucediendo en el exterior iba a pasar en Colombia y quizá con más severidad. De hecho, cuando pensó en regresar a la universidad, vio que el pénsum con el que ella había comenzado era diferente, que las materias de sexto semestre eran ahora de décimo y que en la lista aparecían psiquiatría, medicina interna y farmacología. Y que en las dos primeras era ineludible ir al hospital. Y, en términos prácticos, no iba a correr riegos.

“Me pareció absurdo ser tan implacable con las normas de aislamiento si cada nada tenía que estar yendo al hospital. Por eso preferí no continuar. Al cabo que sexto semestre lo he aplazado tres o cuatro veces por competencias deportivas y una más no hace la diferencia”. En 69 días Sara solo ha salido dos veces a hacer mercado para su familia y para su abuela. De resto ha estado entrenando en el antejardín de la casa, pintando mandalas y tratando de tranquilizarse en una sociedad que parece estar carcomida por el pánico. “Mantenía estresada porque eran noticias a la mañana, la radio al mediodía y otra vez la televisión en la noche. El virus a toda hora y que esto y aquello, y eso te satura. Entonces tomamos la decisión de apagar todo”.

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Entonces Sara y su familia entendieron que había que aprender a vivir con el virus, más allá de sobrevivirlo, y procuraron continuar con una rutina que se ha visto alterada en la espacialidad, mas no en la temporalidad. Por ejemplo: Paula, la mamá, siguió haciendo sus arreglos de flores, Freddy, el papá, se dedicó a la jardinería y a la cocina, e Isaac, el hermano, a tomar materias de manera virtual. “Y yo a entrenar, a pintar y a inventarme recetas que veo en internet”. Cada día, teniendo en cuenta que el clima flota a la deriva, que unas veces hace mucho sol y otras no para de llover, Sara dispara su arco a cinco metros de distancia, sin una diana, solo al blanco y sin apuntar, para mejorar detalles técnicos.

Después descarga el PDF que le envía su preparadora física y tiene, de cuando en cuando, una reunión vía Zoom con la fisioterapeuta y la psicóloga, procurando hacer de la costumbre algo llevadero. Sin embargo, hace unas semanas todo cambió cuando Sara recibió una llamada. “Me contactaron de la Federación Internacional de Arquería y lo único que me preguntaron fue si tenía espacio para disparar. Dos días después me agregaron a un grupo de WhatsApp y me contaron cuál era la idea”.

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Cuatro mujeres y cuatro hombres llegaron a acuerdos, a un convenio en cuanto a las normas, la distancia y la manera de puntuar. “En la clasificación puse mi teléfono en cámara rápida, disparé sesenta flechas y mandé el video para que ellos allá hicieran la pirámide. Ya en la competencia utilicé dos celulares: uno enfocándome a mí y el otro a la diana. Tuve que mover mesas, usar cajas de cartón y libros para cuadrar el tiro de las cámaras. Hasta usé audífonos inalámbricos para saber mi turno”.

En una jornada la canícula jugó en su contra, los celulares se recalentaron, el internet no funcionó bien y Sara tuvo que estar lo más cerca posible de la casa para tener señal y, de paso, no molestar a los vecinos. Del 9 al 17 de mayo se llevaron a cabo las rondas: un día sí, otro no. Primero venció a la eslovena Toja Ellison y después a la estadounidense Paige Pearce. Ya en la final derrotó al noruego Anders Faugstad, campeón mundial juvenil (146-144), para quedarse con el título del Lockdown Knockout, el primer torneo de esta modalidad que se realiza de manera virtual. “La lluvia también me causó problemas, pero por fortuna el último día hizo sol. Fue interesante, algo nuevo. Espero que el wifi no moleste para seguir participando, si hacen más eventos, porque, por ahora, no creo que en 2020 haya un calendario de tiro con arco”.

Sara sabe que al final de este año, aunque no hay un comunicado oficial que anuncie una cancelación, hay una Copa del Mundo y unos Panamericanos en Medellín. Y en caso de realizarse, iría guardando todas las medidas de distanciamiento, en su carro y sola. No obstante, es consciente de que para que esto suceda las fronteras tienen que estar abiertas y los deportistas del extranjero deberían confirmar su asistencia. “Si fuera yo la que tuviera que ir a otro país no lo haría, porque botaría a la basura todo este tiempo que llevo encerrada. Siendo sincera, ya me estoy mentalizando en la temporada 2021”, concluye López con un suspiro de resignación.

@CamiloGAmaya

icamaya@elespectador.com

Por Camilo Amaya

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