Sara Vargas, presente y futuro del deporte paralímpico
La nadadora, nacida en Mesitas del Colegio y apoyada por el IDRD, comenzó su carrera en el alto rendimiento hace año y medio, cuando fue descubierta por el entrenador Stevens Ruiz.
LUIS GUILLERMO ORDÓÑEZ
Los entrenadores deportivos están para formar campeones, pero también para cambiar vidas. Su guía y consejo pueden resultar fundamentales para encarrilar a sus dirigidos por un camino exitoso.
Y eso precisamente fue lo que ocurrió con Stevens Ruiz, un experimentado técnico de natación que a comienzos de 2018 conoció a Sara del Pilar Vargas Blanco y la convirtió en múltiple medallista parapanamericana con apenas 12 años.
En los Juegos de Lima 2019, que terminaron ayer con un gran balance para Colombia, cuarta en la tabla de medallería gracias a 47 oros, 36 platas y 50 bronces, la nadadora nacida en Mesitas del Colegio fue una de las figuras del equipo nacional, pues impuso cinco récords continentales y se colgó cinco preseas, cuatro doradas y una de plata.
“Yo estaba buscando deportistas para el grupo de rendimiento de natación paralímpica y su familia planeaba radicarse en Bogotá. Ella estaba en el club Compensar y un colega me la recomendó. Identifiqué pronto su carácter y personalidad, además de su evidente talento en el agua. El primer día que entrenamos le dije que no sabía si iba a ser campeona mundial, pero sí parapanamericana, aunque mi proyecto era hacerlo en 2023, no ahora”, admite Ruiz, un docente y administrador preparado y estudioso que respeta los procesos, “sobre todo en organismos en evolución a los que todavía no se les pueden aplicar cargas excesivas de trabajo, sino más bien elementos básicos formativos”.
Pero Sara, cuya discapacidad es la talla baja, pues mide 126 centímetros, ha sorprendido con resultados inmediatos. Brilló en el Gran Prix de Paranatación en Indianápolis (Estados Unidos), así como en los Abiertos Nacionales en Medellín, hace un par de meses. Su prueba de fuego eran los Parapanamericanos y la superó con creces. Quedó primera en las pruebas de 50 metros mariposa, 100 metros dorso, 50 metros libres y 100 metros libres. Además fue segunda en los 400 metros libres.
“Ella, que en un comienzo tenía solamente el apoyo de su familia, ahora cuenta con todas las ventajas que le brinda el Instituto Distrital para la Recreación y el Deporte. Además de los auxilios económicos tiene a su disposición el equipo científico, médico, psicológico, nutricional y fisioterapéutico de Bogotá”, explica Ruiz, quien destaca que “sus medallas y récords son producto de la combinación que llamamos 2T, talento y trabajo, con disciplina diaria, dedicación, perseverancia y mentalidad ganadora”.
Por eso lamenta que Sara no pueda participar en los próximos Juegos Paranacionales, en Bolívar, ya que la carta fundamental de las justas prohíbe que deportistas menores de 14 años actúen.
Sin embargo, Sara y Stevens tienen otros objetivos, ahora más ambiciosos gracias a que entrará al programa de deportistas apoyados por Coldeportes a través del Comité Paralímpico Colombiano. “Está el Mundial de Londres, en un par de semanas. Allá vamos a mirar a nuestros más grandes rivales para el futuro. Queremos ir a Tokio 2020, pero la meta clara y real es ser medallistas en los Paralímpicos de París 2024”, admite ilusionado el entrenador.
Sara, quien estudia séptimo grado de manera virtual en el Instituto Paulo Freire, porque necesita mucho tiempo para entrenar, asumió el deporte como su opción de vida y espera enriquecer durante muchos años su ya respetable hoja de vida deportiva.
“Les dedico estos triunfos a mi papá, mi mamá y mi hermana. En realidad estoy muy agradecida con ellos, con el Comité Paralímpico y el IDRD”, asegura Sara, a quien los planes le cambiaron cuando Stevens apareció en su vida. Al entrenador le ocurrió lo mismo, pues en sus manos está ahora la responsabilidad de pulir ese talento que encontró y darle muchas más satisfacciones a Colombia a nivel internacional.
Los entrenadores deportivos están para formar campeones, pero también para cambiar vidas. Su guía y consejo pueden resultar fundamentales para encarrilar a sus dirigidos por un camino exitoso.
Y eso precisamente fue lo que ocurrió con Stevens Ruiz, un experimentado técnico de natación que a comienzos de 2018 conoció a Sara del Pilar Vargas Blanco y la convirtió en múltiple medallista parapanamericana con apenas 12 años.
En los Juegos de Lima 2019, que terminaron ayer con un gran balance para Colombia, cuarta en la tabla de medallería gracias a 47 oros, 36 platas y 50 bronces, la nadadora nacida en Mesitas del Colegio fue una de las figuras del equipo nacional, pues impuso cinco récords continentales y se colgó cinco preseas, cuatro doradas y una de plata.
“Yo estaba buscando deportistas para el grupo de rendimiento de natación paralímpica y su familia planeaba radicarse en Bogotá. Ella estaba en el club Compensar y un colega me la recomendó. Identifiqué pronto su carácter y personalidad, además de su evidente talento en el agua. El primer día que entrenamos le dije que no sabía si iba a ser campeona mundial, pero sí parapanamericana, aunque mi proyecto era hacerlo en 2023, no ahora”, admite Ruiz, un docente y administrador preparado y estudioso que respeta los procesos, “sobre todo en organismos en evolución a los que todavía no se les pueden aplicar cargas excesivas de trabajo, sino más bien elementos básicos formativos”.
Pero Sara, cuya discapacidad es la talla baja, pues mide 126 centímetros, ha sorprendido con resultados inmediatos. Brilló en el Gran Prix de Paranatación en Indianápolis (Estados Unidos), así como en los Abiertos Nacionales en Medellín, hace un par de meses. Su prueba de fuego eran los Parapanamericanos y la superó con creces. Quedó primera en las pruebas de 50 metros mariposa, 100 metros dorso, 50 metros libres y 100 metros libres. Además fue segunda en los 400 metros libres.
“Ella, que en un comienzo tenía solamente el apoyo de su familia, ahora cuenta con todas las ventajas que le brinda el Instituto Distrital para la Recreación y el Deporte. Además de los auxilios económicos tiene a su disposición el equipo científico, médico, psicológico, nutricional y fisioterapéutico de Bogotá”, explica Ruiz, quien destaca que “sus medallas y récords son producto de la combinación que llamamos 2T, talento y trabajo, con disciplina diaria, dedicación, perseverancia y mentalidad ganadora”.
Por eso lamenta que Sara no pueda participar en los próximos Juegos Paranacionales, en Bolívar, ya que la carta fundamental de las justas prohíbe que deportistas menores de 14 años actúen.
Sin embargo, Sara y Stevens tienen otros objetivos, ahora más ambiciosos gracias a que entrará al programa de deportistas apoyados por Coldeportes a través del Comité Paralímpico Colombiano. “Está el Mundial de Londres, en un par de semanas. Allá vamos a mirar a nuestros más grandes rivales para el futuro. Queremos ir a Tokio 2020, pero la meta clara y real es ser medallistas en los Paralímpicos de París 2024”, admite ilusionado el entrenador.
Sara, quien estudia séptimo grado de manera virtual en el Instituto Paulo Freire, porque necesita mucho tiempo para entrenar, asumió el deporte como su opción de vida y espera enriquecer durante muchos años su ya respetable hoja de vida deportiva.
“Les dedico estos triunfos a mi papá, mi mamá y mi hermana. En realidad estoy muy agradecida con ellos, con el Comité Paralímpico y el IDRD”, asegura Sara, a quien los planes le cambiaron cuando Stevens apareció en su vida. Al entrenador le ocurrió lo mismo, pues en sus manos está ahora la responsabilidad de pulir ese talento que encontró y darle muchas más satisfacciones a Colombia a nivel internacional.