Selección colombiana femenina de baloncesto, tras el sueño olímpico
El seleccionado nacional, que hace parte del grupo B del torneo junto a Perú, Argentina y Ecuador, busca uno de los cuatro cupos a la Copa América, que será clasificatorio para Tokio 2020.
Jesús Miguel De La Hoz
Felicidad, abrazos, llanto. Coronarse campeón trae un sinfín de emociones. Eso lo saben bien las jugadoras de la selección de Colombia femenina de baloncesto, que en los Juegos Centroamericanos y del Caribe hicieron historia, tocaron el cielo con las manos. Derrotaron a dos potencias en este deporte: Puerto Rico en semifinales y posteriormente Cuba, para quitarle una racha de 12 títulos consecutivos. Las basquetbolistas nacionales escribieron ese camino con letras doradas, como también lo hicieron en los Juegos Bolivarianos de Santa Marta y los Juegos Suramericanos de Cochabamba.
Todo este éxito se remonta al Campeonato Suramericano de Mayores, que se llevó a cabo en Barquisimeto (Venezuela), en 2016. Allí comenzó la apuesta de convertir al seleccionado femenino de baloncesto en una potencia. Tuvieron la suerte de no tener que empezar desde cero, pues muchas de las jugadoras llegaban con la experiencia de haber estado en el Preolímpico de Neiva, en 2011; el cuarto puesto en los Juegos Panamericanos de Guadalajara, el mismo año, o lo realizado en el ciclo olímpico de cara a Río de Janeiro 2016, cuando se quedaron con el bronce en los Juegos Suramericanos. Ya existía una base y lo que se hizo desde la Federación Colombiana de Baloncesto fue fortalecerla. Para lograrlo se creó en el país la Copa Especial Femenina, con el objetivo de darles mayor actividad a las jugadoras élite. (Le puede interesar: Colombia y su progreso en el deporte de conjunto)
Anteriormente, en Colombia únicamente existían torneos juveniles, por lo que muchas jugadoras que no podían salir del país estaban condenadas a quedarse sin competir, razón por la que cuando llegaban las exigencias no respondían al 100 %. No obstante, con este torneo semiprofesional las cosas cambiaron notablemente. “Esto implica que están en buena forma física y competitiva, lo que ayuda a que el seleccionador se encuentre con una buena cantidad de jugadoras para conformar un equipo de grandes cualidades que represente al país en cualquier evento internacional”, afirmó José Tapias, directivo de la Federación Colombiana de Baloncesto, a El Espectador.
Esa competencia constante se ha visto reflejada en los últimos dos años. En el Campeonato Suramericano de Mayores que se disputó en Barquisimeto, la selección nacional fue tercera. Perdieron frente a las dos potencias del continente: Brasil y Argentina. No obstante, ganaron el cupo a la Copa América de 2017, en la que superaron a Islas Vírgenes y Venezuela. Hasta ese momento no se había dado un salto de contundencia dentro del seleccionado nacional, empero la experiencia que estaba ganando el grupo era grande. Hubo confianza y las cosas empezaron a funcionar. El primer gran salto fue en los Juegos Bolivarianos que se disputaron en Santa Marta en noviembre de 2017.
El cuadro nacional se quedó con la medalla de oro de manera invicta al vencer a República Dominicana en la final. Posteriormente hicieron lo propio en los Juegos Suramericanos de Cochabamba, tras derrotar a Bolivia, y continuaron por el camino del éxito en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla al derrotar a Cuba. “La clave del éxito es la continuidad. Las niñas se fortalecieron en muchos aspectos. Es un equipo con experiencia. Muchas jugadoras participan a nivel internacional en ligas de Estados Unidos, Argentina, Chile, España o Turquía”, dijo a este diario, Luis Miguel Cuenca, técnico del combinado patrio.
A lo anterior se suma el apoyo de Coldeportes y del Comité Olímpico Colombiano. Ambos han aportado con el trabajo interdisciplinario, en la parte biomédica y en la parte psicológica, lo que ha ayudado a potenciar a la escuadra, además del factor extra que se ha desarrollado: una mística que ha fortalecido la confianza, esa que sólo llega con el pasar de los encuentros, las victorias y los logros. Todo este proceso, que tiene a la selección nacional en un escalón en el que nunca habían estado, hace que partan como favoritas para el Campeonato Suramericano que se disputa en Tunja a partir de hoy. Ese es el nuevo reto, el objetivo que tienen en la mira.
No sólo es un anhelo por jugar de locales, sino porque este evento da cuatro cupos clasificatorios para la Copa América de 2019, que será clasificatorio para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. “Es un reto importante para la selección. En nuestras metas se mantiene la ilusión de participar en unos Juegos Olímpicos por primera vez y en Tunja arranca ese sueño”, resaltó Cuenca. Por los últimos resultados parece que no habrá complicaciones para lograrlo y según Milena Orozco, directora técnica de posicionamiento y liderazgo de Coldeportes, esta selección tiene como proyección finalizar en el podio del torneo. Aunque con las ganas, el fuego en los ojos y el empeño que han demostrado las niñas de esta selección, el objetivo es el oro.
Felicidad, abrazos, llanto. Coronarse campeón trae un sinfín de emociones. Eso lo saben bien las jugadoras de la selección de Colombia femenina de baloncesto, que en los Juegos Centroamericanos y del Caribe hicieron historia, tocaron el cielo con las manos. Derrotaron a dos potencias en este deporte: Puerto Rico en semifinales y posteriormente Cuba, para quitarle una racha de 12 títulos consecutivos. Las basquetbolistas nacionales escribieron ese camino con letras doradas, como también lo hicieron en los Juegos Bolivarianos de Santa Marta y los Juegos Suramericanos de Cochabamba.
Todo este éxito se remonta al Campeonato Suramericano de Mayores, que se llevó a cabo en Barquisimeto (Venezuela), en 2016. Allí comenzó la apuesta de convertir al seleccionado femenino de baloncesto en una potencia. Tuvieron la suerte de no tener que empezar desde cero, pues muchas de las jugadoras llegaban con la experiencia de haber estado en el Preolímpico de Neiva, en 2011; el cuarto puesto en los Juegos Panamericanos de Guadalajara, el mismo año, o lo realizado en el ciclo olímpico de cara a Río de Janeiro 2016, cuando se quedaron con el bronce en los Juegos Suramericanos. Ya existía una base y lo que se hizo desde la Federación Colombiana de Baloncesto fue fortalecerla. Para lograrlo se creó en el país la Copa Especial Femenina, con el objetivo de darles mayor actividad a las jugadoras élite. (Le puede interesar: Colombia y su progreso en el deporte de conjunto)
Anteriormente, en Colombia únicamente existían torneos juveniles, por lo que muchas jugadoras que no podían salir del país estaban condenadas a quedarse sin competir, razón por la que cuando llegaban las exigencias no respondían al 100 %. No obstante, con este torneo semiprofesional las cosas cambiaron notablemente. “Esto implica que están en buena forma física y competitiva, lo que ayuda a que el seleccionador se encuentre con una buena cantidad de jugadoras para conformar un equipo de grandes cualidades que represente al país en cualquier evento internacional”, afirmó José Tapias, directivo de la Federación Colombiana de Baloncesto, a El Espectador.
Esa competencia constante se ha visto reflejada en los últimos dos años. En el Campeonato Suramericano de Mayores que se disputó en Barquisimeto, la selección nacional fue tercera. Perdieron frente a las dos potencias del continente: Brasil y Argentina. No obstante, ganaron el cupo a la Copa América de 2017, en la que superaron a Islas Vírgenes y Venezuela. Hasta ese momento no se había dado un salto de contundencia dentro del seleccionado nacional, empero la experiencia que estaba ganando el grupo era grande. Hubo confianza y las cosas empezaron a funcionar. El primer gran salto fue en los Juegos Bolivarianos que se disputaron en Santa Marta en noviembre de 2017.
El cuadro nacional se quedó con la medalla de oro de manera invicta al vencer a República Dominicana en la final. Posteriormente hicieron lo propio en los Juegos Suramericanos de Cochabamba, tras derrotar a Bolivia, y continuaron por el camino del éxito en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla al derrotar a Cuba. “La clave del éxito es la continuidad. Las niñas se fortalecieron en muchos aspectos. Es un equipo con experiencia. Muchas jugadoras participan a nivel internacional en ligas de Estados Unidos, Argentina, Chile, España o Turquía”, dijo a este diario, Luis Miguel Cuenca, técnico del combinado patrio.
A lo anterior se suma el apoyo de Coldeportes y del Comité Olímpico Colombiano. Ambos han aportado con el trabajo interdisciplinario, en la parte biomédica y en la parte psicológica, lo que ha ayudado a potenciar a la escuadra, además del factor extra que se ha desarrollado: una mística que ha fortalecido la confianza, esa que sólo llega con el pasar de los encuentros, las victorias y los logros. Todo este proceso, que tiene a la selección nacional en un escalón en el que nunca habían estado, hace que partan como favoritas para el Campeonato Suramericano que se disputa en Tunja a partir de hoy. Ese es el nuevo reto, el objetivo que tienen en la mira.
No sólo es un anhelo por jugar de locales, sino porque este evento da cuatro cupos clasificatorios para la Copa América de 2019, que será clasificatorio para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. “Es un reto importante para la selección. En nuestras metas se mantiene la ilusión de participar en unos Juegos Olímpicos por primera vez y en Tunja arranca ese sueño”, resaltó Cuenca. Por los últimos resultados parece que no habrá complicaciones para lograrlo y según Milena Orozco, directora técnica de posicionamiento y liderazgo de Coldeportes, esta selección tiene como proyección finalizar en el podio del torneo. Aunque con las ganas, el fuego en los ojos y el empeño que han demostrado las niñas de esta selección, el objetivo es el oro.