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                                                                                                                                Simone Biles: la salud mental, otro rival para los deportistas

                                                                                                                                La gimnasta estadounidense puso a hablar a todo el mundo en Tokio 2020 de la presión que hay al competir y de lo perjudicial que puede ser ocultar este problema por una medalla.

                                                                                                                                María José Medellín Cano - Desde Tokio

                                                                                                                                USA's Simone Biles cheers during the artistic gymnastics women's team final during the Tokyo 2020 Olympic Games at the Ariake Gymnastics Centre in Tokyo on July 27, 2021. (Photo by Loic VENANCE / AFP)
                                                                                                                                Foto: AFP - LOIC VENANCE
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                El escenario, cuya estructura está construida con unas impresionantes vigas de madera que bien se podrían utilizar para lograr la mejor acústica en una sala de conciertos, estaba perdiendo el espectáculo que había prometido. Un concierto con la mejor orquesta del mundo, pero sin el concertino esperado.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Le puede interesar: Todo lo que necesita saber de los Juegos Olímpicos

                                                                                                                                Biles se perdió en el aire. Ese es un término que se utiliza en el mundo de la gimnasia cuando, en un salto, el atleta pierde el punto de referencia y no sabe en dónde está. Una circunstancia peligrosísima porque, cuando se trata de saltos de más de dos metros de altura ejecutados a una velocidad promedio de veinte kilómetros por hora, la caída puede ser mortal.

                                                                                                                                Ella lo tenía clarísimo y decidió frenar su truco en el aire, lo que le ocasionó un aterrizaje aparatoso que, por poco, la hace estrellarse contra el suelo. El Centro de Gimnasia se congeló por un segundo. Periodistas, fotógrafos y los pocos espectadores que pudieron entrar al evento vieron la escena sin creerlo.

                                                                                                                                No solo porque se trataba de la cara de los Olímpicos (Biles está en prácticamente todas las promociones de uno de los principales patrocinadores de los Juegos y en las pautas de televisión), sino porque todo estaba preparado para que ejecutara dos trucos completamente nuevos.

                                                                                                                                El día antes del evento, Biles escribió en sus cuentas de redes sociales que sentía todo el peso del mundo sobre sus hombros, previo a su primera final en Tokio, unos Juegos a los que dudó en llegar por el aplazamiento que vivieron por cuenta de la pandemia del COVID-19.

                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                “Biles va a seguir, solo tiene una molestia en el tobillo”, dijo un curtido periodista estadounidense para calmar a sus colegas que viajaron a Tokio solo para ver a la gimnasta. Pero Biles, la atleta, no volvió. Regresó la mujer que había puesto por encima de cualquier cosa su salud mental y su amor por el deporte.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                A su regreso al recinto de la competición en el Centro de Gimnasia de Ariake, el público la recibió con un tímido aplauso. Una reconocida presentadora de un programa mañanero de Estados Unidos le gritó desde la gradería que la amaba y, en ese punto, hasta los periodistas aplaudieron. La crisis quedó a un lado mientras terminaba la competencia, pero la incertidumbre siguió. ¿Quién se recupera de un golpe psicológico tan rápido y logra competir una final individual solo 24 horas después? Nadie.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Biles animó a sus compañeras desde la barrera. Les cargó su ropa, como una utilera más, y saltó de la felicidad con cada truco completado (hasta cuando salta de la emoción lo hace más alto que sus coequiperas). Su entrenador no volvió al suelo sino hasta el final. En cambio, su entrenadora permaneció a su lado. Le daba palabras de aliento, la abrazaba, pero no podía ocultar la angustia. En una esquina del suelo, se acercó a pedirle un pañuelo a su esposo (entrenador de Biles) para secarse las lágrimas.

                                                                                                                                Biles se mantuvo firme. Celebró su medalla de plata, la primera de su palmarés, pero sabía que el drama estaba lejos de acabar. Al día siguiente tenía que entrenar, porque el jueves 29 de julio estaba programada su participación en la prueba individual, la que corona a la mejor gimnasta del mundo, la competición que no perdía desde 2013, cuando tenía 16 años.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Lejos de ser el eclipse de la reina de la gimnasia o el fin de una era, Simone Biles sigue más nítida que cuando llegó a Tokio 2020 y su fuerza, física y mental, más afinada que nunca. La concertino ha vuelto al escenario, ahora con un nuevo violín.

                                                                                                                                USA's Simone Biles cheers during the artistic gymnastics women's team final during the Tokyo 2020 Olympic Games at the Ariake Gymnastics Centre in Tokyo on July 27, 2021. (Photo by Loic VENANCE / AFP)
                                                                                                                                Foto: AFP - LOIC VENANCE
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                El escenario, cuya estructura está construida con unas impresionantes vigas de madera que bien se podrían utilizar para lograr la mejor acústica en una sala de conciertos, estaba perdiendo el espectáculo que había prometido. Un concierto con la mejor orquesta del mundo, pero sin el concertino esperado.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Le puede interesar: Todo lo que necesita saber de los Juegos Olímpicos

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                                                                                                                                Ella lo tenía clarísimo y decidió frenar su truco en el aire, lo que le ocasionó un aterrizaje aparatoso que, por poco, la hace estrellarse contra el suelo. El Centro de Gimnasia se congeló por un segundo. Periodistas, fotógrafos y los pocos espectadores que pudieron entrar al evento vieron la escena sin creerlo.

                                                                                                                                No solo porque se trataba de la cara de los Olímpicos (Biles está en prácticamente todas las promociones de uno de los principales patrocinadores de los Juegos y en las pautas de televisión), sino porque todo estaba preparado para que ejecutara dos trucos completamente nuevos.

                                                                                                                                El día antes del evento, Biles escribió en sus cuentas de redes sociales que sentía todo el peso del mundo sobre sus hombros, previo a su primera final en Tokio, unos Juegos a los que dudó en llegar por el aplazamiento que vivieron por cuenta de la pandemia del COVID-19.

                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                “Biles va a seguir, solo tiene una molestia en el tobillo”, dijo un curtido periodista estadounidense para calmar a sus colegas que viajaron a Tokio solo para ver a la gimnasta. Pero Biles, la atleta, no volvió. Regresó la mujer que había puesto por encima de cualquier cosa su salud mental y su amor por el deporte.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Hubiera podido tomar el camino fácil: aguantar la ansiedad y el ataque de pánico, como ya lo ha hecho en otras ocasiones, y competir. Sacrificarse ella misma, como cuando lo hizo durante años de abusos de Larry Nassar, el médico del equipo estadounidense (ya condenado por esos hechos), solamente para ganar competiciones y medallas, pero no. Simone Biles entró con la cabeza en alto para apoyar a su equipo que tuvo que replantear la estrategia, porque acababa de perder a su estrella.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                No les alcanzó para ganar la medalla de oro; pero eso no importó, pues la noticia no fue la victoria de las rusas, sino Biles. En dos conferencias de prensa —eventos rarísimos en Tokio 2020 porque, debido a las restricciones por el coronavirus, prácticamente los atletas están aislados en la villa olímpica)—: una del equipo de softball femenino de Estados Unidos y otra con la medallista de surf Carissa Moore, el retiro de la gimnasta fue tema de conversación, coincidiendo ambas en el profundo respeto y admiración por la decisión de Biles.

                                                                                                                                A su regreso al recinto de la competición en el Centro de Gimnasia de Ariake, el público la recibió con un tímido aplauso. Una reconocida presentadora de un programa mañanero de Estados Unidos le gritó desde la gradería que la amaba y, en ese punto, hasta los periodistas aplaudieron. La crisis quedó a un lado mientras terminaba la competencia, pero la incertidumbre siguió. ¿Quién se recupera de un golpe psicológico tan rápido y logra competir una final individual solo 24 horas después? Nadie.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Le puede interesar: ¿Por qué Simone Biles se retiró de una de las pruebas de gimnasia en los Olímpicos?

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Biles animó a sus compañeras desde la barrera. Les cargó su ropa, como una utilera más, y saltó de la felicidad con cada truco completado (hasta cuando salta de la emoción lo hace más alto que sus coequiperas). Su entrenador no volvió al suelo sino hasta el final. En cambio, su entrenadora permaneció a su lado. Le daba palabras de aliento, la abrazaba, pero no podía ocultar la angustia. En una esquina del suelo, se acercó a pedirle un pañuelo a su esposo (entrenador de Biles) para secarse las lágrimas.

                                                                                                                                Biles se mantuvo firme. Celebró su medalla de plata, la primera de su palmarés, pero sabía que el drama estaba lejos de acabar. Al día siguiente tenía que entrenar, porque el jueves 29 de julio estaba programada su participación en la prueba individual, la que corona a la mejor gimnasta del mundo, la competición que no perdía desde 2013, cuando tenía 16 años.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Horas después se supo que tampoco estaría y, de nuevo, su decisión fue noticia. Biles logró que prácticamente todo el mundo hablara de la relación entre la salud mental y los deportistas. O más bien, que se recordara que los atletas sufren, y mucho. Ya lo había hecho la tenista japonesa Naomi Osaka (quien prendió la llama olímpica el pasado 23 de julio, cuando se retiró del Roland Garros, también por cuestiones mentales).

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Acostumbrados a la gloria de los atletas, el sacrificio mental y físico que sufren para llegar a las justas olímpicas queda de lado. Incluso desacomodan la tradición y las costumbres. Biles escribió un capítulo en la historia de la gimnasia artística, introduciendo un prototipo de atleta de fuerza y movimientos explosivos y de extrema dificultad. Y también siendo una deportista que pone en la discusión que cualquier tipo de lesión es tan importante como algo de lo que nunca se hablaba antes: la depresión, la presión mental y las crisis psicológicas detrás de la competencia.

                                                                                                                                Lejos de ser el eclipse de la reina de la gimnasia o el fin de una era, Simone Biles sigue más nítida que cuando llegó a Tokio 2020 y su fuerza, física y mental, más afinada que nunca. La concertino ha vuelto al escenario, ahora con un nuevo violín.

                                                                                                                                Por María José Medellín Cano - Desde Tokio

                                                                                                                                Ver todas las noticias
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