Stephen Curry, el triplero que cambió la NBA para siempre
La estrella de Golden State Warriors se convirtió, el pasado 14 de diciembre, en el máximo anotador de triples de la NBA. En la historia de su vida está representada la evolución más importante en el baloncesto de las últimas décadas.
Fernando Camilo Garzón
En varias ocasiones a Stephen Curry le han preguntado por el secreto detrás de su “magia”, pero él, contrario a supersticiones o fantasías sobre su tiro de ensueño, recalca que todo es fruto de su trabajo. “¿Qué piensas cuando lanzas un triple?”, le preguntaron alguna vez. Y Curry les respondió: “En absolutamente nada. Solo me concentro en las sensaciones que he acumulado a lo largo de mi vida. Sé cómo se siente el tiro perfecto. Se cómo fluye el balón cuando lo tengo en mis manos antes de soltarlo, el resto solo depende de dejarlo fluir, de dejarlo ser”.
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En varias ocasiones a Stephen Curry le han preguntado por el secreto detrás de su “magia”, pero él, contrario a supersticiones o fantasías sobre su tiro de ensueño, recalca que todo es fruto de su trabajo. “¿Qué piensas cuando lanzas un triple?”, le preguntaron alguna vez. Y Curry les respondió: “En absolutamente nada. Solo me concentro en las sensaciones que he acumulado a lo largo de mi vida. Sé cómo se siente el tiro perfecto. Se cómo fluye el balón cuando lo tengo en mis manos antes de soltarlo, el resto solo depende de dejarlo fluir, de dejarlo ser”.
Con 2974 triples, acumulados en una carrera a la que todavía le quedan años de vigencia, Curry superó el pasado martes a Ray Allen (2973) y se convirtió en el máximo anotador de triples en la historia de la NBA. Un logro todavía más significativo si se tiene en cuenta que la estrella de los Golden State Warriors es la principal causa por la cual la liga norteamericana, y el baloncesto en el mundo, evolucionó a un juego más ofensivo que explota al máximo los tiros desde el perímetro.
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Draymond Green, uno de los máximos escuderos de Curry en los Warriors, hace unas semanas en una entrevista con la prensa estadounidense señaló: “Steph es de los jugadores más grandes que ha dado el baloncesto. Lo más seguro es que en unos años muchos de los que hoy son jóvenes lo superen, pero eso es gracias a él. Cuando Steph empezó su carrera se podía lanzar un triple por partido, así se jugaba en ese entonces. Hoy, los nuevos jugadores intentan cinco o seis tiros por juego. Y ese gran cambio, la NBA se lo debe a él”.
Stephen Curry (Akron, Ohio) nació, creció y se formó en el seno de una familia completamente enferma por el baloncesto. Su papá, Wardell Stephen Dell Curry jugó durante 16 temporadas en la NBA e influyó a sus dos hijos, Steph y Seth Curry, a seguir sus pasos para ser baloncestistas profesionales.
Curry nunca vio otro camino que no fuera el de seguir la herencia dde su familia y desde que tiene memoria, cuando empezó a jugar con la pelota naranja a los cinco años, siempre quiso ser como Reggie Miller, su mayor inspiración. Era su héroe, el mayor triplero de su época.
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El reflejo de Miller para Curry se convirtió en epifanía. Y el propio Reggie, su ídolo y ahora tercer máximo anotador de triples en la historia de la NBA, lo reconoció como el mejor lanzador de todos los tiempos, le declaró su admiración y lo acompañó en la noche en la que el Madison Square Garden, el máximo templo del baloncesto en el mundo, un detalle no menor en semejante hazaña, se vistió de gala para celebrar el logro de Steph.
Curry, los Warriors y la revolución del juego
La historia de los Golden State Warriors y de la NBA cambiaría para siempre un 25 de junio de 2009 cuando el equipo de la bahía seleccionó en la séptima colación del Draft a un joven Stephen Curry de 21 años. Era una promesa emocionante, no cabía duda, pero pocos imaginaban el impacto que tendría tan solo cinco años después.
La consolidación de Curry, como leyenda de la liga norteamericana, llegó en la temporada 2014/2015, cuando los Warriors dirigidos por el histórico exjugador Steve Kerr y de la mano de Steph, Kay Thompson (otro triplero de época) y Draymond Green le ganaron el título de la liga a los Cleveland Cavaliers de su majestad, LeBron James.
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Un equipo extremadamente agresivo, que usaba el tiro desde el perímetro como su mayor recurso y que ahogaba a sus rivales a partir del desbordamiento ofensivo. Los Warriors eran un caudal de puntos, tiros, fintas y rotaciones en el ataque. Pocos equipos lograron un campeonato con tal nivel de dominio, que lo único que hizo con los años fue aumentar.
A la siguiente temporada, los Warriors se convirtieron en un equipo histórico al superar varias marcas, la más importante la de los Bulls de Michael Jordan, que ostentaban el récord a la mejor temporada, con un registro de 72 victorías y solo 10 derrotas, y que los Warrios superaron con una marca de 73-9.
Un año que para Curry fue de ensueño al convertirse en el primer jugador de la historia que logró ganar un MVP (Jugador Más Valioso de la temporada, por sus siglas en inglés) de forma unánime. No le cabía duda a nadie: Stephen Curry era el mejor jugador del mundo. Y como el deporte tiene esas cosas, justo ese año, histórico por donde se lo mire, Golden State no pudo volver a superar a los Cavs de James en la final del campeonato, después de tener una ventaja de 3-1 y solo necesitar de una victoria para asegurar el título. Una derrota dolorosa po 4-3 que trajo como consecuencia la llegada al equipo de uno de los mejores basquetbolistas de la historia: Kevin Durant.
A partir de ahí, el resto es historia. Con Durant, Thompson, Green y Curry en cancha los Warriors se hicieron invencibles. No hubo rival que pudiera detenerlos, solo ellos mismos. Después de ganar dos anillos seguidos y de establecer una nueva dinastía de la NBA, las lesiones, las tensiones y las peleas entre Durant y Green acabaron con uno de los equipos más grandes en la historia del baloncesto.
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Pero, más allá de los números, lo más importante que lograron esos Warriors fue la revolución del juego. Antes, los grandes postes, jugadores de físico potente y gran altura, dominaban el maderamen. Eran los mejores del mundo. Era un baloncesto mucho más físico y de contacto. Pero Curry llegó a revolcar todos los cánones. El triple, su mayor arma, consolidó el modo de juego que adoptaría la NBA en los años posteriores y que le permitió al conjunto de San Francisco ser dominante, sin par.
Los datos son impresionantes: entre 2011 y 2018 solo en 60 partidos se superaron los intentos de 20 triples o más, mientras que para el 2020 en solo dos años esa cifra ya era cercana a los 400 encuentros. Una brutalidad.
En las últimas décadas, uno de los cambios más dicientes se ha visto en la evolución del tiro, que pasó de la zona pintada a la línea de tres.
La efectividad se multiplico casi en un 100% y el máximo exponente de esa revolución es Stephen Curry. La NBA cambió no porque se intenten más tiros desde afuera, que también, sino porque el promedio anotador es mucho mayor. Y todos los equipos, en parte para frenar la arremetida de Curry y los suyos, abrieron la compuerta a sus tiradores, por lo que las últimas temporadas de la NBA, por escándalo, han sido las de mayor cantidad de puntos de la historia.
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Una revolución creada por un hombre que desafió todos los moldes, en una era en la que juegan, tal vez, dos de los más grandes de la historia, LeBron James y Kevin Durant. En pocos deportes un solo jugador ha impulsado un cambio tan radical en el entendimiento del juego.
La influencia de Curry, tal vez sin los grandes reflectores y sin tener el cuerpo de mayor envergadura, ha sido mucho más potente que la gran mayoría de los jugadores de la historia. Razón por la cual, pensar en Steph como uno de los basquetbolistas más importantes de la liga no solo no es descabellado, es una obligación. Y si no está en ese olimpo, está en el de los más influyentes. Que no quepa duda.
Este año, los Warriors están demostrando un nivel que deja recordar sus mejores andadas. Y si Golden State vuelve por sus fueros, a la espera del ansiado regreso del Splash Brother Klay Thompson, tras tres años de crueles lesiones, Stephen Curry puede agigantar su leyenda, en la que acumula tres anillos de la NBA, cinco títulos de conferencia, dos copas mundiales y un sinfín de marcas que solo él fue capaz de romper.
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