Un equipo en Suramérica tiene los mismos números a los que aspira Titanes de Barranquilla, actual pentacampeón del baloncesto profesional colombiano. Es Guaiqueríes de Margarita, en Venezuela, que entre 1977 y 1982 consiguió seis campeonatos consecutivos y fundó una de las dinastías más importantes de la región.
Titanes, que se prepara para disputar la final de la Liga WPlay, aspira llegar a esa marca, aunque tendrá en Cafeteros de Armenia un duro rival que sueña con cortar la hegemonía de los atlanticenses.
“Titanes no es invencible”
“Sabemos que cualquier día podemos perder un partido o tener un mal momento. No somos invencibles”, le explicó a El Espectador Soren de Luque, jugador de Titanes que ha estado presente en tres de los cinco títulos que acumula el cuadro de Barranquilla. A pesar de los campeonatos y del dominio abrumador del equipo en los últimos cinco años, para De Luque Titanes también es un equipo vulnerable. No obstante, asegura: “Aunque sabemos que podemos perder o ganar, siempre salimos a competir por el título. Somos conscientes de que a este equipo lo arman para lograr grandes objetivos. Tenemos una responsabilidad, y por eso siempre salimos a ganar”.
La mentalidad de los barranquilleros la destaca Álvaro Peña, campeón con los curramberos en el último semestre y ahora hombre clave en el quinteto de Cafeteros, que aspira retar a Titanes en la final.
“Esa adrenalina, ese sentimiento de pensar que nadie te puede ganar es inexplicable. El año pasado estuve con Titanes y quedamos campeones, algo inolvidable. Pero ahora tengo muchas ganas de vencerlos. Tenemos un equipo bueno para pelearles el título y tenemos esa ansiedad de ser los primeros que los derroten”, le dijo Peña a este diario.
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Esta temporada para Titanes ha sido diferente. Si bien estuvo invicto hasta las semifinales, en las que Team Cali les ganó un partido, el único en el que han perdido esta campaña, la profundidad de la nómina es más corta que en años anteriores. Además, la dura lesión del bumangués Jair Jaimes al final de la primera ronda golpeó anímicamente al equipo, que, no obstante, se repuso.
“Este semestre ha sido difícil. Cuando el talento no es suficiente o hay problemas en el equipo, como el de Jair, la calidad humana de los jugadores es la que saca al conjunto adelante. Nuestra mayor cualidad es nuestra química. Somos una familia, nos pudimos levantar como grupo y ahora queremos un nuevo título. Sabemos que será histórico y nos vamos a romper para conseguirlo”, explicó De Luque.
La idea de Cafeteros
Será una final entre dos equipos diferentes. Si bien en los números se asemejan, Titanes basa su juego más en los puntos desde la pintura, mientras que Cafeteros tiene más efectividad desde el perímetro. No obstante, las grandes diferencias entre los dos equipos pasan por otro lado, por las ideas de sus entrenadores.
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Según Álvaro Peña, que ha sido dirigido por ambos estrategas, la idea de Tomás Díaz, en Titanes, se soporta más en el juego físico, el movimiento rápido de la pelota y la calidad individual de los extranjeros. De ahí que en los barranquilleros la figura del panameño Ernesto Oglivie sea tan preponderante desde la estadística. Sin embargo, por el otro lado, el venezolano Manuel Berroterán busca otro tipo de baloncesto, más desde el aporte colectivo de cada ficha. “Nuestro juego depende básicamente de llenar espacios. No defendemos individual, marcamos en zona. La clave está en no abandonar los sectores claves de la cancha y aprovechar el rol de cada jugador. Por eso, en Cafeteros los puntos están repartidos en todos los jugadores de la rotación, a diferencia de lo que pasa, por ejemplo, en Titanes, que tiene otro estilo”.
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Las claves de la final pasarán, en gran medida, porque la marcación zonal de Cafeteros no sea superada en el 1 vs. 1 que le planteará Titanes. El año pasado, Cimarrones del Chocó, con un equipo de puntos individuales muy altos, retó a Titanes y estuvo a un juego de ganarle el campeonato. Cafeteros es una nueva amenaza para los de Tomás Díaz, que desde su fundación en 2018 jamás han perdido una final y quieren seguir haciendo historia.
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