Todos recuerdan a Jackie Robinson… pero hay otro Robinson: Frank

La barrera del color se partió en dos en el béisbol de las Grandes Ligas con Jackie Robinson. Pero posteriormente, los sufrimientos de los peloteros de esa raza, perduró por años. Frank Robinson hace parte de esa historia.

ANTONIO ANDRAUS BURGOS
18 de febrero de 2019 - 08:39 p. m.
Frank Robinson falleció el 7 de febrero de 2019 por cáncer de los huesos en Los Angeles, California, a la edad de 83 años. / MLB
Frank Robinson falleció el 7 de febrero de 2019 por cáncer de los huesos en Los Angeles, California, a la edad de 83 años. / MLB

Jackie Robinson es, sin duda alguna, la gran figura de ébano que rompió la barrera del color en el béisbol de las Grandes Ligas, aquél 15 de abril de 1947, cuando salió al campo de juego con el uniforme de los Dodgers de Brooklyn.

Ese día, se acabó con el obstáculo racial en el Rey de los Deportes. Eso señala la historia. Pero una cosa es decirlo y otra cosa es haberlo superado por completo.

No es tan cierto todo lo que se dice sobre el tema. Bastaría con leer el libro ‘’Reggie Jackson, Convirtiéndome en el Señor Octubre’’, quien todavía en la década de los 70, con los Atléticos de Oakland, vivió, sintió y padeció los rigores de ser un pelotero de color, a pesar de todas sus habilidades, de todas sus capacidades y del derroche de talento que hacía sobre los diamantes.

Se le reconoce a Jackie Robinson ser el precursor de cruzar la linea divisoria entre el béisbol de la Gran Carpa y la calidad de los jugadores afroamericanos. Todo por la decisión, sin temblarle el pulso, de Branch Rickey, el entonces propietario de los Dodgers de Brooklyn, quien un año antes y después de haber culminado la II Guerra Mundial, se tropezó con la creencia, totalmente valida por cierto, de que en las ligas de color había peloteros de extraordinaria calidad, que la pelota de la crema y nata estaba despreciando, simplemente por el color de la piel de esos atletas.

Larry Dolby secundó a Jackie Robinson. Robinson fue el primero en la Liga Nacional, y Dolby fue el primero en jugar en la Liga Americana, al enfundarse el ‘’bombacho’’ de los Indios de Cleveland, el 5 de julio de 1947.

Eso hace parte de la historia, real y totalmente escrutada bajo la mirada de una era que cambió por completo el pasatiempo favorito de los cientos de miles de aficionados por el béisbol en los Estados Unidos.

Claro que entre 1947 y 1980, pasó mucha agua por debajo de los puentes, y durante todo ese trayecto, los peloteros de color sintieron la humillación, el desprecio y el desaire de quienes creían, equivocadamente, sin duda alguna, que el color de la piel era un estatus denigrante para el deporte y, en este caso, para el béisbol.

Después de los años 80, las cosas empezaron a cambiar de una manera asombrosa, pues ya el asesinado presidente de los Estados Unidos, el demócrata John F. Kennedy, en los años 60, había colocado las primeras piedras para edificar los Derechos Civiles para todos los ciudadanos de ese país, que selló con su vida pocos años más tarde, Martin Luther Jr., blanco fácil de las balas de la malquerencia contra la raza de color, quien fue uno de los baluartes en la  defensa de los derechos de los afroamericanos.

Grande entre grandes

 

Hemos traído todo eso a colación, para poder hablar de Frank Robinson, el recientemente fallecido pelotero de color, que le dio honra y lustre a su raza, al béisbol y, desde luego, al deporte mundial. Pero al igual que muchos otros jugadores, padeció el rigor de la era en contra de los afroamericanos, sobre todo, porque llegó a la Gran Carpa en plena efervescencia en contra de su raza. Si no, recuerden el caso del boxeador Cassius Clay, más tarde conocido como Muhammad Alí. 

Frank ha sido uno de los más valiosos peloteros de todos los tiempos, y quizás, por haber surgido en una época posterior a la de Ty Cobb, el jugador que tuvo la mayor inquina contra los jugadores de color, superó con creces a muchos otros que no eran de su origen racial.

Su reseña deportiva dentro de la Gran Carpa lo elevan a la categoría de inmortal, cuando es elegido miembro del Salón de la Fama en 1982, luciendo la gorra de los Orioles de Baltimore, y, posteriormente, como si fuese poco, exaltado como presidente honorario de la Liga Americana, un honor que pocos jugadores al alcanzado en su historial dentro de las Grandes Ligas.

Sus hazañas deportivas, como muy pocas por cierto, jamás podrán ser olvidadas, porque su impronta quedó para la posteridad, en medio de marcas y registros como pocas veces ha sido activo indiscutible de un pelotero de las mayores.

De todo un poco

 

Frank Robinson durante algo más de dos décadas en las Grandes Ligas esgrimió todos los argumentos, derrochando calidad, deseos de mejorar día a día, hasta superar por completo a sus rivales sobre los diamantes, para demostrar de lo que estaba hecho para quedarse en el juego.

Bateando 2.943 imparables en sus 10.006 turnos oficiales al bate, para promedio de por vida a la ofensiva de 294, Frank fue un excelso jugador que con talento superó a quienes, para la época, lo catalogaban como uno más de los tantos que llegaban y se iban tan rápidamente como arribaban a la cima del béisbol.

Novato del Año en la Liga Nacional con los Rojos de Cincinnati, después de debutar en 1956, Robinson encontró la forma de engrandecer a su raza, cuando cinco años más tarde de su estreno en las Grandes Ligas, fue exaltado como el Más Valioso del Viejo Circuito en 1961, cuando desarrolló una admirable campaña, con ofensiva de 323, producto de 176 inatrapables en 545 turnos; con 37 tablazos de circuito completo, 124 carreras remolcadas y 117 anotadas, además de los elogios que le ofrecieron como uno de los guardabosques derechos más cotizados del circuito.

En la Americana

 

Después de 10 años en la Liga Nacional, Frank Robinson se va para la Liga Americana, al ser reclutado por los Orioles de Baltimore, novena con la que exhibió todo su potencial beisbolero, ya sentado como una de las estrellas de la pelota organizada y haciendo uso, indiscutiblemente, de su experiencia tanto a la defensiva como a la ofensiva.

Con los Orioles, Frank llega a la cúspide de su carrera, al acumular 2 anillos de Serie Mundial, en los años de 1966 y 1970; además de aquella inolvidable Triple Corona a la ofensiva, con 182 indiscutibles en 576 turnos, para promedio de 316; con 49 ‘’Bambinazos’’ despachados; 122 carreras impulsadas y 122 igualmente anotadas, en la temporada de 1966.

Ungido como Pelotero Más Valioso de la Liga Americana en esa campaña del 66, Frank llega entonces a ocupar nada más y nada menos que el privilegio de ser el primer pelotero en conquistar ese codiciado galardón en ambos circuitos.

Como si fuera poco, en ese año del 66, Frank además de ayudar a la conquista del Clásico de Otoño para los Orioles, se convierte en el Más Valioso de la Cita de Octubre.

Tras más de 20 años en las Grandes Ligas, Frank Robinson acumuló 586 ‘’vuelacercas’’, con 1.812 carreras remolcadas, y 1.829 anotadas; participó en 14 Juegos de Estrellas; en 16 temporadas marcó 25 o más cuadrangulares por año; en10 campañas con 140 o más partidos jugados; en 9 ocasiones compiló 300 o más de promedio a la ofensiva; y en otras 6 oportunidades, remolcó 100 o más carreras por año.

Como estratega

 

Después de lucir los uniformes de los Rojos, los Orioles, los Dodgers de Los Ángeles, los Angelinos de California y los Indios de Cleveland, Frank Robinson da el gran paso para dirigir en las Grandes Ligas.

Con los Indios se estrena como estratega y pelotero activo, y aun cuando no le fue tan bien como lo esperaba, hizo sus primeros pinitos para seguir en la ruta de capataz en el béisbol.

Después de los Indios, Robinson dirige a los Gigantes de San Francisco, luego a los Orioles; y más tarde, a los Expos de Montreal, antes de que la divisa se convirtiera en los Nacionales de Washington, en donde conquista el honor de ser el primer estratega de la novena capitalina.

Al llegar a ser capataz con los Indios, Frank Robinson se erige en el primer dirigente afroamericano en la Gran Carpa, e igualmente, en el primero en ser exaltado estratega del Año de 1989, conduciendo a los Orioles ese año, ocupando la segunda casilla de la división Este de la Liga Americana, al compilar su novena 87 victorias y 75 derrotas.

En su primera aparición en las papeletas para la nominación al Salón de la Fama, en 1982, Frank Robinson consiguió los votos necesarios para ser elegido en esa ocasión para ocupar de por vida un nicho en Cooperstown, eligiendo la gorra de sus Orioles de Baltimore para ingresar al recinto de los inmortales.

Fue Jackie Robinson el gran precursor de la superación de la barrera del color para el béisbol de las Grandes Ligas, pero con el transcurrir de los años, muchos peloteros de su raza superaron, con creces, esa y todos los demás obstáculos a los cuales se enfrentaron durante su permanencia en la Gran Carpa.

Nombres muchos. Hank Aaron, Roberto Clemente, Bob Gibson, Roy Campanella, Reggie Jackson, Ernie Banks, Willie Mays, y Rickey Henderson, para apenas citar a unos muy pocos, y por supuesto, Frank Robinson.

Todo lo demás, lo tiene la historia, valiosa y grandiosa, de muchos peloteros de la raza de color que sobrevivieron a todas las infamias de una época prácticamente ya superada.

Por ANTONIO ANDRAUS BURGOS

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