Vaqueros vs. Caimanes, la rivalidad del béisbol colombiano
El Espectador dialogó con Ronald Ramírez y José Mosquera, los mánagers de las dos novenas que están llamadas a consagrarse campeonas de nuestra liga profesional. Han trabajado juntos en varios éxitos del país en este deporte y se esfuerzan para que siga creciendo.
Daniel Bello
Cuando los demás deportes descansan en Colombia, la Liga Profesional de Béisbol (LPB) se toma los reflectores. Desde finales de noviembre, las mejores novenas del país se miden el aceite para definir qué equipo gritará campeón el próximo mes de enero.
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Cuando los demás deportes descansan en Colombia, la Liga Profesional de Béisbol (LPB) se toma los reflectores. Desde finales de noviembre, las mejores novenas del país se miden el aceite para definir qué equipo gritará campeón el próximo mes de enero.
El título lo defiende Vaqueros de Montería, fundado en los ochenta, pero inactivo durante varios años. Regresó en 2019 y desde entonces siempre es uno de los favoritos a llevarse el título junto a Caimanes de Barranquilla, el cuadro más laureado de nuestro país (12 campeonatos) y único equipo de estas tierras que se ha consagrado campeón de la Serie del Caribe, en 2022.
El fixture de la LPB lo completan Tigres de Cartagena y Leones BBC, que comparten el estadio Édgar Rentería con Caimanes. Estos cuatro clubes, que pueden parecer pocos, son el fruto del esfuerzo de sus inversionistas y el amor que le tienen al deporte en la región Caribe. Administrar equipos con 35 jugadores en la plantilla, 10 de staff, más los gastos administrativos y los traslados involucra costos altos que no muchos están dispuestos a asumir.
La novena que más victorias ha cosechado a lo largo de la presente temporada es Caimanes, que, gracias a un buen rendimiento en la última semana, destronó a Vaqueros, hasta hace unos días líder. Para José Mosquera, mánager de la novena barranquillera, hay una presión especial esta temporada, pues los equipos de la Arenosa han salido campeones en otras disciplinas como el fútbol (Júnior y su décima estrella), el baloncesto (Titanes y su séptimo título) y hasta en fútbol sala, con la consagración de Independiente Barranquilla.
“La presión es un privilegio”, destaca Mosquera, quien viene de una familia dedicada al béisbol —su abuelo Armando Niño Bueno Crissón obtuvo el título mundial aficionado en 1947 con la selección de Colombia— y está vinculado a los Piratas de Pittsburgh, para quienes se desempeña como cazatalentos en Colombia.
En tres de las últimas cuatro finales, Caimanes y Vaqueros fueron rivales. “No nos sorprende que estemos peleando y la verdad que es una rivalidad chévere, porque sabemos que podemos encontrarnos con ellos en la final”, destaca José.
Los monterianos son dirigidos por el cartagenero Ronald Ramírez de la Rosa, quien el año pasado tuvo su primera experiencia cómo mánager al mando de la novena cordobesa y lo hizo de la mejor manera posible, quedándose con el título. “Me decían: ‘Vamos a clasificar a la final’, y yo les decía que no, vamos a quedar campeones”, le comentó a este diario.
Ramírez y Mosquera son rivales siempre que se citan en el diamante, pero antes fueron compañeros en las exitosas campañas recientes de Caimanes. Juntos celebraron dos títulos de liga y la Serie del Caribe 2022. “Somos panas, jugamos juntos, compartimos desde Venezuela en 2005. Es una amistad tremenda”, recuerda el barranquillero.
Todavía tienen la chance de trabajar en equipo, pues fueron parte del staff de la selección de Colombia que logró su histórico primer oro en los Juegos Panamericanos tras vencer a la novena de Brasil en Santiago 2023. Ese triunfo le permitió al combinado nacional ser reconocido como el mejor equipo en los premios Deportista del Año, organizados por El Espectador y Movistar.
Amigos y rivales
“Yo estoy agradecido con José y con la organización de Caimanes. Jugamos allí juntos cuando todavía estábamos activos como profesionales”, recuerda Ramírez, quien tras el retiro arrancó su carrera como entrenador en la organización de los Cascabeles de Arizona. “Siempre tratamos de ayudarnos el uno al otro”.
La primera vez que trabajaron juntos fue en 2017, cuando Mosquera le pidió que se uniera al staff de la selección de Colombia sub-15 como coach de tercera base. Luego les llegó el momento de coincidir en Caimanes. El barranquillero era el mánager y Ramírez el coach de banca, su mano derecha. Tras un 2022 exitoso, Vaqueros preguntó por el cartagenero.
“Hablé con José y con toda la parte directiva. Le dije que quiero crecer como mánager y quiero aprovechar la oportunidad”. Todas las partes entendieron y Ronald se fue a Montería en los mejores términos. Desde entonces, haciendo de local en otro diamante, es la otra mitad del choque más atractivo de la LPB.
La rivalidad no ha afectado su fuerte amistad y su respeto mutuo como colegas. José considera que tiene una gran capacidad de leer el lenguaje corporal de la gente. “Conozco las emociones, el manejo de ellas. Me he preparado para leerlas, pero Ronald no hace gestos, es difícil leerlo. Lo admiro mucho por su frialdad”.
Para Mosquera, sus Caimanes son un equipo jonronero, con mucho poder en sus batazos por el perfil de sus jugadores. En su plantilla cuenta con bateadores como Dilson Herrera, Giovani Urshela y Hárold Ramírez, por lo que el juego corto no es una de las cartas que le guste usar. “A Urshela no lo pusieron nunca a tocar la bola en los Yankees, no lo voy a poner yo a hacerlo en Caimanes”, enfatiza Mosquera entre risas.
A la hora de definir a su rival y excompañero de staff, Ronald destacó como una virtud de José su capacidad de tomar decisiones rápidas, en caliente. “José es el mánager más directo que hay, muy seguro de lo que dice. Yo soy más analítico, la llevo más suave”.
En su gestión, Ramírez no es radical al definir un estilo, pues siente que cada partido le exige condiciones diferentes. También percibe cambios en el trámite de los juegos respecto al ciclo 2022-2023. “Si el año pasado me preguntas por Vaqueros yo te diría que somos un equipo que hacemos muchas carreras temprano en el juego, pero este año somos más de juego pequeño”.
En su plantilla, el cartagenero cuenta con dos habituales en la selección de Colombia, como Jordan Díaz, primer monteriano en jugar en las Grandes Ligas, y Dayan Frías, campeón de la Serie del Caribe 2022 con Caimanes. Ambos estuvieron en el Clásico Mundial e ilusionan a la capital cordobesa con la defensa del título.
Por el formato de la LPB, barranquilleros y monterianos se enfrentarán al menos 11 veces en la temporada regular. Esto se presta para que entre los cuatro equipos que conforman el campeonato conozcan mejor a los lanzadores rivales. Todas las novenas se han ganado entre sí, por lo que no se puede hablar de un dominio absoluto. “No me sorprendería que cualquiera sean los finalistas, el pitcheo ha estado 1A, de todos”, resalta Ramírez.
Este formato puede ser una ventaja o desventaja dependiendo del pitcher, pues a veces juegas contra el que les sabe hacer daño a tus bateadores, así como hay otras en las que sabes más o menos cómo te van a lanzar. Desde luego, no se puede dejar por fuera de la conversación a las otras dos novenas que conforman nuestro campeonato.
Tigres de Cartagena no solo fue finalista el año pasado, sino que concluyó la temporada regular en el primer puesto. Con una nómina joven, bajo la dirección del cubano-estadounidense Joe Álvarez, que trabaja junto a Néder Horta, quien dirigió a Colombia en el título conseguido en el Premundial Sub-23 de Nicaragua el mes pasado, los felinos le han causado dolores de cabeza a los favoritos.
Leones cuenta con el venezolano Jonathan Prieto a la cabeza, quien conoce muy bien a Mosquera, pues, además de haber sido parte de su staff el año pasado como coach de banca, también pertenece a la organización de los Piratas de Pittsburg.
El futuro de nuestro béisbol
Ronald y José coinciden en que la pelota caliente en Colombia está dando buenos frutos, por lo que es más que merecido que la empresa privada incremente sus inversiones. Resultados como el oro en Panamericanos y el título en Nicaragua, con invicto incluido, dan fe de que se están dando pasos en la dirección correcta.
Desde luego, lo ideal para la competencia es que el número de equipos crezca. “Sacar otro equipo aquí es un sueño. Si no hay expansión, no hay crecimiento”, subraya Mosquera, quien sostiene que los triunfos conseguidos han creado una nueva generación de seguidores. Le encantaría que en Bogotá se consolide una novena. “Tiene una comunidad venezolana alta y lo puede aprovechar”, y trajo como ejemplo a la selección de Brasil, que está conformada por jugadores descendientes de la diáspora japonesa en ese país.
“Ojalá fueran seis u ocho equipos, como en República Dominicana o Venezuela”, agrega Ronald. Más plazas se traducen en más desplazamientos, lo cual también les implica a los equipos meterse la mano al bolsillo por los tiquetes y las estadías en otras ciudades.
Ese fue uno de los retos en 2010-11, cuando Cali, Medellín y Bogotá compitieron en la LPB. Por desgracia para esa edición, la temporada invernal hizo que la competición fuera cancelada debido a las afectaciones en las carreteras. Los equipos del interior no volvieron a participar en ediciones posteriores.
Desde luego, hay otros pasos que toca dar. Por ejemplo, cuando concluye la temporada de la LPB, que es invernal —de noviembre a enero—, la situación de cada jugador cambia respecto a los contratos que tienen. Así como hay unos que se van a EE.UU. para jugar en Grandes Ligas o en las menores, hay otros que se quedan sin competir el resto del año y con un futuro incierto.
Aunque Ramírez y Mosquera son némesis, con los contactos y las relaciones profesionales que han entablado a lo largo de sus carreras, buscan al igual que otros mánager que los jugadores que no han conseguido equipo para la próxima temporada tengan oportunidades de firmar contratos. De alguna manera, se puede decir que ayudan a reforzar a sus rivales. “Obvio, pensamos en ganar, pero también en el futuro del béisbol colombiano”, concluye el timonel de Vaqueros.