Yuri Alvear, de Jamundí a Tokio
La judoca vallecaucana se radicó en la capital de Japón, en donde tendrá más competencias internacionales y se fogueará con los mejores del mundo. Su sueño, el oro olímpico en 2020.
Jesús Miguel de La Hoz - Enviado especial - Santa Marta
Yuri Alvear es sinónimo de lucha, esfuerzo y dedicación. Llevó al judo a otro nivel en Colombia, lo hizo más conocido. Su trabajo incansable la ubica entre las mejores del mundo. Pero eso no le basta, quiere más. Para lograrlo se radicó desde este año en Tokio, Japón. Allá se prepara día y noche con Noriyuki Hayakawa, quien es su entrenador. Con él ha logrado los mejores resultados en su carrera. “Es una persona con la que hemos hecho un gran equipo”, le dijo la vallecaucana a El Espectador después de haber ganado el oro en los Juegos Bolivarianos.
En un comienzo no fue fácil adaptarse a lo que el entrenador quería. La barrera del idioma es difícil de superar, pero el deporte se encarga de facilitarla. Los diálogos entre Hayakawa y Alvear inicialmente eran por señas, la única manera que tenían de comunicación. El japonés movía una mano y la colombiana sabía qué hacer, pero el agradecimiento por lo enseñado sólo se quedaba en las miradas. “Fue difícil, porque no sabía nada de japonés. Nos ayudó que el judo es de este país y tiene mucha terminología en este idioma, eso facilitó nuestro entendimiento”.
Con el pasar de los años los lazos entre los dos se afianzaron y armaron una dupla letal. Nada los ha detenido. Ni siquiera las lesiones que ha sufrido la colombiana en una rodilla. Irónicamente estas han servido para mejorar su técnica. Se convirtió en una peleadora más difícil de leer para las contrincantes. Pasó de ser derecha a ambidiestra, por lo que los videos del ciclo olímpico pasado ya no sirven. “Después de una lesión uno queda muy precavido. Pero trabajé la derecha y la izquierda, mientras tomaba nuevamente confianza de atacar solamente por mi mano fuerte. Ahora soy muy dúctil con ambas”, explica Yuri.
A pesar de estas lesiones, el japonés ha sabido cómo manejarla. Sobre todo, entendió rápidamente la manera de potenciar las cualidades de la deportista. “Ha cambiado muchas cosas, ha sido una persona muy inteligente. No ha cambiado mi estilo de judo, sino que ha ayudado a fortalecer muchas cosas, algo que se ha visto en las últimas competencias. Trabaja muy fuerte mis habilidades en el piso, fortalecer mis agarres, tener variantes para llegar a mi técnica fuerte, que es lo más importante”.
Todo el entendimiento que tienen es porque Noriyuki Hayakawa, tras nueve años de ires y venires entre Japón y Colombia, ha aprendido un poco de español, mientras que la vallecaucana ha mejorado su japonés. No es fácil, pero al igual que el deporte, se toma con mucha seriedad aprender el idioma. “Vamos bien. Ha sido difícil. Entender el hiragana y el kanji (sistemas de escritura de lengua japonesa) ha sido muy complejo, aparte de que un símbolo no sirve para describir, sino que toca mezclar algunos, pero bueno, me estoy dando a la tarea de aprender. Así como les pongo el esfuerzo a los entrenamientos, también lo estoy poniendo para aprender el idioma”, dijo con una sonrisa.
La confianza de Yuri con Hayakawa es total. El entrenador poco habla con los medios de comunicación, debido a su limitante con el español. Se ve como una persona seria y exigente. Pocas veces se le ve sonriendo. “Es así, pero cuando no estamos en el entrenamiento es muy divertido, me hace reír y es muy tranquilo, algo muy importante para nosotros, que vivimos diariamente exigiéndonos al 100 %”, afirma Alvear, quien también resalta que esa forma de ser del entrenador es fundamental para evitar el estrés, “tener ese relajo ayuda mucho, soy una persona alegre, me gusta reírme mucho y con él siempre tengo esa facilidad”.
Sobre su nueva vida y rutina, Yuri dice que todo vale la pena por conseguir su gran objetivo, el oro en los Juegos Olímpicos. Eso la desvela. En Japón tiene la facilidad de competir constantemente con las mejores del mundo. “Es un país en el que se conoce mucho el deporte y el nivel de entrenamiento es muy alto, lo que me ayudó para lo que fue el campeonato mundial y para estos Juegos Bolivarianos. La semana pasada regresé de Tokio y estoy tranquila por la presentación que tuve. Ahora pasaré la Navidad con mi familia, que no los he visto en un año, y en enero regresaré a Japón para seguir entrenando”, señaló.
Yuri Alvear es sinónimo de lucha, esfuerzo y dedicación. Llevó al judo a otro nivel en Colombia, lo hizo más conocido. Su trabajo incansable la ubica entre las mejores del mundo. Pero eso no le basta, quiere más. Para lograrlo se radicó desde este año en Tokio, Japón. Allá se prepara día y noche con Noriyuki Hayakawa, quien es su entrenador. Con él ha logrado los mejores resultados en su carrera. “Es una persona con la que hemos hecho un gran equipo”, le dijo la vallecaucana a El Espectador después de haber ganado el oro en los Juegos Bolivarianos.
En un comienzo no fue fácil adaptarse a lo que el entrenador quería. La barrera del idioma es difícil de superar, pero el deporte se encarga de facilitarla. Los diálogos entre Hayakawa y Alvear inicialmente eran por señas, la única manera que tenían de comunicación. El japonés movía una mano y la colombiana sabía qué hacer, pero el agradecimiento por lo enseñado sólo se quedaba en las miradas. “Fue difícil, porque no sabía nada de japonés. Nos ayudó que el judo es de este país y tiene mucha terminología en este idioma, eso facilitó nuestro entendimiento”.
Con el pasar de los años los lazos entre los dos se afianzaron y armaron una dupla letal. Nada los ha detenido. Ni siquiera las lesiones que ha sufrido la colombiana en una rodilla. Irónicamente estas han servido para mejorar su técnica. Se convirtió en una peleadora más difícil de leer para las contrincantes. Pasó de ser derecha a ambidiestra, por lo que los videos del ciclo olímpico pasado ya no sirven. “Después de una lesión uno queda muy precavido. Pero trabajé la derecha y la izquierda, mientras tomaba nuevamente confianza de atacar solamente por mi mano fuerte. Ahora soy muy dúctil con ambas”, explica Yuri.
A pesar de estas lesiones, el japonés ha sabido cómo manejarla. Sobre todo, entendió rápidamente la manera de potenciar las cualidades de la deportista. “Ha cambiado muchas cosas, ha sido una persona muy inteligente. No ha cambiado mi estilo de judo, sino que ha ayudado a fortalecer muchas cosas, algo que se ha visto en las últimas competencias. Trabaja muy fuerte mis habilidades en el piso, fortalecer mis agarres, tener variantes para llegar a mi técnica fuerte, que es lo más importante”.
Todo el entendimiento que tienen es porque Noriyuki Hayakawa, tras nueve años de ires y venires entre Japón y Colombia, ha aprendido un poco de español, mientras que la vallecaucana ha mejorado su japonés. No es fácil, pero al igual que el deporte, se toma con mucha seriedad aprender el idioma. “Vamos bien. Ha sido difícil. Entender el hiragana y el kanji (sistemas de escritura de lengua japonesa) ha sido muy complejo, aparte de que un símbolo no sirve para describir, sino que toca mezclar algunos, pero bueno, me estoy dando a la tarea de aprender. Así como les pongo el esfuerzo a los entrenamientos, también lo estoy poniendo para aprender el idioma”, dijo con una sonrisa.
La confianza de Yuri con Hayakawa es total. El entrenador poco habla con los medios de comunicación, debido a su limitante con el español. Se ve como una persona seria y exigente. Pocas veces se le ve sonriendo. “Es así, pero cuando no estamos en el entrenamiento es muy divertido, me hace reír y es muy tranquilo, algo muy importante para nosotros, que vivimos diariamente exigiéndonos al 100 %”, afirma Alvear, quien también resalta que esa forma de ser del entrenador es fundamental para evitar el estrés, “tener ese relajo ayuda mucho, soy una persona alegre, me gusta reírme mucho y con él siempre tengo esa facilidad”.
Sobre su nueva vida y rutina, Yuri dice que todo vale la pena por conseguir su gran objetivo, el oro en los Juegos Olímpicos. Eso la desvela. En Japón tiene la facilidad de competir constantemente con las mejores del mundo. “Es un país en el que se conoce mucho el deporte y el nivel de entrenamiento es muy alto, lo que me ayudó para lo que fue el campeonato mundial y para estos Juegos Bolivarianos. La semana pasada regresé de Tokio y estoy tranquila por la presentación que tuve. Ahora pasaré la Navidad con mi familia, que no los he visto en un año, y en enero regresaré a Japón para seguir entrenando”, señaló.