Mateo de Angulo: Aún estamos en otro nivel
El nadador vallecaucano de 22 años, sobrino de la legendaria Olga Lucía de Angulo, participó en sus primeros Olímpicos.
Del enviado especial
Apenas el pasado 9 de julio Mateo de Angulo supo que vendría a los Olímpicos de Londres. Ese día la Federación Internacional de Natación lo incluyó en la lista de deportistas que habían logrado la marca mínima B y que serían invitados a las justas. Participó en la ronda eliminatoria de los 400 metros libre y finalizó, con un tiempo de 3:57:76 en el puesto 26, lejos del último clasificado y de su propia marca.
Mateo, estudiante de último año de economía en la Universidad de Estado de Florida, hincha del Cali e integrante de la selección de Colombia, apoyada por Coomeva, habló con El Espectador sobre su experiencia y lo que ha significado para él estar en unos Juegos Olímpicos.
¿Qué balance hace de su participación?
Pues por el lado del resultado no fue bueno. Pero mi primera aventura en una olimpiada me ayudará a crecer como persona y como deportista. La verdad es que estaba muy nervioso y no hice nada de lo que había planeado.
¿Qué tan diferente fue la competencia con respecto a otras en las que ha estado?
Cuando salí a los tacos quedé como en shock. Nunca había visto tanta gente en una piscina, había como 18.000 personas, parecía un estadio de fútbol. Eso me impresionó, había mucho ruido y comencé a entender que estaba en el evento más grande del deporte. Ahí estaba más preocupado por el entorno que por mi prueba.
¿Algo para reprocharse?
No, dejé absolutamente todo en el agua. Hice todo lo que pude.
¿No le da lástima irse tan pronto, apenas con una actuación?
Es duro. En los torneos generalmente uno hace varias pruebas y se puede ir adaptando, se saca los nervios, rompe el hielo, pero así es acá, había una sola oportunidad y nada más, eso lo sabía.
¿Influyó haber sabido apenas hace 20 días que vendría?
Claro, pero no es excusa. Los que clasificamos con marca B estuvimos en un sube y baja, buscando tiempos y picos de rendimiento. No manejamos adecuadamente las cargas de trabajo, porque las exigencias fueron muchas en diferentes momentos. Si hubiera asegurada el cupo antes, me habría preparado diferente.
¿Comenzó su sueño para 2016?
Esto ya pasó, pero quedé con ganas de más. Vienen los Juegos Nacionales y los torneos internacionales con la federación. Hay que trabajar a largo plazo, para mejorar los resultados en Brasil.
¿Qué tanto ha influido en su carrera Olga Lucía de Angulo?
Mi tía fue la mejor nadadora de Colombia. Estuvo en dos olimpiadas. Y aunque vivió en Nueva York y Canadá, por lo que no nos vimos mucho, siempre me dio buenos consejos para mi carrera.
¿Nadando al lado de Michael Phelps, siente que puede llegar a emularlo?
No. Uno sueña, pero bajar mis tiempos es lo primordial. Aunque hemos mejorado y ahora hay más apoyo, todavía estamos a otro nivel, lejos. La natación estadounidense es superior y Phelps, un monstruo. Sin haberse preparado bien en los últimos cuatro años, sigue ahí arriba, peleando. Eso es talento más que trabajo.
¿Y qué tal el ambiente dentro de la delegación?
Muy bueno, no hablamos de medallas, sino de dar cada uno lo mejor. Contentos por lo de Rigoberto y orgullosos de ser parte del equipo olímpico más grande de Colombia en la historia. Ojalá los resultados demuestren cuánto ha crecido nuestro deporte.
Apenas el pasado 9 de julio Mateo de Angulo supo que vendría a los Olímpicos de Londres. Ese día la Federación Internacional de Natación lo incluyó en la lista de deportistas que habían logrado la marca mínima B y que serían invitados a las justas. Participó en la ronda eliminatoria de los 400 metros libre y finalizó, con un tiempo de 3:57:76 en el puesto 26, lejos del último clasificado y de su propia marca.
Mateo, estudiante de último año de economía en la Universidad de Estado de Florida, hincha del Cali e integrante de la selección de Colombia, apoyada por Coomeva, habló con El Espectador sobre su experiencia y lo que ha significado para él estar en unos Juegos Olímpicos.
¿Qué balance hace de su participación?
Pues por el lado del resultado no fue bueno. Pero mi primera aventura en una olimpiada me ayudará a crecer como persona y como deportista. La verdad es que estaba muy nervioso y no hice nada de lo que había planeado.
¿Qué tan diferente fue la competencia con respecto a otras en las que ha estado?
Cuando salí a los tacos quedé como en shock. Nunca había visto tanta gente en una piscina, había como 18.000 personas, parecía un estadio de fútbol. Eso me impresionó, había mucho ruido y comencé a entender que estaba en el evento más grande del deporte. Ahí estaba más preocupado por el entorno que por mi prueba.
¿Algo para reprocharse?
No, dejé absolutamente todo en el agua. Hice todo lo que pude.
¿No le da lástima irse tan pronto, apenas con una actuación?
Es duro. En los torneos generalmente uno hace varias pruebas y se puede ir adaptando, se saca los nervios, rompe el hielo, pero así es acá, había una sola oportunidad y nada más, eso lo sabía.
¿Influyó haber sabido apenas hace 20 días que vendría?
Claro, pero no es excusa. Los que clasificamos con marca B estuvimos en un sube y baja, buscando tiempos y picos de rendimiento. No manejamos adecuadamente las cargas de trabajo, porque las exigencias fueron muchas en diferentes momentos. Si hubiera asegurada el cupo antes, me habría preparado diferente.
¿Comenzó su sueño para 2016?
Esto ya pasó, pero quedé con ganas de más. Vienen los Juegos Nacionales y los torneos internacionales con la federación. Hay que trabajar a largo plazo, para mejorar los resultados en Brasil.
¿Qué tanto ha influido en su carrera Olga Lucía de Angulo?
Mi tía fue la mejor nadadora de Colombia. Estuvo en dos olimpiadas. Y aunque vivió en Nueva York y Canadá, por lo que no nos vimos mucho, siempre me dio buenos consejos para mi carrera.
¿Nadando al lado de Michael Phelps, siente que puede llegar a emularlo?
No. Uno sueña, pero bajar mis tiempos es lo primordial. Aunque hemos mejorado y ahora hay más apoyo, todavía estamos a otro nivel, lejos. La natación estadounidense es superior y Phelps, un monstruo. Sin haberse preparado bien en los últimos cuatro años, sigue ahí arriba, peleando. Eso es talento más que trabajo.
¿Y qué tal el ambiente dentro de la delegación?
Muy bueno, no hablamos de medallas, sino de dar cada uno lo mejor. Contentos por lo de Rigoberto y orgullosos de ser parte del equipo olímpico más grande de Colombia en la historia. Ojalá los resultados demuestren cuánto ha crecido nuestro deporte.