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La Confederación Brasileña de Fútbol reservó y pagó hasta el 20 de diciembre 45 habitaciones en el Westin Doha Hotel & Spa, además de todo el complejo deportivo del Grand Hamad Stadium. El técnico Tite y sus jugadores esperan que sea su casa hasta el final del Mundial de Catar.
¿Exceso de confianza o planificación? Un poco de ambas cosas. Con los años, Brasil ha aprendido que en el fútbol moderno los detalles marcan la diferencia y que no se puede dejar nada al azar. Por eso, les brinda a sus talentosos jugadores todas las facilidades para concentrarse solo en el tema futbolístico.
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Un estadio con capacidad para 13.000 personas, dos canchas auxiliares, piscina, restaurante, sala de conferencias, teatro y hasta un gran salón de juegos están a disposición de la selección verde-amarilla que es una de las candidatas al título y se estrena este jueves (desde las 2:00 p.m.) ante Serbia, con transmisión por el Gol Caracol.
“La sexta es nuestra meta”, dice un mensaje en portugués pintado en uno de los muros del campo de entrenamiento. Al frente otro que dice: “Sin esfuerzo, no hay gloria”. Y más atrás uno que reza: “Ser campeones para pasar a la eternidad”.
“El trabajo nos ilusiona”
Horas antes del debut en el estadio de Lusail, donde ocurrió la derrota de Argentina frente a Arabia Saudita, primera sorpresa mundialista, el técnico Tite advirtió ante los medios de comunicación internacionales que “esa fue una muestra de que se han acortado las distancias en el fútbol y que en un torneo como este cualquier cosa puede pasar”.
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Sin embargo, advirtió que eso no cambiará para nada el estilo de su equipo y que “saldrá siempre a imponer condiciones y ser el protagonista en la cancha. ¿Presión? Claro. La responsabilidad de ganar es lo más lindo que tiene estar en la selección brasileña, lo que significa para el país, los jóvenes y la gente en las calles. Tenemos una oportunidad de hacer sentir orgullosa a la nación, pero también de educar a nuestros niños. Hay que soñar, eso es bueno, pero hay que tener muy claro que aunque todos los equipos trabajan y se esfuerzan, solo uno será campeón; ojalá sea Brasil”.
Bajo su mando, desde mediados de 2016, Brasil ha logrado estadísticas envidiables. Jugó 76 partidos, con 57 victorias, 14 empates y solo cinco derrotas, para un rendimiento del 81 %. Quedó primero en las eliminatorias a Rusia 2018, en donde cayó en cuartos de final frente a Bélgica. Después levantó la Copa América de 2019 frente a Perú y luego perdió la final de 2021, contra Argentina. En el camino a Catar su equipo cabalgó: obtuvo 14 victorias y tres empates en 17 partidos.
O Pombo broca mesmo, tá!
— CBF Futebol (@CBF_Futebol) November 23, 2022
O @itau convocou e a nossa torcida mandou perguntas ao Richarlison, camisa 9 da Seleção Brasileira #MostraTuaForça pic.twitter.com/p2YynRo8xm
El exfutbolista Juninho Paulista, uno de los asesores del estratega brasileño, asegura que “este plantel ha evolucionado. A la seguridad y solidez que mostró en los primeros años con Tite le ha implementado mayores variantes en ataque, un poco más de alegría y del jogo bonito que nos ha caracterizado históricamente”.
Será por eso que es la única selección que inscribió ocho atacantes netos en el grupo de 26 jugadores para el Mundial: Anthony (Manchester United), Rodrygo (Real Madrid), Neymar (PSG), Raphinha (Barcelona), Richarlison (Tottenham), Vinícius Júnior (Real Madrid), Gabriel Jesús (Arsenal), Gabriel Martinelli (Arsenal) y Pedro (Flamengo).
“En Brasil todos queremos ganar el Mundial, pero las formas sí importan, por eso a este equipo se le exige que juegue bien, tiene cómo hacerlo. Queremos que salga a atacar, a buscar el arco rival, a tomar riesgos”, señala Neil Santos, periodista de Río de Janeiro que considera que ya es hora de que la Copa Mundo regrese a su país.
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Lo que preocupa un poco al scratch es que una mala tarde o noche acabe con la ilusión del sexto título. En Alemania 2006 sus verdugos fueron Zinedine Zidane y compañía, en un duelo apretado. En Sudáfrica 2010 cayó ante Holanda, sin ser menos. Y en Brasil 2014 fue la catástrofe de Belo Horizonte, aquel histórico e irrepetible 7-1 ante Alemania, marcado por el descontrol emocional de un grupo de jugadores al que le pesó la presión de revancha por el Maracanazo, 64 años antes. En Rusia, la derrota contra Bélgica también fue dolorosa, pero no impidió que Tite continuara en su cargo, aunque ya anunció que sea cual sea el resultado en Catar se irá.
“Debo reconocer que este Mundial ha sido diferente para mí, más tranquilo, gracias a que he podido aplicar la experiencia de hace cuatro años. Lo he disfrutado más, he podido ser más genuino, auténtico y natural, que es lo mismo que les pido a los jugadores, que aprovechen la experiencia, que respeten la cultura, las tradiciones, como queremos que lo hagan con las nuestras”.
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Thiago Silva, capitán de la verde-amarilla, explica: “Todos estamos conscientes de lo importante que resulta esta competición en nuestro país. Un logro así te convierte en un héroe de por vida, igual que a tu familia y a tus descendientes, porque la gente nunca se va a olvidar de lo que has conseguido. Por eso, vamos al ataque, a honrar nuestra historia, sin confianza, pero con la claridad de que la responsabilidad de ir y buscar todos los partidos es nuestra, como lo fue la de los seleccionados que salieron campeones antes, en 2002, 1994, 1970, 1962 y 1958”.
Todo parece indicar que, fiel al estilo del último tiempo, Brasil utilizará tres delanteros (Raphinha, Richarlison y Neymar) ante la Serbia de Aleksandar Mitrovic y Dusan Vlahovic, una de las selecciones que han generado gran expectativa en Doha.
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