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Inglaterra 1966: el Mundial, una cuestión de fronteras

El primer y único campeonato de los inventores del fútbol. Uno de los puntos algidos de la carrera espacial, la ilusión de alcanzar las estrellas. Nueva entrega de “Disparos a gol”, del especial de El Espectador sobre Catar 2022; la relación entre el balompié y la política.

21 de octubre de 2022 - 11:00 p. m.
La reina Isabel de Inglaterra entrega la copa de campeón del Mundo de 1966 a Bobby Moore.
La reina Isabel de Inglaterra entrega la copa de campeón del Mundo de 1966 a Bobby Moore.
Foto: Agencia AFP
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Alexei Leonov fue el primer hombre en la historia registrada que dio un paseo espacial. El cosmonauta, de rostro amable y ojos pequeños, fue protagonista de uno de los pasajes de la carrera espacial entre la URSS y Estados Unidos. “Me sentí como un grano de arena”, le confesó a la BBC, el día que vio el continente africano tan pequeño que se podía agarrar con una mano.

El 18 de marzo de 1965, la URSS lanzó con éxito la misión Voskhod 2, de la cual participó Alexei Leonov. En la mañana de ese día, Yuri Gagarin, quien fue el primer hombre en viajar al espacio, celebró la partida de la nave compartiendo una copa de champagne con los cosmonautas. Una vez la misión se encontraba en órbita, a 500 km de la superficie, Alexei Leonov se vistió para la ocasión con un traje especial que lo mantendría con vida durante el paseo. Su compañero, Belyayev, le dio una palmadita en la espalda para la buena suerte.

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Cuando la cabina de ecualización de presión se estabilizó con el espacio exterior, Alexei Leonov salió de la nave y contempló la majestuosidad del universo. El cosmonauta estuvo diez minutos allí, suspendido en el vacío, hasta que su traje presentó complicaciones y se infló como un globo. La falta de presión atmosférica había deformado su traje, tanto que tuvo que pincharlo para poder entrar de nuevo en la cabina, en una maniobra que evitó su muerte por asfixia. Tras minutos de ansiedad extrema, ambos cosmonautas superaron la emergencia y dieron por terminada la misión.

A pesar de que la nave aterrizó con dificultades en Siberia, el Gobierno de la URSS mantuvo los percances en secreto. La primera caminata espacial sería para el mundo otro triunfo de los soviéticos en la carrera espacial contra Estados Unidos, a quienes les sacaba ventaja tras haber lanzado el primer satélite en órbita –Sputnik– y haber llevado el primer hombre al espacio –Yuri Gagarin.

Para 1966, el líder soviético Nikita Jruschev apoyó la misión Soyuz que llevaría el hombre a la Luna por primera vez. Sin embargo, Sergueí Korolev, ingeniero y diseñador de cohetes de la URSS, murió ese año por una operación mal realizada. Con el fallecimiento del ingeniero, decayeron las posibilidades soviéticas de poner su bandera en la Luna –lo que lograría años después la misión Apolo XI de la NASA–. Sin embargo, y gracias al afán la URSS y Estados Unidos por demostrar una mejor ingeniería, el planeta Tierra ya estaba circundado por pequeñas máquinas satelitales, lo cual abrió el camino de una nueva época tecnológica para la humanidad.

Sin duda, la carrera espacial le regaló al mundo la posibilidad de aproximarse a los astros como nunca antes y les obsequió también a los amantes del fútbol la maravilla de admirar a las estrellas del balompié en directo, gracias a satélites capaces de comunicar información en tiempo real. Desde ese momento, millones de personas cruzarían los dedos frente al televisor, siguiendo el presente del espectáculo, añorando que su selección nacional levantase el trofeo que solo el mejor del planeta gana.

Turbulencia en las eliminatorias

El 22 de agosto de 1960, se celebró en Roma, Italia, el congreso de la FIFA que definió el organizador de la Copa del Mundo de 1966. Inglaterra ganó aquella vez, con siete votos de ventaja sobre Alemania Federal, el honor de organizar el máximo certamen del deporte que hace unas décadas inventaron. Todo coincidía: Stanley Rous, entonces presidente de la FIFA, era tan inglés como el Big Ben. Además, se conmemoraba el centenario de la Federación Inglesa de Fútbol.

Una vez seleccionada la sede de la Copa Mundial, siguió el proceso clasificatorio por confederaciones. Los europeos, como siempre, se llevaron la mejor tajada con diez de los 16 cupos. Los sudamericanos, a quienes les corría talento por las venas, obtuvieron solo cuatro plazas. Por su parte, entre las demás selecciones de América se disputó un solo cupo. Luego, cuando la FIFA administró el último cupo entre Asia y África los problemas estallaron.

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La idea de la FIFA era que los ganadores de la confederación africana y asiática se enfrentaran en dos partidos por el cupo restante, sin embargo, 15 selecciones de África se negaron a participar de las eliminatorias. Afirmaron que el método era injusto, pues el ganador de tal confederación ya había hecho los méritos suficientes para clasificarse al Mundial de Inglaterra 1966.

Por otro lado, la selección sudafricana de fútbol fue sancionada por la FIFA tras conocer el método con el que pensaba clasificarse al Mundial: solo podían jugar futbolistas de tez blanca. En el país africano se estaba implementando el Apartheid en su máxima expresión. Las personas segregadas no podían votar ni ocupar posiciones en el gobierno; el transporte público estaba prohibido para personas de tez negra; existían lugares específicos para cada color de piel, incluyendo baños y playas enteras.

Además, el grupo de la confederación asiática estaba conformado por Australia, Sudáfrica, Corea del Sur y Corea del Norte. Los africanos habían sido incluidos en esta región por problemas políticos en su continente, sin embargo, cuando se supo de su estrategia racista fueron descalificados.

Luego de esto, la selección de Corea del Sur se retiró de la eliminatoria por problemas logísticos. Entonces, Australia y Corea del Norte disputaron partidos de ida y vuelta para clasificarse al Mundial. Los coreanos ganaron ambos partidos e hicieron maletas para Inglaterra 1966, pues no hubo rival africano con quien disputar ese último cupo.

Animales legendarios

Para el Mundial de Inglaterra 1966 se diseñó por primera vez una mascota: El León Willy. Un felino sonriente vestido con una camiseta que representaba la bandera de Gran Bretaña, listo para disputar cualquier partido con botines de cuero. La mascota fue diseñada por el artista Reg Hoye, quien se inspiró en su hijo Leo para crear una imagen icónica de la fiesta mundialista.

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Otro animalito que alcanzó la fama fue el perro Pickles. Se trataba de un Border Collie negro con blanco que, en un paseo por South Norwood, en Londres, encontró la copa Jules Rimet envuelta en papel periódico detrás de unos arbustos, cuando todos en el país británico se preguntaban por su paradero. El trofeo del Mundial había sido robado siete días antes en el Salón de Westminster, en Londres, faltando solo cuatro meses para el inicio de la competencia. Por suerte para los campeones próximos, y los organizadores, Pickles –sin quererlo– se disfrazó de detective y encontró el trofeo de los campeones mundiales.

Las plegarias del vicario Thomas Edmonson

Luciano Wernicke, periodista argentino, cuenta que días antes del inicio de la Copa del Mundo de Inglaterra, el sacerdote Thomas Edmonson pidió públicamente que los jugadores de fútbol no podían besarse cuando festejasen los goles. Esto sucedió en la localidad de Newmarket, en cuya congregación se publicó el boletín semanal con la siguiente frase: “Esa ridícula locura debe ser eliminada de los campos de juego”.

Sin duda el sacerdote Edmonson debió medir sus palabras, pues, de no ser por la ayuda de su compatriota Alan Turing, hubiese agonizado en un campo de concentración nazi –en vez de predicar la palabra de Dios en su congregación–. Turing, quien era tan homosexual como intelectual, descifró una de las máquinas que el Imperio nazi utilizaba para transmitir estrategias militares durante la Segunda Guerra Mundial. Sin los servicios del matemático inglés, quien se suicidó tras no soportar la castración química a la cual fue sentenciado, las Islas Británicas hubiesen sido blanco fácil de Hitler, y la última gran guerra hubiese tenido otro rumbo.

Los padres del fútbol ganan su Mundial

La Copa del Mundo de Inglaterra 1966 se inició el 11 de julio, en el hermoso Estadio de Wembley. Por primera vez se realizó un partido único de inauguración: Inglaterra vs Uruguay. Ese día, la joven Reina Isabel II realizó un discurso introductorio que escucharon 90 mil asistentes al espectáculo, y millones más por televisión en directo gracias a los nuevos satélites en órbita. Luego de esto, ambos monarcas, Isabel II y Felipe de Edimburgo, saludaron a los jugadores del partido con un formal pero sonriente apretón de mano.

Ambos equipos dieron todo de sí para ofrecer un encuentro entretenido; sin embargo, apenas pudieron hacerse daño y empataron 0-0. Luego de esto, Inglaterra enfrentó a México por la segunda fecha del Grupo 1. Los británicos se impusieron 2-0 sobre los centroamericanos con goles de Bobby Charlton y Roger Hunt. Finalmente, en la última fecha, la selección inglesa derrotó a su rival francés con doblete del mismo Hunt. Los locales pasaron a cuartos de final de manera invicta.

Corea del Norte se ubicó en el cuarto grupo, a pesar de que Gran Bretaña casi les niega las visas por hacer parte de un gobierno comunista. El sorteo determinó que los coreanos compartieran grupo con sus aliados soviéticos de la URSS, además de Chile e Italia. En las primeras dos fechas, los asiáticos solo consiguieron un punto producto de un empate con Chile, por lo que tenían que jugarse la vida en el último partido contra la poderosa Selección Italiana. Los tanos contaban con jugadores de época como Gianni Rivera y Giacinto Facchetti, pero Corea del Norte le dio vuelta a su destino ganando con un solitario gol de Doo Ik Pak. El goleador de aquel partido era un dentista del ejército, tan delgados como la zona desmilitarizada que separa ambas Coreas.

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El 23 de julio se disputaron todos los partidos por cuartos de final: Inglaterra vs Argentina; Portugal vs Corea del Norte; Uruguay vs Alemania Federal; URSS vs Hungría.

Entre ingleses y argentinos se dio un partido curioso. Cuando transcurrió el primer minuto ya estaban amonestados verbalmente los jugadores argentinos Jorge Solari, Antonio Rattin y Luis Artime. Luego, al 37′, el árbitro Rudolf Kreitlein detuvo el partido cuando la selección argentina salía en defensa, todo para marcarle a Antonio Rattin que debía salir expulsado. Ante el desconcierto del argentino, se llamó a la Policía de apoyo en el Estadio de Wembley, además de un traductor que le explicase a Rattin por qué no debía seguir en cancha. Según el traductor, el numero ‘10′ albiceleste había mirado feo al árbitro, lo cual fue entendido por este como una agresión. El jugador expulsado se fue de la cancha limpiándose sus dedos con la bandera de Gran Bretaña. La expulsión del argentino exacerbó a los aficionados ingleses, quienes saltaron y abuchearon al futbolista desde sus gradas. Faltando unos minutos para el final del partido, Geoff Hurts marcó el único gol del encuentro e Inglaterra pasó a semi- finales.

Para llegar la gran final, Inglaterra tuvo que medirse a la sorpresiva selección de Portugal. En su nómina contaba con una bestia, un jugador tan veloz que, cuando lo iban a marcar, ya solo quedaba la sombra. Se trataba de Eusebio, la Pantera de Mozambique, un delantero negro quien nació en la pobreza de África y que tuvo la suerte de fichar por el Benfica portugués con dieciocho años. A pesar de esto, los ingleses hicieron valer su condición de local y se impusieron con dos goles de Bobby Charlton en el Estadio de Wembley.

El 30 de julio se disputó la gran final de la Copa del Mundo de 1966: Inglaterra vs Alemania Federal. Un duelo con tensiones políticas de antaño, que el fútbol estaba dispuesto a desenredar. Sin embargo, en el Estadio de Wembley fue común encontrar banderas de ambos países hondearse en las pobladas tribunas. Tal vez la situación hubiese sido distinta si Alemania Democrática hubiese llegado a la final, pues las nuevas tensiones globales indicaban una rivalidad entre capitalistas y comunistas.

Alemania Federal se puso en ventaja a los 12′ con gol de Helmut Haller. Luego de esto, Inglaterra daría vuelta al resultado con goles al 18′ y 78′. Sin embargo, segundos antes de acabarse el partido, Wolfgang Weber logró el empate 2-2. Así, la final se fue a tiempos suplementarios.

En el 101′ se dio la jugada más polémica del Mundial. Alan Ball condujo la pelota de cuero por banda derecha en ataque, cuando llegó a la línea final dio un pase a media altura a Geoff Hurts. En el área, el delantero inglés realizó un control dirigido para sacarse del camino su marca, una vez tuvo el espacio disparó al arco. La pelota dio en el travesaño y picó en una especie de limbo. Nunca se supo si el balón entró o quedó apenas en la línea. Ante la incertidumbre y los reclamos de ambos equipos, el asistente soviético Bakhramov Tofik marcó anotación para los ingleses. Curiosamente la URSS preparó personas para ver el Planeta Tierra desde el espacio, y no para ver si una pelota naranja cruza una línea de gol blanca.

Ante tal gol ‘fantasma’, la selección de Alemania Federal entró en un desconcierto que les costó la cuarta anotación. El mismo inglés Geoff Hurts clavó la pelota al ángulo en el 120′ y acabó con las esperanzas teutonas. Cuando el árbitro central, Gottfried Dienst, sentenció el final del encuentro, todos los jugadores ingleses se abrazaron y saltaron. Así, los padres del fútbol ganaron el máximo trofeo de su deporte. El capitán Bobby Moore recibió la Copa Jules Rimet de las manos de la Reina Isabel II, quien sonriente premiaba a alguien que solo sabía disparar balones a gol.

El más feliz de todos fue el perro Pickles, pues al héroe nacional se le permitió asistir al banquete de celebración y lamer todos los platos que los futbolistas ingleses dejaron. Su dueño, David Corbett, recibió una gran suma de dinero, pero no tan jugosa como ser campeón del mundo.

*Capítulo del libro Disparos a Gol

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Por Jhoan Sebastian Cote

Comunicador social con énfasis en periodismo y producción radiofónica de la Pontificia Universidad Javeriana. Formación como periodista judicial, con habilidades en cultura, deportes e historia. Creador de pódcast, periodismo narrativo y actualidad noticiosa.@SebasCote95jcote@elespectador.com

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