Podcast: Las mentiras de Catar sobre la sostenibilidad ambiental de su Mundial
Nuevo episodio de El Espectador a rueda sobre la huella y las consecuencias ambientales que el torneo más importante del fútbol le dejará al mundo.
Catar se lava la cara con las consecuencias que su Mundial le traerá al planeta, sociales, económicas, políticas y ambientales.
La estrategia del emirato, ante las férreas críticas de quienes llaman la atención por las problemáticas ambientales alrededor de la organización de la Copa del Mundo, ha sido asegurar que este Mundial será el más sostenible de la historia y que Catar es un país “carbono neutro”.
Escuche el primer capítulo de nuestro podcast: El “boom” de la selección femenina y la espera por Catar 2022
Según un informe publicado por la FIFA en junio de 2021, más de 3,6 millones de toneladas de CO2 serán emitidas con motivo del Mundial. Fueron 2,1 millones de toneladas en la anterior edición, la de Rusia 2018.
Sin embargo, ese balance de emisiones es incompleto. Según Carbon Market Watch, la huella de carbono de la construcción de los estadios podría estar subestimada, ya habría que contabilizar 1,6 millones de toneladas de CO2 y no 0,2 millones.
¿Esperando el Mundial de Catar 2022? Toda la información en un solo lugar, encuéntrela aquí
Desde los organizadores se subraya la cercanía de los ocho estadios, en un radio de 75 kilómetros, lo que reducirá el tráfico aéreo en los desplazamientos y dará relevancia al metro y los autocares eléctricos. No obstante, voces críticas alertan de un aumento de las emisiones debido a los numerosos enlaces aéreos previstos para la llegada de hinchas alojados en países vecinos, ante la falta de oferta hotelera suficiente en Catar.
La climatización de los estadios, a menudo subrayada como un símbolo del despilfarro energético y medioambiental, no tiene un gran peso en los datos del balance. Sin embargo, figuras como la primera ministra francesa, Elisabeth Borne, han subrayado que la climatización de instalaciones no cubiertas “no es una buena señal” en un momento en el que se requiere sobriedad energética.
Mire nuestro especial: ¿A qué jugamos?: La identidad del fútbol colombiano
En el nuevo episodio de El Espectador a rueda, Julián García, candidato a Ph.D en geodesia y experto en el comportamiento de las variables y contaminantes atmosféricos en proyectos de exploración petrolera para la Agencia Nacional de Hidrocarburos y la Universidad Nacional, explicó las consecuencias y la huella ambiental que un Mundial como Catar le puede dejar al planeta.
🚴🏻⚽🏀 ¿Lo último en deportes?: Todo lo que debe saber del deporte mundial está en El Espectador
Catar se lava la cara con las consecuencias que su Mundial le traerá al planeta, sociales, económicas, políticas y ambientales.
La estrategia del emirato, ante las férreas críticas de quienes llaman la atención por las problemáticas ambientales alrededor de la organización de la Copa del Mundo, ha sido asegurar que este Mundial será el más sostenible de la historia y que Catar es un país “carbono neutro”.
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Según un informe publicado por la FIFA en junio de 2021, más de 3,6 millones de toneladas de CO2 serán emitidas con motivo del Mundial. Fueron 2,1 millones de toneladas en la anterior edición, la de Rusia 2018.
Sin embargo, ese balance de emisiones es incompleto. Según Carbon Market Watch, la huella de carbono de la construcción de los estadios podría estar subestimada, ya habría que contabilizar 1,6 millones de toneladas de CO2 y no 0,2 millones.
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Desde los organizadores se subraya la cercanía de los ocho estadios, en un radio de 75 kilómetros, lo que reducirá el tráfico aéreo en los desplazamientos y dará relevancia al metro y los autocares eléctricos. No obstante, voces críticas alertan de un aumento de las emisiones debido a los numerosos enlaces aéreos previstos para la llegada de hinchas alojados en países vecinos, ante la falta de oferta hotelera suficiente en Catar.
La climatización de los estadios, a menudo subrayada como un símbolo del despilfarro energético y medioambiental, no tiene un gran peso en los datos del balance. Sin embargo, figuras como la primera ministra francesa, Elisabeth Borne, han subrayado que la climatización de instalaciones no cubiertas “no es una buena señal” en un momento en el que se requiere sobriedad energética.
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