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No se puede considerar a una persona de 1,81 metros de estatura como pequeña, pero en la NBA, en la que la altura promedio de los basquetbolistas es de 2,01 metros, el argentino Facundo Campazzo cuenta con una estatura baja.
Tal vez, hace algunos años, en los tiempos de Kareem Abdul-Jabbar (2,18 m) o de Shaquille O´Neal (2,16 m), la altura era un factor decisivo para dominar la liga. Hay una historia sobre el congolés Dikembe Mutombo, quien es actualmente el segundo jugador con más tapones en toda la historia de la NBA, que sin haber jugado al basquetbol se convirtió en una estrella. Su altura, de casi 2,20 metros, fue la que llamó la atención del entrenador de la Universidad de Georgetown, que lo invitó a ser parte del equipo. Con 21 años, Mutombo dejó la carrera de medicina para consagrarse como basquetbolista.
Hoy en día las cosas han cambiado. La altura, sin duda, todavía importa, pero los jugadores que son más pequeños, a los que llaman small ball, han empezado a dominar la liga. La transición la lideraron los Golden State Warrios, que de la mano de la súper estrella Stephen Curry, que mide “apenas” 1,91 metros, instalaron una nueva dinastía en la NBA. Los Warriors, que en muchas ocasiones jugaron sin pivotes, uno de los puestos esenciales del baloncesto y que generalmente se reservan para personas de gran tamaño, marcaron la tendencia hacia el juego de triples, con hombres rápidos y dinámicos para abrir la cancha.
En ese espectro es en el que está Facundo Campazzo, un jugador perfecto para los nuevos tiempos del baloncesto norteamericano por su rapidez, agilidad y capacidad anotadora desde el perímetro y la línea de tres. En Estados Unidos ya no suena raro decir que los argentinos juegan al basquetbol, y que además lo hacen muy bien.
Campazzo está siguiendo la estela de lo que se conoció como la Generación Dorada. Una camada de jugadores argentinos que llegó a lo más alto del baloncesto a nivel mundial y cuyo logro más importante fue la medalla de oro en Atenas en los Olímpicos de 2004. Ese año la selección derrotó en semifinales, como lo había hecho dos años antes en el mundial, a Estados Unidos, un equipo conformado 100% por estrellas de la NBA como Tim Duncan, Lebron James, Dwyane Wade y Carmelo Anthony. Uno de los logros más importantes de la historia del deporte argentino.
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Esa generación la lideró Emanuel Ginóbili, tetracampeón con los San Antonio Spurs, jugador icónico de la NBA. “Manu” es uno de los deportistas con más influencia en la historia de Argentina. No fue el primer gaucho en la liga, antes de él estuvieron Rubén Wolkowyski y Juan Ignacio “Pepe” Sánchez, pero fue el más importante.
Después de los triunfos de Ginóbili y la selección argentina, la puerta para los basquetbolistas de este país se abrió de par en par: Carlos Delfino, Andrés Nocioni, Fabricio Oberto, Walter Herrmann, Luis Scola, Pablo Prigioni, Nicolás Laprovittola, Nicolás Brussino, Patricio Garino y ahora Facundo Campazzo, son quienes completan la lista de los argentinos que han jugado en tierras norteamericanas.
Es la hora de Campazzo
Jamal Murray, estrella de los Nuggets, el nuevo equipo del argentino, declaró en una entrevista que a Facu lo apodan Spiderman (el hombre araña). Según el base norteamericano: “¡Ese hombre está en todos lados!”. Es así, Campazzo ha causado excelentes impresiones en su equipo y ha tenido buenos números en su debut.
No se esperaba menos de uno de mejores basquetbolistas argentinos de los últimos años. A lo mejor, lo triste de esta historia es que Facu llegó muy tarde a la liga norteamericana como para ser una gran estrella. El cordobés debutó en 2008, con 17 años, en el Peñarol de Mar del Plata y pasó al Real Madrid de España en el 2014. Tras una primera temporada irregular se fue cedido en el 2015 al Murcia, pero, un año después volvió al Madrid para ser ídolo y figura del equipo blanco.
Muchos se preguntaban por qué Campazzo no había dado el salto a los Estados Unidos. Y la verdad es que en Madrid Facu estaba cómodo, era estrella y ganaba bien. Su explosión lo cogió ya con varios años y parecía que el tren de la NBA no le iba a pasar.
Luka Doncic, base esloveno, que fue escogido en 2019 como el jugador juvenil más valioso de la liga, fue compañero de Campazzo en Real Madrid y en varias ocasiones se declaró impresionado de que el argentino no hubiera tenido una oportunidad de jugar al baloncesto en Norteamérica. Tanto es así, que tan pronto se confirmó su fichaje por los Nuggets, Doncic afirmó: “Estoy feliz por él, porque esté aquí y porque se lo merece. Voy a animarle en todos los partidos excepto cuando juegue contra nosotros porque es muy fastidioso cuando defiende”.
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La oportunidad le llegó a Campazzo, finalmente, en el más reciente libro de fichajes de la NBA. Más allá de la comodidad de Madrid en España, para Facundo arribar a Estados Unidos era un sueño y un reto personal. Con el equipo blanco lo ganó todo, tres Súper Copas españolas, dos Copas del Rey, tres ligas locales y dos Euroligas.
Por eso, en 2019, después del descomunal mundial que Campazzo hizo con Argentina en China, donde quedó subcampeón y fue uno de los mejores jugadores del torneo, Facu empezó a abrir la puerta de una posible llegada al territorio norteamericano. Argumentaba, en ese entonces, que estaba ilusionado con la posibilidad y, a lo mejor, sabía que en Madrid no podría ser más grande de lo que ya era.
Las noches de NBA ya empiezan a ser un éxito para Spiderman. Así lo certifica Ginóbili, el basquetbolista argentino más grande de todos los tiempos y seguidor número uno de Facundo Campazzo. Hace menos de una semana, cuando los Nuggets derrotaron a los Minnesota Timberwolves, Campazzo tuvo su primera jornada estelar y Manu lo festejó en twitter: “4ta tripleta de @facucampazzo! Excelente! Necesitaba un partido así. Lo grité fuerte!”, dijo el nacido en Bahía Blanca, de Argentina. Y culminó diciendo: “Quinto!! 15 puntitos para el pequeño gigante!”.
Por: Fernando Camilo Garzón - @FernandoCGarzon