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Desde este sábado hasta el 15 de enero se llevará a cabo la edición 43 del Rally Dakar, en Arabia Saudita, una competencia acostumbrada a las tragedias y los momentos difíciles, pero jamás a una pandemia, que tuvo en suspenso la realización del evento hasta última hora, debido al cierre de fronteras que anunciaron hace un par de semanas las autoridades sauditas tras la detección de la nueva cepa del COVID-19 proveniente del Reino Unido. Con los coletazos del virus, la carrera a motor más peligrosa del planeta contará con la presencia de cuatro colombianos para los 7.500 kilómetros de recorrido con salida y llegada en la ciudad de Yeda, a orillas del mar Rojo.
Hay dos Dakar: en un lado están los que corren por ganarlo y en el otro los que luchan por terminarlo. ¿El factor diferencial? El presupuesto.
Los colombianos, pertenecientes al segundo grupo, hacen parte de esa selección de corredores que se unen para salir adelante en medio de una carrera hecha para rendirse y oprimir el botón rojo, por lo que se torna más bien en una prueba de solidaridad entre ellos. Al margen, el contrapunto entre el denominado rally de los ricos y el de los pobres.
Nicolás Robledo, quien correrá su quinto Rally Dakar, será el principal referente colombiano en la carrera a bordo de su cuatrimoto, solo que esta vez lo hará en una categoría diferente: la de cuatriciclos 4 x 2, en la que hay mayor velocidad y corren quienes luchan por el título, pues siempre disputó la competencia en la de Quads 4 x 4. Tiene la oportunidad de hacer una actuación histórica para el país.
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Un antioqueño que se quedó varios años de su vida esperando una llamada para ejercer su profesión de piloto de aviones comerciales. Nunca llegó y de trabajo en trabajo decidió crear su propia empresa de logística de eventos. Hace siete años le pagaron una deuda con una cuatrimoto, y ahí empezó todo. De piloto frustrado de aviones se convirtió en piloto consagrado de cuatrimotos.
“Voy por primera vez en un Quad 4 x 2 en el que pensaba entrenar todo el año. Tengo muchos aprendizajes pendientes, deberé probarlo en carrera y adaptarme. Solo quiero terminar este Dakar en un Quad que no conozco”, apuntó Robledo.
Y en los buggies, una categoría más bien nueva, habrá una dupla colombiana: Javier Vélez y Mateo Moreno. El primero será el piloto y correrá su primer Rally Dakar, mientras el segundo ya cuenta con cuatro participaciones en la categoría de motos y será su copiloto. Tendrá la labor de interpretar los mapas, indicar por dónde debe transitar el vehículo y arreglarlo.
“A mediados de 2020 me llamó Javier y me propuso participar en el Dakar. ¿Cómo estamos? Físicamente muy mal, porque Nicolás Robledo solo come helados y donas... y yo me le he pegado a todos los helados y donas”, dijo en broma Moreno. “Los colombianos nos hemos ayudado muchísimo; ya no podemos ayudar más a Giordano, a la distancia lo que necesite”, agregó.
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Y es que Giordano Pacheco, quien iba a correr su tercer Dakar en su moto KTM 450 Replica en la categoría Originals, donde no hay asistencia técnica, que hace apología a las raíces y al purismo del Dakar, también a la falta de grandes estructuras, tuvo que bajarse de la competencia a última hora. La razón: coronavirus.
Un golpe muy duro para él, pues en noviembre sufrió un grave accidente que lo dejó prácticamente descartado de la carrera, pero tuvo una recuperación récord e inédita que lo tenía listo para participar.
“Me preparé todo el año para el Dakar. Además tuve una lesión y la pude llevar, pero lamentablemente el COVID-19 me ganó y la organización no me dio el visto bueno para participar. No sé cómo lo cogí. Y ahora quedé fuera, en Arabia varado, con cuarentena y solitario”, apuntó con mucha decepción Pacheco, quien en la pasada edición tuvo una actuación histórica para el país al culminar en la décima casilla en Malles Motos, categoría que no tiene asistencia técnica.
La realidad es que el Dakar más complicado que corren los colombianos es el que ocurre detrás de escena: conseguir los recursos y el patrocinio para correr. Un proceso que tarda todo el año, debido a la falta de apoyo y poca tradición que hay en el país.
El cuarto colombiano en carrera —quien además tiene corazón chileno, país en el que vive hace casi quince años— será John Trejos, montado en una moto Husqvarna 450 que llevará el número 120. Este será su segundo Rally Dakar, pues en 2018 estuvo presente, pero se retiró debido a una falla mecánica en la etapa maratón en el Salar de Uyuni, de Bolivia.
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Y en el plano de los ricos, la principal noticia es el regreso del francés Sébastien Loeb para disputar su quinto Dakar. El nueve veces campeón mundial de rallies estará al volante de un 4 x 4 prototipo equipado con un motor V6 de casi 400 caballos, con los colores de Baréin, después de haber sido segundo en 2017 y tercero en 2019. “Hay que dar gracias de que al menos podemos correr”, son las sinceras palabras de Nani Roma, ganador en motos (2004) y campeón en autos en 2014, categoría en la que también tiene dos subcampeonatos.
También estarán otros nombres habituales, como el español Carlos Sainz (Mini), defensor del título de autos; el catarí Nasser Al Attiyah (Toyota) y el francés Stéphane Peterhansel (Mini), el hombre que ostenta el récord de victorias (trece) en el Dakar.
En motos, el estadounidense Rick Brabec (Honda) defiende el título ante hombres como el australiano Toby Price (Red Bull/KTM) y el chileno Pablo Quintanilla (Husqvarna).
Así, en medio de una crisis social y sanitaria por los cuestionamientos acerca de la violación de derechos humanos y los problemas con la pandemia, arranca el Dakar en Arabia Saudita.