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En abril de 2018, el gobierno de Juan Manuel Santos impulsó la iniciativa de crear el Ministerio del Deporte, siendo radicado el proyecto de ley en el Congreso a la espera de que se dieran cuatro debates que lo tornaran en ley oficial de la República. Un año después, el proyecto ha cursado satisfactoriamente los debates requeridos y fue aprobado el martes 4 de junio en la Cámara de Representantes. Pese a que el curso del proyecto en el Congreso no tuvo mayores contratiempos, éste estuvo sujeto a un importante debate sobre las oportunidades que representa la creación del nuevo Ministerio, los retos que debería asumir y los elementos que contendría dicha entidad.
De lo anterior surgen varias preguntas: ¿cuáles son los retos relacionados con la creación del Ministerio en materia de promoción de la transparencia en el fútbol? ¿cuáles son los beneficios? Y ¿qué factores debe tener en cuenta el nuevo Ministerio para que la institucionalidad pública fortalezca su gestión del fútbol?
La transformación de Coldeportes
El proyecto de Ley 078 de 2018 aprobado, pretende la creación del Ministerio del Deporte a través de la transformación de Coldeportes, actual entidad encargada de coordinar y administrar las entidades que integran el Sistema Nacional del Deporte. En él se plantea que esta mutación no implicaría la definición sustancial de nuevos reglamentos, sino que mantendría la base de toda la estructura organizacional de Coldeportes, sus funciones definidas en las diferentes normas que le atañen, los convenios realizados y el presupuesto asignado.
El Ministerio tendrá 35 funciones para desarrollar el objetivo de servir como una institución que formule, promueva y cofinancie algunas actividades y programas dentro del ámbito deportivo. En ese sentido, el nuevo Ministerio del Deporte deberá dirigir, organizar, coordinar y evaluar el Sistema Nacional del Deporte para el cumplimiento de sus objetivos, y orientar el deporte colombiano, el Comité Olímpico Colombiano, el Comité Paralímpico Colombiano, las Federaciones Deportivas, los Institutos Departamentales y Municipales, entre otros, en el marco de sus competencias. Para el caso del fútbol, sería la institución con mayores capacidades y facultades en materia decisoria e inclusive de seguimiento.
En aras de facilitar el proceso de conversión de esta entidad, se otorgará un año de transición, a partir de la expedición de la ley, para que se adecuen los procedimientos y las operaciones que le den vida jurídica y estructura administrativa al naciente Ministerio.
Una oportunidad valiosa
Los beneficios que se pueden derivar de esta iniciativa son la capacidad que tendrá la institución para presentar proyectos de ley ante el Congreso de la República con mayor margen de autonomía, promover el desarrollo del deporte, fortalecer procedimientos, reglamentaciones y tener mayores capacidades de gestión, implementación y vigilancia. En la medida en que el Ministerio tenga un enfoque planificador y coordinador de sus políticas sectoriales, más allá de la simple ejecución de las mismas, será posible definir agendas y propuestas más eficaces para la promoción del deporte con participación de actores claves por cada Federación. Será imprescindible que los atletas y deportistas tengan voz y capacidad de decisión en ese tipo de escenarios.
En un contexto ideal, el Ministerio puede liderar una serie de propuestas encaminadas a conformar una estrategia sólida que plantee directrices claras en materia de promoción y consolidación de la transparencia en el deporte, y por supuesto, en el fútbol. Rememorando los diversos escándalos de corrupción en torno al deporte, es relevante que esta nueva cartera tenga en cuenta elementos como el Pacto por la Transparencia en el deporte Colombiano, el cual fue firmado por entidades como la Vicepresidencia de la República, la Federación Colombiana de Fútbol, el actual Coldeportes, Bienestar Familiar y la Secretaría de Transparencia.
Si bien este pacto no posee fuerza de Ley, se debe resaltar la importancia que puede tener esta herramienta y la pertinencia de algunas de sus iniciativas para impulsar un conjunto de normas y regulaciones con fuerza de ley para la promoción de la transparencia en el fútbol, desde el Ministerio. No hay que olvidar que Coldeportes suscribió ese pacto y que en el proceso de conversión heredará todos los contratos, convenios y acuerdos que la actual entidad posee.
En ese sentido, de los veintiún puntos que posee el pacto, en trece de ellos hay apuestas que proponen transparencia y equidad en los procesos de contratación de jugadores, el cumplimiento de la legislación en materia laboral garantizando los derechos de los deportistas, procesos de selección meritocráticos de los directivos de las diferentes instituciones del sector público y privado, y mecanismos y herramientas de rendición de cuentas de los actores del sector, entre otras.
Desafíos claves para el Ministerio
Uno de los principales retos para esta nueva institución tiene que ver con las preocupaciones concernientes a la capacidad presupuestal de la entidad. Como Ministerio, necesitará un músculo presupuestal más fuerte para abanderar mejorías, reformas y programas en el sector deportivo, lo que, en caso de no darse, representaría un obstáculo de acción y operatividad del mismo. Tomar decisiones para emprender programas y políticas de transparencia y democratización del deporte requerirá una dependencia especializada en el tema y personal capacitado para dichas funciones, lo que actualmente es una tarea ausente.
Por otra parte, el Ministerio deberá ser protagonista en la gestión del deporte y de las diferentes Federaciones deportivas del país, teniendo que mostrar su autoridad y su liderazgo para apoyar, coordinar y direccionar a los diferentes actores que componen el Sistema Nacional del Deporte. En ese sentido, no podrá dejar de tomar cartas frente a los escándalos que rodean la administración de deportes como el fútbol, sino que deberá plantear directrices que eviten dichos sucesos y que restrinjan la anarquía con la que se toman varias decisiones regresivas para el sector.
Este nuevo Ministerio tendrá que incorporar en su modo de gobierno prácticas de apertura institucional para facilitar y promover ejercicios de toma de decisiones y formulación de políticas y programas de manera participativa, donde los atletas y demás actores relacionados puedan manifestar sus puntos de vista y sus opiniones respectivas con base en su rol y su experiencia en el deporte. Aquí yace uno de los puntos más álgidos, ya que en varios espacios los deportistas del fútbol y de diferentes ramas han manifestado su inconformiso frente a las decisiones tomadas en el seno de las Federaciones y demás entidades deportivas.
Los esfuerzos gubernamentales para promover actos de buen gobierno corporativo desde la transparencia, la reducción de la discrecionalidad en las decisiones y de los monopolios en deportes como el fútbol han sido nulos y responden más a las voluntades de los actores privados del fútbol colombiano. Coldeportes, como actor de mayores funciones y posible incidencia, no tiene facultades concretas que actualmente condicionen las prácticas administrativas de las instituciones rectoras del fútbol. De esa manera, ha figurado un poco más como un actor que supervisa y sanciona, que como un actor incidente.
El marco normativo actual en materia de regulación del fútbol contiene un avance importante para evitar la infiltración de capitales asociados a actividades ilegales como el narcotráfico, el lavado de activos, el contrabando o el terrorismo en los clubes deportivos, pero difícilmente se puede entender como el paso predecesor a mayores controles y directrices en aras de reducir el monopolio y la opacidad en las decisiones administrativas de los clubes. Estas tareas han sido desempeñadas por la Superintendencia de Sociedades, quien ha sido un actor fundamental para tal fin, que sin embargo no tiene la capacidad de ahondar en otro tipo de escándalos en los que debería interceder una entidad con atribuciones decisorias, como un Ministerio.
Ahora ¿qué sigue?
La expectativa frente a la creación del Ministerio del Deporte ha sido alta para los actores interesados en el deporte, entendiendo la necesidad que representa. En general, es considerada una gran oportunidad para generar reformas y mejorías a la gestión y a la administración del sector desde el Sistema Nacional del Deporte. Aprobada recientemente su creación, el debate se debe enfocar en los principios, las funciones y las herramientas que tendrá para ejercer un liderazgo eficiente, prevenir y evitar posibles actos de corrupción.
Finalmente, en el año 2017 fue radicado el proyecto de Ley 264, por el cual se quería reformar la Ley 181 de 1995 y la Ley 1445 de 2011 que aportan las principales disposiciones en materia de transparencia en el deporte, el cual contó con el respaldo de Coldeportes. Dicho proyecto generó rechazos y oposición por su concepción poco participativa y especialmente por la posibilidad de crear Sociedades por Acciones Simplificadas Deportivas (SASD), que podrían significar retrocesos en materia de democratización de los clubes y transparencia financiera. Ante este suceso, se espera que las determinaciones que tome esta nueva cartera no sean regresivas para el fútbol y el deporte en general, sino que propendan por fortalecer y complementar lo poco –pero importante- que aún existe.
El contexto dado requiere que los actores vinculados al deporte estén muy atentos al arranque del Ministerio, su consolidación y a posibles reglamentaciones futuras. Esta será la forma para que estas nuevas disposiciones e instituciones del deporte tengan apuestas coherentes y así superar las debilidades y las amenazas que posee el sector, especialmente en materia de transparencia.