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Consistencia, esfuerzo, dedicación. Yuri Alvear se ha convertido en un referente en Oriente. Su trabajo incansable la ubica entre las mejores del mundo. Pero eso nunca ha sido suficiente para esta judoca que se ha distinguido a lo largo de su carrera por no ponerse límites, por querer más. Razón por la que el año pasado decidió radicarse en Tokio (Japón), con un solo objetivo: mejorar en los Juegos Olímpicos de 2020, que se realizarán en la capital nipona, lo hecho en las justas que se llevaron a cabo en Río de Janeiro en 2016.
Colgarse una medalla de oro es su sueño, por eso trabaja día y noche con su entrenador Noriyuki Hayakawa para fortalecer sus debilidades y mejorar sus cualidades. Con el paso de los años, los lazos entre los dos se afianzaron y armaron una dupla letal. Nada parece detenerlos. Ni siquiera los problemas físicos que ha sufrido la colombiana en la rodilla. “Después de una lesión uno siempre queda muy precavido”, dice. No obstante, la experiencia la ha llevado a trabajar ambas piernas y no depender solo de una. “Recuperarme de la última lesión fue un proceso largo y difícil porque me perdí los Juegos Centroamericanos y del Caribe. Sin embargo, me sirvió bastante, puesto que me volví muy dúctil con ambas piernas”.
Después de superar la lesión, su mejoría se ha notado progresivamente: fue bronce en el Mundial de Judo que se llevó a cabo en septiembre en Bakú (Azerbaiyán) y el pasado fin de semana se quedó con la medalla de plata en el Masters de Cantón (China). En ambas competiciones su verdugo fue una japonesa: Arai Chizuru en el primer torneo y Saki Niizoe, quien también la había vencido en el Grand Slam de Düsseldorf en abril, en el segundo. Lo que le dejó claro que aún debe mejorar en muchos aspectos, algo en lo que se ha entrenado constantemente con Hayakawa: “Me ha ayudado a fortalecer muchas cosas. Trabaja muy fuerte mis habilidades en el piso, fortalecer mis agarres, tener variantes para llegar a mi técnica fuerte, que es lo más importante”.
La confianza de Yuri con Hayakawa es total. El entrenador poco habla con los medios de comunicación, debido a su limitante con el español. Se ve como una persona seria y exigente, siempre con la vista atenta a los movimientos de la vallecaucana. Pocas veces se le ve sonriendo. “Es así, pero cuando no estamos en el entrenamiento es muy divertido, me hace reír y es muy tranquilo, algo muy importante para nosotros, que vivimos diariamente exigiéndonos al 100 %”, afirma Alvear, quien también resalta que esa forma de ser del entrenador es fundamental para evitar el estrés, pues “tener ese relajo ayuda mucho, soy una persona alegre, me gusta reírme mucho y con él siempre tengo esa facilidad”.
La nueva rutina de Yuri Alvear la tiene enfocada en su objetivo olímpico. Eso es lo que más la desvela, lo que le arranca cada gota de sudor de su frente. En Japón tiene la facilidad de competir constantemente con las mejores del mundo y el resultado de ese entrenamiento constante se vio reflejado en su última presentación. “Es un país en el que se conoce mucho el deporte y el nivel de entrenamiento es muy alto, lo que me ha ayudado a regresar en la mejor forma”, resalta con confianza la judoca nacida en Jamundí.
Lamentablemente, no todos los objetivos de la temporada se cumplieron para Alvear. Se quedó con la espinita de los Juegos Centroamericanos y del Caribe. Quería brillar ante el público colombiano como lo había hecho hace un año en los Juegos Bolivarianos de Santa Marta, pero la rodilla nuevamente le jugó una mala pasada. No obstante, cuando regresó de la lesión, lo hizo por lo alto y, como ha acostumbrado en los últimos años, con sus agarres y velocidad de manos y pies hizo ondear la bandera de Colombia en el podio de un deporte que ha sido dominado a lo largo de la historia por los orientales.