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Alexei Rojas: ciudadano del mundo, hijo de Colombia

Inglés, ruso y colombiano, el arquero de 16 años viene de participar con la selección sub-20 en el torneo Maurice Revello (antiguo Esperanzas de Toulon) y ahora está convocado para los Juegos Bolivarianos. Su historia: de la migración de su padre al sueño de seguir los pasos de David Ospina, René Higuita y Luis Díaz.

Fernando Camilo Garzón
23 de junio de 2022 - 02:00 a. m.
Alexei Rojas en el torneo Maurice Revello con la selección sub-20.
Alexei Rojas en el torneo Maurice Revello con la selección sub-20.
Foto: FCF

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Fernando Rojas es claro: “En su casa solo se habla español”. Y aunque hayan crecido en Inglaterra y la mamá sea rusa, sus hijos, Alexei y Romeo, no se dirigen a él en otro idioma que no sea el castellano. Cuando la radio suena en las mañanas todos los días, se escuchan las noticias de La W o Caracol Radio. Y desde que eran niños, el padre de los Rojas se esforzó por inculcarles la música de su tierra. Para que no se sintieran tan lejos, para que Colombia no se les saliera del pecho. “Antes, solo se escuchaba lo que yo ponía. Ahora ellos ponen lo que les gusta, pero todo en español. Acá no se escucha música en inglés”. Y en la casa de los Rojas suena, sobre todo, reguetón y merengue, aunque también música del Pacífico, fascinación que tiene Alexei desde que era niño y su papá le ponía “La piragua”.

A Alexei Rojas, arquero de la selección de Colombia sub-20, quien viene de participar en el torneo Maurice Revello de Toulon, no le puede faltar la música de Herencia de Timbiquí. Lo tranquiliza la marimba, los vientos y la tumbadora. Puede escuchar durante horas la sincronía de los sonidos del Pacífico con las historias y letras de sus canciones. Lo hace sentirse más de acá que de otra parte: “Soy colombiano y quiero representar a mi país”.

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Se considera un ciudadano del mundo y agradece las tres culturas que lo formaron. “Lo bueno de ser ruso, inglés y colombiano es que tengo la fortuna de conocer otras formas de pensar y trabajar. Me siento más completo y siempre trato de aprender lo mejor de cada país”. Sin embargo, aclara que se siente más hijo de Colombia que de otra tierra. Lo supo siempre, desde que era niño y con cuatro años se paró por primera vez debajo de un arco.

“Alexei nació para jugar fútbol”, dice Fernando Rojas en diálogo con El Espectador. Parecía una predestinación. “Hay gente así; Muhammad Ali nació para boxear, Pelé para ser futbolista y Alexei vino a este mundo para ser arquero”. Rojas vio el futuro de su hijo desde que era bebé, cuando, antes de dar sus primeros pasos y con solo 18 meses, ya se lanzaba para atrapar cosas. Y la mirada no engañó al instinto, Alexei Rojas estaba ligado a la pelota.

Era una relación irrompible, tan fuerte como el apego a la patria que heredó de su padre, esa que Fernando Rojas dejó en 1986 para buscar “el sueño americano”. Su obsesión de irse a Estados Unidos llegó a través del cine y las películas que pasaban en televisión y le vendieron un país de oportunidades. Inspirado en Happy Days y largometrajes protagonizados por Charles Bronson o Al Pacino, Rojas partió a Norteamérica con la ilusión de estudiar y conseguir otro futuro.

Y prosperó. Nunca se sintió discriminado por ser latino, más bien hacía oídos sordos y ojos ciegos. Trabajó por sacar su carrera adelante, estudió Negocios y Mercadeo, y pudo establecerse en Estados Unidos tras mucho esfuerzo. En el 97, las ganas de seguir estudiando lo llevaron a Zúrich (Suiza), y allí, en un bar cubano durante la celebración del Año Nuevo, conoció a Julia Fedorushchenko, su esposa, la mamá de Alexei y Romeo.

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Esa noche hubo un clic y el contacto no se rompió de ahí en adelante. Él volvió a Estados Unidos, pero se reencontró con ella en Grecia, donde se juraron amor eterno y empezaron su idilio. Después llegaron los hijos y la posibilidad de ir a vivir a Inglaterra, donde los criaron siempre alrededor de la pelota. Uno se hizo arquero y el otro, árbitro.

¿Por qué el arco? Para Alexei fue un proceso natural. Su papá, sin ser un gran futbolista, jugaba en la misma posición en su juventud, pero nunca influyó en la decisión de su hijo. De hecho, le decía que probara otras funciones, pero Alexei nunca dudó de su puesto. “Jugué en todas las posiciones, pero en el arco estaba más cómodo y, lo más importante, lo hacía bien. Me gustaba la responsabilidad, el liderazgo que exigía la posición. Era ideal para mí”, le contó a este diario.

Inspirado en Petr Cech, su primer ídolo, Alexei Rojas empezó a seguir a Chelsea y después a Arsenal, los dos equipos que se pelearon por tenerlo en sus inferiores cuando empezó a destacar, con trece años. Los blues tuvieron la oportunidad de llevárselo, pero no le garantizaban la continuidad en su formación. Los Rojas rechazaron la propuesta y se fueron a tocar la puerta de los Gunners, equipo en el que Alexei brilló tan pronto llegó y donde le firmaron un contrato tras cuatro semanas de pruebas —cuando el proceso normal de cualquier jugador incluye una observación de dos meses—. Hoy, cuando ya tiene 16, el colombiano ha tenido la oportunidad de entrenarse con el primer equipo y espera llegar al plantel profesional para jugar la Premier League. Siente que le falta poco y la ansiedad se alimenta de la oportunidad. Mientras tanto, vive un momento único. Tras ser considerado por la sub-20 de la selección de Colombia, equipo con el que sueña ganar un Mundial, asegura que se siente pleno.

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“Admiro mucho el fútbol de Colombia. Mis referentes son David Ospina y René Higuita, aunque también me parece un gran ejemplo Luis Díaz. Él vino de un lugar muy difícil, no tuvo mucho cuando joven y trabajó supremamente duro para llegar a Europa. Y ahora se está luciendo en la Premier League. Es increíble verlo, desde el lugar en el que empezó y dónde va ahora. Eso me motiva porque yo ya estoy acá en Inglaterra y lo he tenido todo. Él me motiva a seguir trabajando duro, porque me ha demostrado que con esfuerzo se pueden lograr grandes cosas”.

Aunque parezca una vida modelada para el triunfo, a Alexei Rojas jamás se le impuso nada. Siempre tuvo total libertad de escoger sus decisiones. A su mamá, por ejemplo, le habría encantado que jugara para Rusia, pero él hizo lo que le dijo el corazón. “Me enamoré de la cercanía de nuestra cultura. Del amor de la gente y de mis compañeros. Puede que no seamos familia de sangre, pero siempre que voy a Colombia me siento como si estuviera en casa”.

Ospina, el capitán de la selección de mayores, lo ha llamado un par de veces para aconsejarlo. “Me dice que trabaje duro, que disfrute y aprenda a comunicarme con mis compañeros, que el éxito está en tener una buena relación con los demás”, reveló el joven arquero, a quien su papá define como una persona tranquila e interesada por aprender. Un portero con todas las condiciones para triunfar. “Es bueno atajando la bola, domina los duelos uno contra uno, tiene buen despeje, maneja bien el balón con los pies y siempre ha sido buen líder y gran comunicador; ese es el aspecto que más he trabajado con él desde que empezó su carrera”.

Sin embargo, a Fernando Rojas no le gusta alabar de más a su hijo. Prefiere que mantenga los pies en la tierra, que sea consciente del esfuerzo que tendrá que hacer para llegar hasta donde quiere. “Le recuerdo, cuando puedo, que escogió una posición dura. Y que va a tener que aguantar mucha banca antes de lograr su sueño”. Una pregunta que Alexei Rojas no rehúye y responde con ambición voraz: “¿Mi sueño? Ser el mejor arquero del mundo”.

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