Análisis: Colombia y un punto que invita a soñar con Catar 2022
El empate 2-2 con Argentina dejó en evidencia que, en ocasiones, se necesita confianza en sí mismo sin importar el rival que se enfrente.
Hay ocasiones en las que los equipos de fútbol necesitan hacer, primero que todo, una comunión con lo más oscuro, y reflexionar sobre lo que se ha hecho mal, resaltar y enaltecer lo que va bien, no olvidar para no repetir. Y para eso se hace indispensable un entrenador con un discurso diáfano, un motivador, alguien que haga creer.
Porque al fin de cuentas, este juego se trata, más allá de la técnica y la táctica, de propiciar momentos y saberlos explotar. Y esto no quiere decir que se deje a un lado el buen actuar en la cancha, la inteligencia con la pelota, solo que estimular la mente, incluso el corazón, suele potenciar las piernas. Y en ese proceso de introspección hay que reconocer, aceptar, hasta tolerar. Y eso suele ser más evidente durante los 90 minutos que dura un partido.
Este martes, contra Argentina, Reinaldo Rueda fue víctima de su pasividad antes de que iniciara el encuentro en el estadio Metropolitano. Y quiso ser muy sobreprotector, en exceso, y por eso alineó tres volantes de recuperación pensando en un hombre, que no es cualquier hombre, pero que en los primeros 45 minutos ni siquiera apareció.
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Sí, había que vigilar a Lionel Messi, pero no a costa de olvidar a los otros 10. Y entonces el equipo nacional, como viene siendo tendencia en esta eliminatoria, recibió un gol prematuro, tal cual lo hicieron Edinson Cavani con Uruguay (minuto cinco), Róbert Arboleda y Ángel Mena con Ecuador en Quito (minutos siete y nueve) y ahora Cristian Romero y Leandro Paredes (minutos tres y ocho).
Y lo anterior permite sacar conclusiones, decir que no hay concentración en los instantes iniciales y que en un santiamén todo cambia.
Y Rueda, sin más opciones, reaccionó (mandó a la cancha a Luis Fernando Muriel por Jefferson Lerma), reconoció el error, quizá a tiempo, y en la segunda parte, como lo ha dicho él en sus conferencias de prensa, Colombia se convirtió en un hacedor de opciones gracias a la palabra creer, a preocuparse primero por lo que uno puede hacer y después en el otro. Es difícil, porque el fútbol requiere pensamientos perimetrales, además de los lineales, pero todo es un proceso.
La selección atontada y confusa, de Yerry Mina perdiendo un duelo de cabeza (gol de Argentina), de seis hombres viendo cómo uno solo del visitante se llevó a la pelota a tropezones hasta meterla al fondo de la red, se inmutó, y ese impulso febril se notó, y es probable que haya sido necesaria la discusión de Juan Guillermo Cuadrado y Dávinson Sánchez, los reclamos de unos y otros para despertarse, discusiones que no trascienden al fin de cuentas.
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Y Rueda, sin pudor -como debe ser en estos casos-, hizo tres sustituciones, después una más, y pidió que se fuera para adelante, que se fuera incansable y abrumador en el ataque. Luis Muriel descontó de penalti, tuvo un par más, pero no las pudo concretar. Carácter y temperamento, tardío, pero existente.
Es decir, se tiene, ahí está, solo que no puede aparecer únicamente ante la adversidad, también hay que exponerlo cuando no haya una situación crítica, porque de esa manera es que se ganan los partidos, pensando en todas las variables desde el pitazo.
Se le reconoce a Colombia que en el cierre fue más pundorosa y valiente, que logró un empate con sensación de victoria y que remando se pueden hacer las cosas si se apela de entrada a la lógica. Salvó todo Miguel Ángel Borja, el de Júnior, el que se siente cómodo jugando en el Metropolitano.
Será una igualdad bastante útil, si es que Rueda la quiere analizar así, permisible en las cuentas por el rival, pero no aceptable por las formas, porque se pudo hacer mucho más, seguramente. Esta Colombia deberá entender cuáles son sus capacidades y sus limitaciones, y ocultar estas últimas al máximo si es que quiere ir a Catar 2022.
Las reacciones furibundas alientan, ayudan y este martes dieron un punto más que valioso. Ahora, habrá tiempo para trabajar, para corregir, para entender, para lidiar las diferencias (con James Rodríguez, al menos) y pensar en que siempre se podrán hacer mejor las cosas, así toque a la antigua, a la practicidad por encima del espectáculo, a luchar hasta el final como se hizo en Barranquilla.
Buen comienzo para Rueda que de seis puntos en esta doble fecha logró cuatro con un conjunto que ahora recibe bofetadas, sí, pero de inmediato quita la cara.
Dos batallas en Barranquilla
Dentro del estadio fue una arremetida contra los argentinos, afuera pequeñas batallas campales entre Colombianos. Un total de 10 mil espectadores en las gradas, a las afueras más de mil hombres de la fuerza pública tratando de proteger un espectáculo contra un pueblo que sigue estando en contra de estos eventos, que no está de acuerdo en que la pelota ruede mientras no haya soluciones a la problemática social que vive el país.
Si bien Colombia empató con Argentina, la derrota nacional en medio de esta crisis -si es que así se le puede decir a lo que está pasando- se sigue prolongando. La diferencia fue que en la cancha igualaron 11, mientras que del otro lado, el que realmente importa, seguimos perdiendo todos.
Por: Camilo Amaya
Resultados de la sexta fecha de la eliminatoria suramericana a Catar 2022:
Ecuador 1 (Gonzalo Plata), Perú 2 (Christian Cueva y Luis Advíncula)
Venezuela 0, Uruguay 0
Colombia 2 (Luis F. Muriel y Miguel Borja), Argentina 2 (Cristian Romero y Leandro Paredes)
Paraguay 0, Brasil 2 (Neymar y Lucas Paquetá)
Chile 1 (Erick Pulgar), Bolivia 1 (Marcelo Moreno)
Así va la tabla:
Hay ocasiones en las que los equipos de fútbol necesitan hacer, primero que todo, una comunión con lo más oscuro, y reflexionar sobre lo que se ha hecho mal, resaltar y enaltecer lo que va bien, no olvidar para no repetir. Y para eso se hace indispensable un entrenador con un discurso diáfano, un motivador, alguien que haga creer.
Porque al fin de cuentas, este juego se trata, más allá de la técnica y la táctica, de propiciar momentos y saberlos explotar. Y esto no quiere decir que se deje a un lado el buen actuar en la cancha, la inteligencia con la pelota, solo que estimular la mente, incluso el corazón, suele potenciar las piernas. Y en ese proceso de introspección hay que reconocer, aceptar, hasta tolerar. Y eso suele ser más evidente durante los 90 minutos que dura un partido.
Este martes, contra Argentina, Reinaldo Rueda fue víctima de su pasividad antes de que iniciara el encuentro en el estadio Metropolitano. Y quiso ser muy sobreprotector, en exceso, y por eso alineó tres volantes de recuperación pensando en un hombre, que no es cualquier hombre, pero que en los primeros 45 minutos ni siquiera apareció.
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Sí, había que vigilar a Lionel Messi, pero no a costa de olvidar a los otros 10. Y entonces el equipo nacional, como viene siendo tendencia en esta eliminatoria, recibió un gol prematuro, tal cual lo hicieron Edinson Cavani con Uruguay (minuto cinco), Róbert Arboleda y Ángel Mena con Ecuador en Quito (minutos siete y nueve) y ahora Cristian Romero y Leandro Paredes (minutos tres y ocho).
Y lo anterior permite sacar conclusiones, decir que no hay concentración en los instantes iniciales y que en un santiamén todo cambia.
Y Rueda, sin más opciones, reaccionó (mandó a la cancha a Luis Fernando Muriel por Jefferson Lerma), reconoció el error, quizá a tiempo, y en la segunda parte, como lo ha dicho él en sus conferencias de prensa, Colombia se convirtió en un hacedor de opciones gracias a la palabra creer, a preocuparse primero por lo que uno puede hacer y después en el otro. Es difícil, porque el fútbol requiere pensamientos perimetrales, además de los lineales, pero todo es un proceso.
La selección atontada y confusa, de Yerry Mina perdiendo un duelo de cabeza (gol de Argentina), de seis hombres viendo cómo uno solo del visitante se llevó a la pelota a tropezones hasta meterla al fondo de la red, se inmutó, y ese impulso febril se notó, y es probable que haya sido necesaria la discusión de Juan Guillermo Cuadrado y Dávinson Sánchez, los reclamos de unos y otros para despertarse, discusiones que no trascienden al fin de cuentas.
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Y Rueda, sin pudor -como debe ser en estos casos-, hizo tres sustituciones, después una más, y pidió que se fuera para adelante, que se fuera incansable y abrumador en el ataque. Luis Muriel descontó de penalti, tuvo un par más, pero no las pudo concretar. Carácter y temperamento, tardío, pero existente.
Es decir, se tiene, ahí está, solo que no puede aparecer únicamente ante la adversidad, también hay que exponerlo cuando no haya una situación crítica, porque de esa manera es que se ganan los partidos, pensando en todas las variables desde el pitazo.
Se le reconoce a Colombia que en el cierre fue más pundorosa y valiente, que logró un empate con sensación de victoria y que remando se pueden hacer las cosas si se apela de entrada a la lógica. Salvó todo Miguel Ángel Borja, el de Júnior, el que se siente cómodo jugando en el Metropolitano.
Será una igualdad bastante útil, si es que Rueda la quiere analizar así, permisible en las cuentas por el rival, pero no aceptable por las formas, porque se pudo hacer mucho más, seguramente. Esta Colombia deberá entender cuáles son sus capacidades y sus limitaciones, y ocultar estas últimas al máximo si es que quiere ir a Catar 2022.
Las reacciones furibundas alientan, ayudan y este martes dieron un punto más que valioso. Ahora, habrá tiempo para trabajar, para corregir, para entender, para lidiar las diferencias (con James Rodríguez, al menos) y pensar en que siempre se podrán hacer mejor las cosas, así toque a la antigua, a la practicidad por encima del espectáculo, a luchar hasta el final como se hizo en Barranquilla.
Buen comienzo para Rueda que de seis puntos en esta doble fecha logró cuatro con un conjunto que ahora recibe bofetadas, sí, pero de inmediato quita la cara.
Dos batallas en Barranquilla
Dentro del estadio fue una arremetida contra los argentinos, afuera pequeñas batallas campales entre Colombianos. Un total de 10 mil espectadores en las gradas, a las afueras más de mil hombres de la fuerza pública tratando de proteger un espectáculo contra un pueblo que sigue estando en contra de estos eventos, que no está de acuerdo en que la pelota ruede mientras no haya soluciones a la problemática social que vive el país.
Si bien Colombia empató con Argentina, la derrota nacional en medio de esta crisis -si es que así se le puede decir a lo que está pasando- se sigue prolongando. La diferencia fue que en la cancha igualaron 11, mientras que del otro lado, el que realmente importa, seguimos perdiendo todos.
Por: Camilo Amaya
Resultados de la sexta fecha de la eliminatoria suramericana a Catar 2022:
Ecuador 1 (Gonzalo Plata), Perú 2 (Christian Cueva y Luis Advíncula)
Venezuela 0, Uruguay 0
Colombia 2 (Luis F. Muriel y Miguel Borja), Argentina 2 (Cristian Romero y Leandro Paredes)
Paraguay 0, Brasil 2 (Neymar y Lucas Paquetá)
Chile 1 (Erick Pulgar), Bolivia 1 (Marcelo Moreno)