Cafú: “Tengo la certeza de que un país suramericano ganará el Mundial de Catar”
¿Por qué se habla de crisis en Brasil si la única tendencia es ganar? Porque los brasileños creen que han renunciado a su identidad.
Thomas Blanco
Hay marea alta en la Brasil de Tite, es una pequeña crisis. Sus números son groseros, escandalosos: 27 puntos de 27 posibles en las eliminatorias. No pierden desde el 8 de octubre de 2015, cuando Chile se impuso 2-0 en Santiago. Son 26 partidos, 21 de ellos ganados. Y nunca en la historia han perdido de locales. Pero allí las maneras importan, porque hay una dicotomía: el ataque funcional que casi que quedó atrás y el juego posicional que ahora promulga el equipo, una manera de sentir el juego contracultural para los brasileños con plantillas predeterminadas, automatizadas, pase y recepción, menos gambeta, menos inventiva. Menos ese juego de organizarse en función de la pelota, de estar cerca de ella, sin esposas posicionales, con desmarques, en el que el fútbol ya no se teje a través del caos que tanto ellos saben armar sino a través de posicionarse en porciones específicas del césped.
Porque la portada de aquel prototipo anacrónico que le hace frente a ese fútbol europerizado que gobierna al mundo es Neymar. Antes de Rusia 2018, con la mochila de dirigir a la selección que mejor fútbol jugaba en el mundo, Tite cogió un avión a los campos de Europa. Subrayó en su libreta y cambió algunos valores de su juego para el Mundial, que se notaron en los duelos de la fase de grupos ante Suiza y Costa Rica, la primera puerta a ese ataque posicional. Las críticas han sido una bola de nieve para Tite desde aquel día hasta hoy en Barranquilla.
(El fútbol de antes era mejor: Cafú)
Y cuando están por cumplirse 20 años del último campeón suramericano, hay quienes en su parte médico culpan, entre tantas otras cosas, la deserción del fútbol gambeta de este lado del Atlántico. Y a pesar de esa pequeña tormenta, aunque no da nombres propios, Cafú se moja: el ganador del Mundial de Catar será suramericano. “La verdad es que las selecciones de aquí quedamos un poco atrás de las europeas. La última vez que ganamos fue en 2002, aquella selección de Brasil que tuve la suerte de integrar, pero eso tiene que ser revertido. Y tengo la certeza absoluta de que sucederá en Catar 2022, porque las selecciones suramericanas llegan en condiciones de hacerlo. Sabemos que no es fácil quebrar esa hegemonía, pero las selecciones suramericanas se están preparando muy bien para hacerlo”, dice en una muy breve charla con El Espectador.
Lea: ¿Por qué fue más atractivo ver la Eurocopa que la Copa América?
Para él, aunque duda de que mañana Brasil pierda su invicto ante Colombia, el equipo de Reinaldo Rueda sí estará en el Mundial, pero la llave está en ganarles a los equipos pequeños. “Colombia siempre propone grandes partidos, sobre todo cuando le toca jugar contra Brasil. Siempre fueron juegos fantásticos. Espero que Brasil siga dominando la rivalidad con un marcador favorable para nosotros. Creo que Luis Díaz y Falcao son los jugadores que marcarán la diferencia, junto a James Rodríguez que no está”.
Sobre las memorias del jugador con más presencias (142) en la historia de la selección brasileña ante Colombia, el que para muchos es el mejor lateral de la historia, se queda con los rivales que tuvo que enfrentar. “Fue fantástico para mí jugar contra ustedes. De los jugadores que más admiré fue a René Higuita, un jugador histórico. También a Valderrama, Rincón y Asprilla, que marcaron una época en mis tiempos”.
Hoy por hoy Cafú es uno de los embajadores del Mundial de Catar 2022. Y además del “buen fútbol” que desplega el equipo, una Copa del Mundo sin colombianos no es lo mismo para él. “Como pasa en Brasil, los colombianos les dan mucho color y ambiente a los partidos. Tienen mucha alegría, diversión y música. Será una gran fiesta”.
Lea: Suramérica y el monopolio de la gambeta
Sobre lo que ha podido ver en vivo y en directo en sus expediciones a Catar se queda con los estadios y las bondades de asistir al Mundial más compacto de la historia. La distancia más larga entre estadios será de 55 kilómetros y la más corta de cinco, por lo que se podrá ir a más de un partido por día en campos distintos. Y se dormirá en el mismo lugar todo el torneo. “Tanto los hinchas como los jugadores quedarán encantados con los estadios... son de última generación, sostenibles y cada uno tiene su propio tema basado en la cultura árabe. Puedo decir que no se parecen en nada a lo que hayamos visto antes, son impresionantes. Y el hecho de que el aficionado pueda ir a más de un partido por día creará una atmósfera de carnaval increíble. Sé que será uno de los mejores mundiales de la historia”, sentenció.
Y hablando de carnavales, mañana a las cuatro chocarán dos géneros distintos en Barranquilla. Una samba con sintetizadores europeos y un vallenato clásico al que Reinaldo pudo instalar por fin su primer vinilo en su última función en Barranquilla. Ganar es el único verbo que sirve para ambos, pero por fines distintos: uno por la escasez de puntos y el otro, en medio de su abundancia, por la barriga vacía de sus gentes.
Por: Thomas Blanco- @thomblalin
Hay marea alta en la Brasil de Tite, es una pequeña crisis. Sus números son groseros, escandalosos: 27 puntos de 27 posibles en las eliminatorias. No pierden desde el 8 de octubre de 2015, cuando Chile se impuso 2-0 en Santiago. Son 26 partidos, 21 de ellos ganados. Y nunca en la historia han perdido de locales. Pero allí las maneras importan, porque hay una dicotomía: el ataque funcional que casi que quedó atrás y el juego posicional que ahora promulga el equipo, una manera de sentir el juego contracultural para los brasileños con plantillas predeterminadas, automatizadas, pase y recepción, menos gambeta, menos inventiva. Menos ese juego de organizarse en función de la pelota, de estar cerca de ella, sin esposas posicionales, con desmarques, en el que el fútbol ya no se teje a través del caos que tanto ellos saben armar sino a través de posicionarse en porciones específicas del césped.
Porque la portada de aquel prototipo anacrónico que le hace frente a ese fútbol europerizado que gobierna al mundo es Neymar. Antes de Rusia 2018, con la mochila de dirigir a la selección que mejor fútbol jugaba en el mundo, Tite cogió un avión a los campos de Europa. Subrayó en su libreta y cambió algunos valores de su juego para el Mundial, que se notaron en los duelos de la fase de grupos ante Suiza y Costa Rica, la primera puerta a ese ataque posicional. Las críticas han sido una bola de nieve para Tite desde aquel día hasta hoy en Barranquilla.
(El fútbol de antes era mejor: Cafú)
Y cuando están por cumplirse 20 años del último campeón suramericano, hay quienes en su parte médico culpan, entre tantas otras cosas, la deserción del fútbol gambeta de este lado del Atlántico. Y a pesar de esa pequeña tormenta, aunque no da nombres propios, Cafú se moja: el ganador del Mundial de Catar será suramericano. “La verdad es que las selecciones de aquí quedamos un poco atrás de las europeas. La última vez que ganamos fue en 2002, aquella selección de Brasil que tuve la suerte de integrar, pero eso tiene que ser revertido. Y tengo la certeza absoluta de que sucederá en Catar 2022, porque las selecciones suramericanas llegan en condiciones de hacerlo. Sabemos que no es fácil quebrar esa hegemonía, pero las selecciones suramericanas se están preparando muy bien para hacerlo”, dice en una muy breve charla con El Espectador.
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Para él, aunque duda de que mañana Brasil pierda su invicto ante Colombia, el equipo de Reinaldo Rueda sí estará en el Mundial, pero la llave está en ganarles a los equipos pequeños. “Colombia siempre propone grandes partidos, sobre todo cuando le toca jugar contra Brasil. Siempre fueron juegos fantásticos. Espero que Brasil siga dominando la rivalidad con un marcador favorable para nosotros. Creo que Luis Díaz y Falcao son los jugadores que marcarán la diferencia, junto a James Rodríguez que no está”.
Sobre las memorias del jugador con más presencias (142) en la historia de la selección brasileña ante Colombia, el que para muchos es el mejor lateral de la historia, se queda con los rivales que tuvo que enfrentar. “Fue fantástico para mí jugar contra ustedes. De los jugadores que más admiré fue a René Higuita, un jugador histórico. También a Valderrama, Rincón y Asprilla, que marcaron una época en mis tiempos”.
Hoy por hoy Cafú es uno de los embajadores del Mundial de Catar 2022. Y además del “buen fútbol” que desplega el equipo, una Copa del Mundo sin colombianos no es lo mismo para él. “Como pasa en Brasil, los colombianos les dan mucho color y ambiente a los partidos. Tienen mucha alegría, diversión y música. Será una gran fiesta”.
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Sobre lo que ha podido ver en vivo y en directo en sus expediciones a Catar se queda con los estadios y las bondades de asistir al Mundial más compacto de la historia. La distancia más larga entre estadios será de 55 kilómetros y la más corta de cinco, por lo que se podrá ir a más de un partido por día en campos distintos. Y se dormirá en el mismo lugar todo el torneo. “Tanto los hinchas como los jugadores quedarán encantados con los estadios... son de última generación, sostenibles y cada uno tiene su propio tema basado en la cultura árabe. Puedo decir que no se parecen en nada a lo que hayamos visto antes, son impresionantes. Y el hecho de que el aficionado pueda ir a más de un partido por día creará una atmósfera de carnaval increíble. Sé que será uno de los mejores mundiales de la historia”, sentenció.
Y hablando de carnavales, mañana a las cuatro chocarán dos géneros distintos en Barranquilla. Una samba con sintetizadores europeos y un vallenato clásico al que Reinaldo pudo instalar por fin su primer vinilo en su última función en Barranquilla. Ganar es el único verbo que sirve para ambos, pero por fines distintos: uno por la escasez de puntos y el otro, en medio de su abundancia, por la barriga vacía de sus gentes.
Por: Thomas Blanco- @thomblalin