Cara a cara con Inglaterra, Colombia retará a la historia en el Mundial Femenino
La selección llegó ayer a Sídney y ya está lista para el partido contra las inglesas el próximo sábado a las 5:30 a.m. En juego están las semifinales.
Fernando Camilo Garzón
Primero, entre la merecida y desbocada euforia, hay que ir al contexto. Los números, la historia, los triunfos, las caídas, pero, sobre todo, las luchas, permiten tener la verdadera dimensión de por qué lo conseguido por la selección de Colombia en el Mundial Femenino de Australia y Nueva Zelanda 2023 es toda una gesta.
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Primero, entre la merecida y desbocada euforia, hay que ir al contexto. Los números, la historia, los triunfos, las caídas, pero, sobre todo, las luchas, permiten tener la verdadera dimensión de por qué lo conseguido por la selección de Colombia en el Mundial Femenino de Australia y Nueva Zelanda 2023 es toda una gesta.
Ser una de las ocho mejores selecciones del planeta, igualando récords que solo Brasil tenía en Sudamérica y llegando a cuartos de final para enfrentarse a las actuales campeonas de Europa, Inglaterra, es una hazaña. Sin duda, será un punto y aparte en la historia del fútbol femenino colombiano. Aunque, en realidad, todo este mundial ha sido un hito.
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Para poner en perspectiva el tamaño del rival, y el lugar que ya alcanzó Colombia, hay que empezar obviamente por octubre de 1863, la génesis del fútbol contemporáneo. Para aquel entonces, en Londres, 12 clubes se organizaron para crear el reglamento del balompié, el deporte que, casi dos siglos después, mueve más masas en el mundo. La liga inglesa, como hoy la conocemos, se creó más de 20 años después, en el 88, pero casi 60 años antes que la colombiana.
Y en la rama femenina las distancias son todavía más abismales. Aunque hay varias versiones de clubes antecesores, en una historia difícil de rastrear por la cantidad de aristas y relatos por todo el mundo, entre 1894 y 1895, en Inglaterra nació el primer equipo profesional: British Ladies Football Club, que fue el producto de una lucha de Nettie Honeyball, cuyo verdadero nombre era Mary Hutson, una activista británica que quería demostrar, a través del fútbol, como la mujer era excluida de la mayoría de espacios sociales. Incluso, aunque el club se fundó a finales de siglo, desde 1880 ya existían registros de partidos oficiales entre mujeres que se dedicaban a jugar a la pelota.
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En Colombia, apenas en 1971 empezó a nacer el fútbol femenino, cuando los primeros partidos aficionados fueron masificando el fenómeno. Es decir, 90 años después de las primeras escaramuzas de las mujeres inglesas. En el Reino Unido, la masificación del fútbol femenino llegó en la Primera Guerra Mundial. Mientras el fútbol masculino paró en 1915, el jugado por mujeres tuvo su auge. A tal nivel que, acabada la guerra, la FA, la asociación de fútbol inglesa, de ahí en adelante prohibió y saboteó cualquier partido y torneo profesional de mujeres.
Un veto que se mantuvo hasta la década de los 70, pues las cosas cambiaron en 1966, año del mundial masculino, cuando la fiebre por el fútbol en Inglaterra se volvió imparable. Ya en el 69, tras años de prohibiciones, las mujeres organizaron ligas clandestinas que llegaron a reunir hasta 60 clubes aficionados. Pero, entrada la nueva década, ellas se empezaron a coordinar de forma profesional y llevaron sus exigencias hasta la UEFA, que instó a la FA a reconocer los derechos de las futbolistas.
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Inglaterra se mostró como una potencia temprana en Europa, llegando a ser subcampeona de la primera Eurocopa Femenina oficialmente organizada por la UEFA en 1984, pero la falta de apoyo económico y la ausencia de una liga digna y profesional no permitieron que el proceso inglés en el fútbol femenino estallara antes. En la década del 90 se creó la Premier League femenina, pero la verdadera revolución de las ligas nacionales llegó en 2011, con la reestructuración del sistema del fútbol femenino y el nacimiento de la Women's Super League (WSL). A partir de ahí, el balompié jugado por mujeres vivió una evolución sin parangón, siendo uno de los procesos más emocionantes del mundo. En los últimos años se han visto los resultados: Chelsea, aunque Arsenal ganó en 2006, llegó a la final de la Champions Femenina en 2020 y el año pasado la selección ganó la Eurocopa.
Ese es el tamaño del rival que tendrá Colombia en los cuartos del mundial, un país en el que las mujeres llevan más de un siglo peleando por su inclusión en el deporte. Un proceso de décadas que, apenas hace pocos años, tuvo el apoyo suficiente para llegar al lugar que merecía. Inglaterra, a Australia y Nueva Zelanda, llegó para ser campeón del mundo.
Sin embargo, Colombia tiene con qué mirar cara a cara a las inglesas. Reta a la propia historia y aspira a llegar más lejos que sus propios sueños. La lucha de las futbolistas colombianas no ha sido tan larga como la de las británicas, pero ha sido casi tan intensa por el reconocimiento de su espacio en el fútbol. De la mano de Catalina Usme, Catalina Pérez, Daniela Montoya, Leicy Santos y jóvenes como Linda Caicedo, entre tantas jugadoras, las que están y las que no, contra Inglaterra el balompié femenino de Colombia buscará vencer, como ya lo hizo con Alemania, a un rival que parece invencible.
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