Colombia se ilusiona con la selección: el sueño de la segunda Copa América sigue vivo
Tras sus dos primeros partidos, el equipo de Néstor Lorenzo ya está en cuartos. Ahora se prepara para medirse con Brasil y buscará evitar a Uruguay en los cuartos de final. Estos son los motivos que alimentan la esperanza de volver a gritar campeón.
Fernando Camilo Garzón
Hay razones para pensar que la selección de Colombia puede aspirar al título de la Copa América 2024. Los argumentos futbolísticos del equipo de Néstor Lorenzo alientan la esperanza de una escuadra que llegó al torneo con el rótulo de favorita y que, tras sus dos primeros juegos, ratificó el buen presente que arrastraba antes de la competición. Hoy, con el campeonato en marcha y juzgando la actuación de sus principales rivales, la tricolor sigue manteniéndose como candidata y empieza a mirar con optimismo su futuro inmediato, los próximos días en los que definirá su destino.
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Hay razones para pensar que la selección de Colombia puede aspirar al título de la Copa América 2024. Los argumentos futbolísticos del equipo de Néstor Lorenzo alientan la esperanza de una escuadra que llegó al torneo con el rótulo de favorita y que, tras sus dos primeros juegos, ratificó el buen presente que arrastraba antes de la competición. Hoy, con el campeonato en marcha y juzgando la actuación de sus principales rivales, la tricolor sigue manteniéndose como candidata y empieza a mirar con optimismo su futuro inmediato, los próximos días en los que definirá su destino.
Los dos partidos de Colombia en el arranque de la Copa América permiten dar conclusiones. En el primero, contra Paraguay, la selección nacional demostró aplomo para sacar adelante un compromiso complicado contra un equipo más enfocado en disputar cada pelota que en jugarla. El cuadro que dirige Néstor Lorenzo superó con jerarquía los nervios de su estreno y ratificó su experiencia para jugar esta clase de partidos.
Después, contra Costa Rica, un rival que le había sacado un empate a Brasil, Colombia no se desesperó ante el agresivo bloque defensivo con el que los centroamericanos afrontaron el compromiso. Se encontró temprano con la ventaja, tras un penalti provocado por el arquero Patrick Sequeira, y supo manejar el resultado a su favor. Asumiéndose superior, el equipo colombiano aseguró su clasificación anticipada a los cuartos de final tras golear a los ticos.
Si algo no se puede negar del equipo de Néstor Lorenzo es que el argentino ha logrado cohesionar al grupo. Hay sintonía en el conjunto colombiano y esa unión se refleja en la cancha. La selección nacional juega bien y transmite esa confianza entre compañeros. En la hermandad del grupo residen buena parte de las esperanzas del combinado nacional de seguir adelante, aspirando a pelear el título de la Copa América en Estados Unidos.
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El proceso de Lorenzo ya acumula dos años y el trabajo, como se ha demostrado hasta ahora, se nota. Esos son los principales argumentos de un equipo competitivo que, por el momento, confía en el liderazgo del director técnico argentino. Luego del juego con Costa Rica los números del estratega hablan por sí solos: el combinado nacional lleva 25 partidos invito, 22 de ellos desde que llegó el estratega, quien acumula 17 victorias y cinco empates.
“La segunda es inevitable”
Los argumentos de Colombia no son solo futbolísticos. La idea consolidada del equipo, el buen momento de todos los jugadores, los resultados acumulados y el proceso serio que ha liderado el cuerpo técnico alimentan la esperanza de millones de aficionados que han rodeado a la selección en su objetivo de alcanzar el segundo título de Copa América en la historia del combinado nacional.
Se ha demostrado en las gradas del torneo, tanto en el primer duelo en Houston, Texas, como en el segundo en Glendale, Arizona. Los aficionados colombianos, la población suramericana con mayor cantidad de migrantes en suelo norteamericano, han colmado las tribunas de los escenarios deportivos, sobre todo en el primer juego contra el equipo paraguayo.
En los seguidores del conjunto colombiano ha cundido, en las últimas semanas, una especie de espíritu supersticioso que ve, en todo, pequeñas señales que indican, como si fueran un designio, la futura victoria de Colombia de cara a la definición del torneo. “La segunda es inevitable” se lee en cientos de mensajes de redes sociales que auguran la conexión de sucesos que ligan el presente con 2001, el año en el que Colombia ganó su única Copa América.
“Acabo de ver que la copa que van a entregarle al ganador este año es la original, y la última vez que se entregó fue en 2001, a Colombia. Está muy claro, la segunda es inevitable”, dice una aficionada, mientras otro explica: “La última vez que un equipo alemán se enfrentó a un equipo español en la final de la Champions (Bayern vs. Valencia) fue en 2001. Ese año Colombia salió campeón de la Copa América. Este año, un equipo alemán se enfrentó a un equipo español en Champions (Dormunt vs. R. Madrid)... la segunda es inevitable”.
Son teorías de cientos de hinchas que ven respaldada su ilusión en el rendimiento del equipo, que ha recobrado la confianza de sus aficionados y nuevamente acercó a la selección de Colombia a la gente, algo que no se veía desde el proceso que nos devolvió a los mundiales, en Brasil 2014 y Rusia 2018.
“La sele” llegó con confianza a Estados Unidos. Lograr el título no es una quimera. Negarlo sería terquedad. El entrenador de Costa Rica Gustavo Alfaro, antes del partido del pasado viernes, explicó que nunca, durante el largo período que estuvo como colaborador en Caracol Televisión siguiendo al combinado nacional y después cuando fue entrenador de Ecuador, había visto una Colombia con tanta certidumbre de que tiene con qué pelear el trofeo.
“Veo a Colombia muy bien, creo que es la mejor versión que existe de una selección, y se lo dije a Néstor. La Federación lo hizo muy bien luego de la dura eliminación del Mundial de Catar. A veces también es sencillo reconocerle a los directivos lo que tenían que hacer. Es un equipo que está muy sólido y que tiene claro a lo que juega. Colombia nunca llegó en este estado, desde que tengo uso de razón, con esta prepotencia bien entendida de aspirar a ganar una Copa”, fueron las palabras del estratega argentino.
Tras sus dos primeros juegos triunfales, no obstante, a Colombia le llegó la hora de ratificar esa confianza que su proceso ha generado en su afición. El próximo martes (desde las 8:00 p.m., por el Gol Caracol), la selección nacional disputará el primero de sus partidos más cruciales en la Copa América cuando se enfrente a la incógnita de Brasil.
El partido es fundamental para la selección, que empieza a mirar cómo llegará a los cuartos de final del torneo y, sobre todo, necesita empezar a ganar rodaje contra los equipos más competitivos del campeonato. Los brasileños, por muchas dudas que generen, no dejan de ser un equipo de primer nivel. Contra Paraguay despertaron, llegan con urgencia de conseguir un resultado favorable y serán un buen reto para medir el aceite del conjunto colombiano.
Colombia piensa en Brasil
Hasta ahora Néstor Lorenzo ha sido muy cauto al momento de afirmar para qué está Colombia en el devenir de la Copa América. Desde el primer día en competencia, el entrenador argentino entendió la dificultad que entraña aspirar a ganar el título. Consciente de la naturaleza que tiene una empresa de ese tamaño, el estratega de la tricolor ha llamado varias veces a la calma, invitando a la prensa y a los aficionados que acompañan al equipo a no pasarse de revoluciones.
Para él, la segunda no es inevitable, hay que trabajar por ella. “No es que no estemos ilusionados, ustedes saben que estamos ilusionados, pero casi nunca gana el favorito, casi siempre se pone de favorito al que quieren voltear. Nosotros vamos partido a partido. Es más, pelota a pelota”, advirtió el entrenador.
Con esa sensatez, Colombia afronta ahora el duelo contra Brasil. Si la aspiración es ganar, el primer objetivo que Néstor Lorenzo se trazó cuando asumió como director técnico, desde el duelo contra los brasileños en adelante, todos los partidos serán finales para la selección nacional.
Con esa mentalidad se debe afrontar lo que viene en el torneo, cuyos cuartos de final empezarán a partir del próximo jueves 4 de julio e irán hasta el sábado 6. Después las semifinales serán entre el 9 y el 10 del mismo mes, el partido por el tercer puesto será el 13 y la final, el 14.
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A su partido contra Brasil, Colombia llega con el buen antecedente de su último enfrentamiento. Ocurrió apenas en noviembre del año pasado, en Barranquilla, cuando la selección nacional por las eliminatorias a la Copa del Mundo de 2026 derrotó a los brasileños, por primera vez en la historia de las clasificatorias al Mundial, con dos goles de Luis Díaz en un partido histórico que terminó 2-1.
No obstante, a pesar de ese grato recuerdo, al mirar el historial, Colombia debe asumir con humildad su enfrentamiento contra los pentacampeones del mundo, que solo por ese hecho ya merecen el mayor de los respetos. La tricolor se ha enfrentado a la verdeamarilla en 27 partidos oficiales, con un saldo de tres victorias para los colombianos, ocho empates y 16 victorias de la canarinha.
Por Copa América, el combinado nacional apenas ha ganado dos veces, en 1991 y en 2015, mientras que el saldo de derrotas es de ocho juegos, con solo un empate entre las dos escuadras.
Lejos de amilanarse, Colombia debe tomar ese mal historial como una oportunidad de cambiar la historia. Con esa filosofía llegó al torneo. La selección colombiana nunca ha sido un equipo ganador. Sin embargo, de la mano de Néstor Lorenzo la tricolor aspira a merecerse ese respeto. El objetivo de ganar el título, como trasfondo, tiene un profundo significado de que llegó la hora de cambiar el relato y, con la generación actual de jugadores que tiene, el país confía y cree que verdaderamente es posible.
Contra equipos de primer nivel, este equipo ha demostrado su valía. En los últimos dos años, desde que Lorenzo tomó el plantel, Colombia no solo ha derrotado a Brasil. Al mirar al otro lado, a la Eurocopa, sorprende encontrarse con el dato de que la selección nacional derrotó a equipos como Alemania, España y Rumania, tres combinados que terminaron como líderes de sus grupos en el torneo de selecciones más importante del Viejo Continente.
Ese registro habla muy bien de la competitividad que tiene el conjunto colombiano, una selección que aspira a seguir en lo más alto y que, más allá de la Copa América, mira al futuro, a su gran objetivo: Estados Unidos, México y Canadá 2026.
Sin embargo, hablando de su presente, desde antes de iniciar el torneo, Colombia sabía de la importancia que conllevaba asegurar el primer lugar del grupo. En una zona en la que, precisamente, estaba Brasil, mucho se habló en la previa de lo importante que sería garantizar esa primera plaza para evitar un futuro escabroso en la competición. Al menos, para evitar el peor camino posible.
Si el equipo se proyecta para pelear el título, es lógico que el seleccionado colombiano mire todos los escenarios posibles. Con Uruguay como claro dominador del Grupo C, con un saldo de dos victorias, ocho goles a favor y con apenas uno en contra, hasta el momento, es claro que la selección charrúa es un rival a evitar en una instancia temprana como los cuartos de final. Inevitablemente, mínimo, en semifinales el cuadro que dirige Marcelo Bielsa sería un escollo en el camino, pero era previsible pensar, desde un inicio, que un objetivo para el equipo de Lorenzo era evitar a toda costa terminar como segundo de la zona D.
En el otro lado del cuadro la lucha parece más decantada hacia Argentina. Los campeones del mundo aguardarán para saber cuál será su rival en la próxima ronda, y lo sabrán después de que Venezuela, Ecuador y México definan hoy los clasificados del Grupo B y el orden con el que terminará la zona, en la que el único país eliminado hasta el momento es Jamaica.
En un cuadro como el que se les presentó a los argentinos, muy diferente al que tendría que enfrentar Colombia, es fácil pensar que el equipo que lidera Lionel Messi llegará con comodidad a la final. Eso sí, en el fútbol hay imponderables y cualquier cosa podría pasar.
Es un lugar común, como aquel viejo presagio que dice que “para ser campeón hay que ganarla a cualquiera”. Hay mucho de verdad en ese dicho. Con esa mentalidad, Colombia se mide al reto de los días venideros. Afincada en Santa Clara, California, la selección nacional ya prepara los detalles finales antes de su duelo con Brasil, para el que quedan menos de dos días.
El equipo de Néstor Lorenzo empieza a jugar sus primeros partidos decisivos en el torneo y, en dos semanas, espera estar jugando la final en el Hard Rock Stadium de Miami.
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