El recuerdo del gol de todo un país

“El gol de Freddy Rincón nos dejó una enseñanza clara: más que vivir se sobrevive. Sin embargo, las dificultades nos hacen más fuertes y en el momento de encarar, en los combates diarios, podemos lograr cosas como marcarle un gol de caño al mejor arquero del momento”, comentó el periodista Farouk Caballero, autor del libro Relatos cancheros, que hace un homenaje a la memoria del Coloso de Buenaventura.

“El gol de Freddy Rincón nos dejó una enseñanza clara: más que vivir se sobrevive. Sin embargo, las dificultades nos hacen más fuertes y en el momento de encarar, en los combates diarios, podemos lograr cosas como marcarle un gol de caño al mejor arquero del momento”, comentó el periodista Farouk Caballero, autor del libro Relatos cancheros, que hace un homenaje a la memoria del Coloso de Buenaventura.

En la tarde de este martes, a la 1:45 p. m. por el Gol Caracol, Colombia tiene una cita con su historia al enfrentar a Alemania en Europa. A pesar de que la selección cafetera nunca le ha podido ganar a los teutones en cuatro duelos disputados (dos empates y dos derrotas), el 1-1 conseguido por el elenco dirigido por Francisco Maturana, por la tercera y última fecha del Grupo D del Mundial de Italia 1990, revolucionó la historia del fútbol colombiano.

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En la tarde de aquel martes 19 de junio de 1990, hace 33 años, Colombia entendió que tenía con qué pelearle a las grandes potencias en el fútbol. Más allá del deporte, además, significó un respiro y un bálsamo dentro de las dificultades sociales de la época.

La tricolor regresaba a un Mundial luego de 28 años de ausencia y tras vivir una de las décadas más sangrientas para la capital colombiana, pues “en el país las muertes estaban desbordadas desde principios de la guerra de los Mil Días y eso no frenó en el campo nunca”, agregó Caballero.

La angustia era constante tras los asesinatos de periodistas y líderes políticos, los atentados con bombas al DAS y a El Espectador, la toma del Palacio de Justicia, la tragedia de Armero y las decenas de personas fallecidas en masacres y en las guerras entre los carteles de Cali y Medellín, entre otros escenarios.

Con ese panorama, el país llegó al Mundial de Italia 1990, luego de perder la organización de la cita mundialista de 1986 por esa misma crisis nacional que se vivía.

“En ese momento, la selección de Colombia empieza a representar algo que para mí siempre es un símbolo patrio no formal porque tiene jugadores de distintas regiones. En esa nómina del 90 habían muchos jugadores del Pacífico y del Caribe, que son estas poblaciones que aportan grandes héroes a través del deporte”, comentó Farouk.

Un estilo exquisito

“Siempre nos han enseñado que somos los mejores y que estamos por encima del resto, entonces llegamos a creer ese sueño como una realidad, que se hizo incontrovertible con el Atlético Nacional de ‘puros criollos’ de Maturana que sorprendió al continente con la Copa Libertadores de 1989 y luego al mundo cuando enfrentó a un histórico Milan en la Copa Intercontinental”, mencionó Caballero.

Eso hizo que la selección de Colombia de 1990 tuviera un respeto porque era el Atlético Nacional reforzado con Freddy Rincón, Carlos ‘el Pibe’ Valderrama, Carlos ‘La Gambeta’ Estrada y Arnoldo Iguarán, entre otros. “Estabamos a la expectativa creyendo que podíamos superar Alemania y revisando el partido, en efecto, no hay una superioridad alemana. También creo que sí logramos una selección que nos llenó de orgullo, pero que además demostraba un fútbol nuevo. En su momento fue de vanguardia y que poco a poco se fue quedando... se juega como se vive”, dijo el autor de Relatos cancheros.

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El estilo, según Farouk, era un trato exquisito por el balón. En el equipo de Maturana nadie reventaba el balón, todos salían jugando desde atrás y lo hacían a uno o dos toques con un eje como Carlos ‘El Pibe’ Valderrama.

“Fue una enseñanza ver a un tipo hippie criado en un ‘cuarto de pecueca’, como le decía ‘Jaricho’ Valderrama a la habitación de su hijo, Carlos ‘el Pibe’ Valderrama, quien se bañaba en el mar de Santa Marta y al que los marineros estadounidenses le tiraban monedas y solo sabía decir “hello mister”, pero que también tenía la tranquilidad suficiente para escoger el momento exacto y la fuerza necesaria de meter un pase, como una pincelada, a otro tipo criado en Buenaventura y quien llegó desde atrás de la cancha con la fortaleza que tiene y dan las piernas criadas en la pobreza para hacer un gol de caño”, recordó el periodista santandereano.

Esa anotación, que se convirtió en el gol de todo un país, se quedó en el fútbol aparte de los gobiernos y marcó uno de los momentos atemporales más importantes para el país, que fue inmortalizado bajo las voces de narradores como William Vinasco con su “sí se puede” o Edgar Perea quien, con el sentimiento a flor de piel, aseguró que “Dios es colombiano”.

Pese a la celebración, continuó la violencia. “También hay que decirlo, los festejos nos cobran porque no estamos muy acostumbrados a la victoria. Un triunfo de esa magnitud histórica es matarnos entre sí, entonces hay mucha víctima y mucho alcohol. Eso se va a volver a ratificar en el 5-0 a Argentina en 1993. Entonces, para lo que otras naciones seguramente es festejo habitual, para nosotros es la locura y el desorden total, que también hace parte de la cultura colombiana”, sentenció Farouk Caballero.

El gol que se sigue viviendo

La clásica camiseta roja que se ha vuelto tendencia, libros como ‘Relatos Cancheros’ de Farouk Caballero, series como ‘La Selección’ de Caracol, las canciones como ‘el Pibe de mi Barrio’ de Doctor Krápula y hasta la película ‘Encanto’ de Disney han hecho un homenaje al gol de Freddy Rincón que trascendió de las canchas a la cultura popular colombiana.

“El libro justamente es un homenaje a su memoria, porque yo no construyo el libro pensando en la muerte de Freddy. Freddy muere cuando yo estoy en ese proceso de escritura. Lo que yo quería era en algún momento era que él supiera que hay mucha gente agradecida con eso y que la literatura o las artes son una manera de consolidar esa memoria”, comentó Caballero.

“Lamentablemente, fallece y fallece también muy a la colombiana con alcohol y con misterio. Mucha gente crítica que al fútbol se le da mucho palo, pero quizá hay colombianos que se sienten más identificados con un futbolista que con un presidente. Además, la fotografía del periodista José Clopatofsky es icónica”, sentenció.

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En el campo musical, Dóctor Krápula le hace un homenaje al fútbol de calle y de potrero, al igual que al Coloso, con ‘Pibe de mi barrio’. “La idea de la canción fue homenajear el fútbol del barrio. El fútbol que nos gusta, nos mueve, nos llena el corazón, el que disfrutamos y que nos parece más propio. La canción se creó cuando nosotros jugábamos fútbol en la calle con los amigos y jugando nuestro propio Mundial, sin la Fifa y los millones de euros”, aseguró Mario Muñoz, líder de Doctor Krápula para El Espectador.

“Había una fiebre por ese fútbol bonito y ese juego súper vistoso que logró cautivar al país que se juntó con esa canción. El homenaje en ese video se hace a ese gol, pero sobre todo a ese hecho de que una selección humilde haya podido igualar a la potencia en ese momento. Representó que un país entero se sentiría identificado con la canción; eso fue lo más lindo”, agregó la voz líder de Doctor Krápula.

No queda duda de que seguirán pasando los años y el gol de Freddy Rincón continuará siendo recordado como una leyenda entre las generaciones, amantes o no del fútbol, que mantienen viva la chispa de un gol que revolucionó nuestro fútbol.

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