Colombia: de la alegría a la frustración
El combinado nacional dejó escapar sobre el final la victoria frente a Uruguay y terminó sacando un empate por 2-2. El próximo martes visitará a Ecuador, en Quito.
Andrés Osorio Guillott
Humedad. Cielo gris. La cancha es más pesada. Respirar se hace incómodo. El clima no es un factor a favor. Salen los titulares del camerino. Los niños los esperan para agarrarlos de la mano y salir a la cancha. La mirada de los pequeños es la muestra más pura de la esperanza, del futuro, de la alegría.
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
Humedad. Cielo gris. La cancha es más pesada. Respirar se hace incómodo. El clima no es un factor a favor. Salen los titulares del camerino. Los niños los esperan para agarrarlos de la mano y salir a la cancha. La mirada de los pequeños es la muestra más pura de la esperanza, del futuro, de la alegría.
Jugar con la alegría de la infancia. Jugar a divertirse. Vivir con esa alegría, con esa inocencia, con esa capacidad de disfrutar con una tabula rasa, sin los prejuicios y el peso del mundo.
Puede leer: A Colombia se le escapó la victoria contra Uruguay: empate en Barranquilla
Costó. Colombia no jugaba bien. Uruguay pudo irse arriba por dos o tres goles. No había transiciones, tampoco sociedades. John Arias se veía incómodo. Luis Díaz no podía con Ronald Araújo ni Nahitan Nández. Y así apareció el 10. Volvió. Esa es su mejor versión. Incluso quien escribe este texto, que no es de su gusto, aplaude cuando James Rodríguez da el todo por el todo. Un mendigo del buen fútbol, como decía Eduardo Galeano, y cuando hay buen fútbol las diferencias quedan a un lado y las virtudes son fáciles de destacar.
Para todos los gustos. James le hablaba al árbitro. Alentaba a sus compañeros. Manejaba los tiempos. Buscaba la falta. Manipuló el reloj y la dinámica del partido a su antojo en la primera parte. El fútbol a sus pies. Como muchas veces ya había sucedido. Y con la 10 puesta recibió al borde del área, por toda la mitad, un centro de Santiago Arias. Un flashback de las mejores épocas de la Colombia de hace unos años. Se juntaron los expertos. Controló con derecha y remató con izquierda. Nada que hacer para Santiago Mele, que estaba como en su casa el arquero del Júnior y sobre la hora fue elegido para cuidar el arco de Uruguay.
Le recomendamos: Colombia vs. Uruguay: vea todos los goles del empate en Barranquilla
Gol número 27 de James Rodríguez, que está a nueve de Falcao, el máximo goleador de Colombia. Un tanto que lo llenó de confianza, porque el partido pasaba por él. Se jugaba con su inteligencia, con sus pausas y sus ideas. Había alegría en el Metro.
Alegría que parecía opacarse. Un gol de camerino de Uruguay nos dejó a todos fríos. Fue Mathías Olivera al 47’ quien igualó el marcador con un tanto de cabeza en una desconcentración en marca de Colombia en un tiro de esquina. Tres de los nuestros marcaron a un solo jugador. Y el defensa del Napoli, en solitario, empató.
La incertidumbre parecía durar poco. En el día de los 99 años de la Federación Colombiana de Fútbol había una motivación extra para ganar. Qué mejor que conmemorar un aniversario con una victoria. Y los tres puntos volvían con un gol de Matheus Uribe al 52’.
Le puede interesar: “Yo quería ganar hoy, sin importar si metía gol o no”: James Rodríguez
Un gol que resultó en un envión anímico para Colombia. Así como Uruguay pudo irse adelante en el marcador en la primera parte con dos o tres goles de ventaja, el combinado nacional pudo haber hecho lo mismo después del segundo tanto. Mejoró John Arias. Mejoró Luis Díaz. Hubo dos tiros en el palo, uno de James y otro del delantero de Fluminense. No entraba. Pero había confianza. Los dirigidos por Marcelo Bielsa buscaron responder. No renunciaron. Se veían agotados, pero no derrotados. La actitud no se negocia y no la negociaron.
Parecía que la victoria estaba en el bolsillo. Y un pase desafortunado de Fabra obligó a Camilo Vargas, que era la figura de Colombia por todos los goles que evitó, a cometer una falta en su área, y así como en el primer tiempo, por un balón dividido, vio la segunda amarilla y se fue expulsado. Un baldado de agua fría que no refrescó a los colombianos. Un totazo que revivió a los fantasmas que rodean esta doble fecha.
Ingresó Álvaro Montero, que adivinó la dirección del cobro de Darwin Núñez, pero no pudo atajar el remate, porque el delantero de Liverpool la clavó en el ángulo. ¿Un golazo de penalti? Como ese.
Se apagaron los parlantes, dejaron de sonar los redoblantes. Todos cruzados de brazos. La victoria estaba a la vuelta de la esquina y nos varamos. Se nos quemó el pan en la puerta del horno.
Le sugerimos: En video: las declaraciones de Néstor Lorenzo tras el partido de Colombia
Pese a la expulsión, una nota alta para Camilo Vargas, que de no haber sido por él habríamos empezado perdiendo. También se destacó James, que fue figura mientras estuvo en el campo. Carlos Cuesta fue el más regular en defensa. John Arias mejoró en el segundo tiempo. Luis Díaz no pierde su overol y es uno de los obreros de la selección.
Que no sea un contentillo el tema del invicto. Y que no se repita el mal de las eliminatorias pasadas de dejar escapar puntos sobre el final. Ahora la misión es Ecuador el próximo martes. Un partido en el que la altura va a influir, y en el que habrá que salir a sumar para equilibrar el déficit de puntos que dejó este empate frente a Uruguay.
“En el primer tiempo pensamos una superioridad numérica en el medio. Por momentos se dio. Nos llegaron unas cuantas veces. Hubo imprecisiones en los pases después de la recuperación y eso nos impidió ubicarnos en campo rival como nos gusta. En el momento en que mejor estábamos nos empatan. Me dejó un poco de sinsabor y nos empatan de una jugada que fue una distracción sin duda. Demasiado costo para una jugada que no tenía que ser tan peligrosa”, dijo Néstor Lorenzo tras el empate.
🚴🏻⚽🏀 ¿Lo último en deportes?: Todo lo que debe saber del deporte mundial está en El Espectador